El país de las tres F
Por Roberto Schneider
José María Paolantonio, el actual director del Instituto Nacional de Teatro, llegó a su querida Santa Fe. En visita a El Litoral recuerda la época de florecimiento para la cultura de la ciudad. El trabajo en equipo era la nota distintiva. "No era un trabajo en soledad, como he tenido muchas veces. Lo que caracterizó la época famosa de Santa Fe fue un equipo de gente joven y militante. No militante de la política, sino de militancia cultural. Por encima de la cosa política, porque había gente de la UCRI, del peronismo, del comunismo. El trabajo era conjunto y estaba bien armado. Claro, había una fuerte decisión política para hacer cultura, con varias ideas: una fuerte concatenación entre nosotros y el gobierno provincial. En ese momento el gobernador era don Carlos Sylvestre Begnis, que era un hacedor y buscaba a la gente que hiciera. En la municipalidad, el intendente era Carlos Lofeudo, una persona con mucha voluntad pero que, como él mismo reconocía, la cultura no era su fuerte. Y por eso me decía: de Cultura el intendente es usted, depositando una gran confianza".
Con pasión recuerda que por aquel entonces se dio cuenta de que era necesario hacer cosas intergeneracionales. "Cuando armamos el Festival de Música de Santa Fe -uno de los sucesos de aquella gestión, cuando llegaban el Sodre de Montevideo, José Limón, la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Juan José Castro- llamé entonces a la gente que trabajaba en música (Amigos del Arte, Amigos de la Música), que era gente grande, y los reuní en un consejo de escépticos, porque nadie creía que se podía hacer. Como yo era un loquito y dije que si Salzburgo lo hacía, Santa Fe, con la misma cantidad de habitantes, por qué no. Ese consejo era de notables y por debajo de ellos puse un comité ejecutivo, con 20 años de edad promedio. Este era el que trabajaba. Comenzó a generarse un clima de relación intergeneracional, que se constituyó en una experiencia que no es tan común. Porque cada vez nos vamos encerrando más y eso no es bueno".
De aquella época de esplendor -que por razones de espacio no puede explicitarse, pero que la historia de la cultura santafesina tiene muy bien registrada- Paolantonio tiene que ubicarse ahora en un tiempo de crisis tan grave como el que transitamos actualmente los argentinos. "Hablar de crisis en estos días en la Argentina es como decir que un enfermo de cáncer terminal tiene un resfrío. Esto no es una crisis, ya es una catástrofe. A pesar de eso, veo la realidad con un cierto optimismo. Esto no es para shockear a nadie. Creo que son las grandes crisis de las etapas de un país, como la crisis de la adolescencia, de la pubertad, de la madurez. Uno aprende de los dolores, no de las alegrías. Las alegrías se festejan, los dolores hacen reflexionar.
"Cocho" Paolantonio tiene para la Argentina una teoría: la de las tres F. "Este es un país falaz, feroz y feraz. Falaz, porque es un país muy mentiroso, vivimos tapando todo; feroz, porque es caníbal, nos comemos, el país come funciones, personas, historias, es infernal. Pero simultáneamente es feraz, porque tiene una enorme creatividad. Apenas hay un resquicio, sale gente trabajando y haciendo cosas. Son contradicciones, que se tienen que ir resolviendo. Cuando llegan los protestantes a Estados Unidos, es para quedarse; cuando los inmigrantes llegan aquí es para hacerse `la América', aunque después se quedaron y construyeron la grandeza. Somos una sociedad de otra naturaleza. Si somos inteligentes, y lo somos, esto nos va a servir, aunque no para nosotros. Va a servir para generar un estadio superior".
La convocatoria para dirigir el Instituto Nacional de Teatro fue inesperada. "Jamás pensé que me iban a llamar para esto. Es más, estaba a punto de irme a España. Después de un instituto que armamos con la gente del ex Di Tella (plásticos, músicos, semiólogos, diseñadores) nunca había tenido funciones oficiales. De manera que la convocatoria de Rubén Stella -el secretario de Cultura de la Nación- me sorprendió. Lo único que dejé en claro es que si se puede hacer política cultural, aceptaba. Hay que concretar una acción con claros objetivos, no hacer sólo una tarea distributiva de los recursos".
Sus objetivos son claros. "Creo que tenemos que servir a la consolidación y a la promoción de la actividad teatral, pero en el más amplio sentido. El Instituto debe favorecer al teatro en general, con especial énfasis en los teatros independientes. Recordemos que este instituto aparece con una concepción de un país maduro, que subsidia y atiende a las artes y las letras. Implica un intento de que el Estado de alguna manera se haga cargo de su obligación de atender las actividades de la creatividad artística. Debemos trabajar con prioridades, con metas claras, con objetivos que irán variando a medida que el país vaya cambiando. Es la tarea de conducción de un barco y a veces el puerto es móvil.
"No debe ser una gestión arbitraria. Es más política, consensuadora, orientadora. El Instituto está dirigido por un consejo, que es el que decide. Y hay un dato que es necesario aclarar. No hubo en las gestiones anteriores ningún tipo de situación fuera de transparencia. En la actualidad, nos estamos manejando con las prioridades".
Sobre las prioridades, Paolantonio no duda en decir que la Fiesta Nacional de Teatro es una de ellas. "Porque es el inventario anual de lo que está pasando con el teatro en el país. Es la única posibilidad real que tienen los investigadores, los directores, los actores y los críticos para interactuar y recibir talleres especializados que generan una creatividad incuestionable. No es sólo una posibilidad de encuentro afectivo (que también es necesario), sino que sirve para el intercambio de experiencias, que siempre son bienvenidas. Es la culminación del trabajo de todo un año. Cuando asumí, dije que la fiesta es irrenunciable".
Paolantonio está preocupado por las dificultades económicas que sufre la emblemática Casa del Teatro, que como se sabe da albergue, alimento y cuidados permanentes a actores y actrices imposibilitados de mantenerse por ellos mismos.
Conoce los problemas "por compartir parte del edificio por el funcionamiento en él de la sede del Instituto Nacional del Teatro. Estoy resuelto a ayudar a su recuperación. Este es el momento de las grandes causas solidarias, y ante la indiferencia de algunos poderosos hay que convocar a la energía de la gente que, si lo hacemos bien, será quien salvará a la Casa del Teatro".
"Desde el Instituto podemos organizar una gran exposición itinerante con todo el valiosísimo material que la Casa posee en el museo Carlos Gardel. Esa exposición sería acompañada por actos musicales, cinematográficos y teatrales referentes a Gardel y su época y servirá además para divulgar en el público en general la valiosa tarea que el Instituto Nacional del Teatro está realizando desde la época de su creación".