Cartas a la Dirección
El rey está desnudo
Señores directores: Desde el rincón del arte escribo esto, harto de un vacío que hace agonizar el alma. El teatro independiente está vacío. Lo vaciaron de vida para ornamentarlo con "lo visual". El mensaje, lo dicho, el discurso fue amordazado por tecnócratas estetas que lo convirtieron en un florero... y para colmo sin flores. El teatro independiente dejó de tener aroma, dejó de latir, dejó de contar. Y no me refiero a un discurso único, partidista o que responda a una fracción determinada, sino al discurso humano tan amplio como un abanico, abierto para el placer del encuentro, de la comunicación del artista con el público.
El teatro independiente bajó la cabeza y en vez de colocarle una corona o un sombrero, le metieron de prepo una cubetera. El arte idiotizado por las formas nos dijo, sentenciando, que el fondo no existía, que la forma era todo y como una dictadura de lo concreto, la emoción se convirtió en ronquido agonizante, la risa en una mueca y todo lo humano se escondió detrás del decorado. Tras un discurso progresista de búsquedas y vanguardias, el público dejó de ir a presenciar lo que no entendía y en aras de la excelencia, el escenario se convirtió en un salón de exposición tan poco visitado como cualquier salón de exposición.
Y a veces me encuentro con esos iluminados "profetas de bufones" que se burlan del dolor, del humor, en definitiva del corazón del hombre. Todos ellos ahora funcionarios y jurados las 24 horas del día, con el verso de la estética se olvidaron de la ética y pienso: El teatro está vacío... El rey está desnudo...Y como el rey del cuento creyéndose valiosamente vestido andaba pavoneándose en pelotas, así estos seres andan hablando de cosas que ni siquiera sospechan, sin darse cuenta de que la forma, esa doctrina totalitarista, es parte del sistema y ellos mismos son títeres inútiles que creen crear algo y sólo repiten: "Esto está lindo, llamativo, lindo, la beca, el subsidio, el prestigio...". Sergio Cangiano. Actor, director y docente de teatro.
Jueces, remuneraciones e impuestos
Señores directores: Después de leer la nota publicada por este diario el día lunes 22 de abril del corriente, firmada por el Sr. Agustín D. Bassó, creí necesario escribir unas líneas a manera de humilde respuesta.
Sin dejar de reconocer la veracidad de los conceptos vertidos acerca de que el Art. 110 CN ("... (los jueces) recibirán por sus servicios una compensación que determinará la ley y no podrá ser disminuida en manera alguna, mientras permaneciesen en sus funciones"); establece la denominada intangibilidad de las remuneraciones como garantía de independencia del órgano judicial, y establecida en mira de la institución; no es menos cierto que doctrina y jurisprudencia extranjera han llegado a conclusiones diferentes cuando se le opone el impuesto a las ganancias.
Vale citar a Bidart Campos: "Estamos seguros de que ninguna de tales reducciones (aportes, cargas fiscales con carácter de generalidad) viola el Art. 110 y que los jueces están obligados a soportarlas como cualquier otra persona, pues de lo contrario se llegaría al extremo ridículo de tener que eximirlos de todo gasto personal para que su sueldo no sufriera merma, y por ejemplo, hasta habrían de disfrutar de los servicios públicos sin abonar la tasa correspondiente".
Tan tajante afirmación no es la única y bastaría mencionar que la Corte Suprema de los EE.UU. (a la cual la nuestra sigue casi siempre) se inclinó por la validez del impuesto, indicando además que pagar el tributo haría a los jueces ciudadanos.
¿En qué afecta la independencia del Poder Judicial el pago de un tributo al que todos debemos contribuir? ¿Tanto afecta la división de poderes, el pago de ganancias sobre un sueldo que ronda entre los 3.000 y los 8.000 (obscenos) pesos? ¿Qué opinaría J.B. Alberdi ante tantos exabruptos? Horacio A. Coutaz. DNI: 28.764.616. Ciudad.