Nosotros: NOS-05
Nosotros

De Raíces y Abuelos

30 días de máquina a vapor

Los Biagioni llegaron desde Italia para echar raíces en nuestro país. Arar la tierra y vivir de sus frutos fue una tarea ardua. No faltaron el sacrificio, la añoranza de su país natal y el agradecimiento al que los albergó.


En una nota anterior de De Raíces y Abuelos nos referíamos a la minuciosa investigación que realizó nuestra lectora María Teresa Biagioni para conseguir mayor información sobre los orígenes de su familia.

También anunciábamos -además de suministrarles algunos datos interesantes para ahondar en nuestras raíces- que íbamos a transcribir aquel relato de los primeros Biagioni que poblaron nuestras tierras, tal como lo cuenta María Teresa.

Nuestra lectora pudo localizar los más antiguos antepasados en Italia, que se encuentran registrados en la parroquia de la localidad de Palleroso, provincia de Lucca (región Toscana), y que se remontan a las últimas décadas del siglo XVIII.

Al menos una rama se radicó en San Romano in Garfagnana, en la misma provincia, que es la correspondiente a Teresa Bertoncini y Antonio Biagioni, cuyos hijos llegaron a la Argentina en 1876 y constituyeron, hasta ahora y de lo que tengamos conocimiento, el primer grupo que pisó suelo argentino.

Sin embargo, reconoció que desconoce si otros Biagioni habían llegado a la Argentina con anterioridad a los nuestros, pero el dato primero del que pudo tomar conocimiento parte de los hijos de Teresa Bertoncini y Antonio Biagioni, provenientes de localidades como San Romano in Garfagnana y Villa Collemandina, de la provincia de Lucca, en la Toscana.

Agregó que tampoco logró saber en qué barco arribaron y de qué puerto partieron, aunque sí tiene el dato de su bisabuelo Sebastiano, de 36 años, que llegó en 1876 con su esposa Assunta Di Paolo Pennacchi y el primer hijo de ambos (su abuelo Angelo o Alfonso Antonio Angelo, tal su nombre completo), de 6 años de edad. Su pasaporte N° 93 (registro 4), del 2 de setiembre de 1876, fue expedido en Castelnuovo di Garfagnana.

El destino


Siguió contando: ``Todos ellos se instalaron primero en Las Tunas, y posteriormente partieron hacia otras colonias. Pietro, Rafaello y Anna se radicaron en Gessler; Agostino en Gálvez y Sebastiano en Colonia Aldao. En Italia quedaron Serafino, que con su esposa y cinco hijos se trasladó a Francia; y Agnese, quien permaneció como ama de llaves del párroco del pueblo''.

María Teresa encontró un documento dirigido al obispado de la Diócesis donde se informaba que ``los señores Sebastiano, Pedro Biagioni, Francisco Ceratto y Ceratto Giorgi hacen donación en beneficio de la Iglesia de las manzanas 27, 28, 33 y 34, de 95 varas cuadradas cada una, y que limitan la plaza pública del Pueblo, de esta Colonia, del Este y del Oeste, y cuyo título será otorgado por los donantes...''.

Una búsqueda productiva


Con relación a Agostino, contó que consta en apuntes de Mercedes Biagioni que ``el primero en llegar a Gálvez fue Agustín Biagioni, el 17 de febrero de 1883, luego Tonini y otros. En 1882 vinieron a arar las tierras vírgenes; dormían debajo del carro que les servía para trasladarse desde Las Tunas. En 1883 levantaron ranchos hechos de tierra y techados de paja. Alquilaron el campo Gálvez, o Colonia Margarita, por 5 años, pagando $19,20 por concesión de 20 cuadras. Después de 5 años se les cobró a razón de $46 por concesión. En 1885 comenzó a correr el FF.CC. Buenos Aires-Rosario. En 1886 hubo epidemia de cólera y se edificó la capilla Santa Margarita, nombrándose como sacerdote al reverendo padre Domingo Verile''.

En tanto, relató sobre Sebastiano (su bisabuelo) que, según el censo nacional de 1895, se encontraba establecido en Colonia Aldao, junto con la esposa y cinco hijos, siendo parte del los primeros pobladores de esta localidad fundada el 21 de julio de 1885.

María Teresa explicó que ``si bien han optado por diferentes senderos, todos ellos coinciden en un mismo punto: el trabajo arduo, fatigoso, en pos del bienestar familiar. Luchadores incansables, con sus propias manos dieron vida a las extensas y despobladas planicies. Sólo abandonaban la actividad diaria para el descanso merecido, asistir a misa o a reuniones en general''.


También reflexionó que ``mirando hoy los avances de la tecnología duele pensar en la dureza de aquellos tiempos, donde las labores se efectuaban manualmente. Pero si bien la vida no era fácil, tampoco significaba tristeza, porque la esperanza era un canto permanente en sus corazones. Conservaban sus hábitos y costumbres de origen, alternando las fiestas patrias italianas con las nuestras, que habían adoptado noblemente como propias. Resaltaban entonces las canciones traídas de tan lejos como Mazzolino di fiore, La Violetta o ésta que no se si tiene nombre, pero es verdaderamente sentida y casi un himno a la verdad de aquellos tiempos:

Dalla Italia siamo partiti;

(De Italia hemos partido)

siamo partiti col nostro onore;

(hemos partido con nuestro honor)

in trenta giorni de macchina a vapore

(en treinta días de máquina de vapor)

in quest' América siam' arrivati

(a esta América hemos arribado)

Non abbiam' trovato ne paglia ne fieno

(no hemos encontrado ni paja ni heno)

abbiamo dormito sul duro terreno

(hemos dormido sobre el duro terreno)

come le bestie siam' reposati

(como las bestias hemos descansado)

e con l'industria di noi italiani

(y con la industria de nosotros italianos)

abbiamo formati paese e cittá.

(hemos formado pueblos y ciudades).

Carlino Carlos (textual).

Con tesón y sacrificio


Nuestra lectora siguió contando que ``vinieron para trabajar esta bendita tierra y engrandecer la patria con tesón y sacrificio. Mis bisabuelos se establecieron definitivamente en Colonia Fidela, campo llano y abierto, con pocos árboles, cubierto de pajonales y gramíneas y habitado por la fauna autóctona. No se dedicaron tanto a la ganadería como a la agricultura. Al principio se ayudaban con bueyes, caballos y los rudimentarios elementos agrarios de la época. Criaron aves y cosecharon frutas, legumbres y cereales y se abastecieron de comestibles y elementos de limpieza, mediante la habilidad y elaboración propia''.

Agregó que ``el primero y fundamental escollo que debieron superar fue el aislamiento, por lo que una vez instalados se dedicaron a abrir picadas, arar huellas y trazar caminos a los efectos de facilitar la comunicación entre sus chacras y el pueblo''.

Por último, comentó que ``la realidad que comenzaban a vivir distaba mucho de la que habían dejado en la lejanía de sus orígenes: dejaron un país aún convulsionado por las guerras pasadas, que desencadenaron finalmente en la organización nacional de Italia, para afincarse en un país desconocido pero que abría sus caritativos brazos para acogerlos en su seno. Aquí volcaron su corazón y su simiente y ayudaron a convertir en activa una importante porción de la pasiva riqueza argentina''.

Escudo


El escudo de la familia Biagioni está dividido en plata (una banda de gules cargada de tres martillos de oro, los hierros en alto, acompañada -arriba- por una rosa de gules, de cuatro pétalos) y en azur (una encina, al natural terrazada de sinople y moteada de sable, sumada a su copa una garza, también al natural, surmontada por una estrella de oro, de seis puntas).

La divisa reza ``Sempre charttonore'' en cinta de plata con letras de sable.

Según las investigaciones de María Teresa Lisanti Biagioni, en el diccionario heráldico pudo encontrar los siguientes significados:

  • Azur: nombre heráldico del color azul. En dibujo no coloreado se representa por medio de líneas horizontales.
  • Banda: pieza fundamental, atraviesa desde el ángulo superior derecho al inferior izquierdo el rectángulo en el que está inscripto el escudo. Su ancho es igual a un tercio del ancho del escudo.
  • Gules: esmalte, del grupo de los colores, correspondiente al rojo. En dibujo lineal se representa por medio de líneas verticales.
  • Martillo: se representa con el golpe a la diestra y el mango en palo, mirando a la punta.
  • Plata: esmalte, del grupo de los metales. Se representa por el blanco y, en dibujo lineal, dejando el escudo o figura sin rellenar.
  • Sable: esmalte, del grupo de los colores. Se representa por el negro y, en dibujo lineal, por líneas verticales y horizontales.
  • Sinople: esmalte, del grupo de los colores. Se representa por el verde y, en dibujo lineal, por líneas oblicuas del ángulo superior derecho al inferior izquierdo.
  • Surmontada: Figura que en su parte superior tiene otra por encima de ella, pero sin tocarla. También se dice ``superada''.
  • Terrazada: colocada sobre la parte superior o terraza.
  • Mariana Rivera