Una oportunidad para el futuro
Hace doce años tuvo lugar la primera gran cumbre mundial para tratar los problemas de la infancia en el mundo. Entonces, dirigentes de todos los países contrajeron el compromiso de hacer de este planeta un mundo mejor para los niños. De aquella reunión salió la Convención sobre los Derechos del Niño, sin embargo todo aquel esfuerzo parece haber quedado en papel mojado.
Durante el presente mayo, 190 países se reunieron para celebrar una Cumbre especial sobre el estado de la infancia en el momento actual. Y las cosas no van nada bien. El propio secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, declaró que "es un fracaso deplorable la situación de los niños en el mundo".
Uno de cada cuatro niños vive con menos de un euro al día, uno de cada doce muere antes de los cinco años, tres millones de niños padecen sida, 20 millones son refugiados, 100 millones son explotados, 150 millones sufren malnutrición... Por no hablar de los niños que ni siquiera existen.
Según Unicef, un tercio de la población infantil no está recogida en ningún registro. Lo que parece ser un mero aspecto administrativo pasa a ser algo primordial a la hora de conocer la verdadera dimensión de los problemas de la infancia. Es imposible ayudar a alguien que no se sabe de su existencia e, incluso, es imposible que el menor pueda ejercer unos derechos que no tiene porque, en teoría, no es.
La educación ha sido otro de los puntos clave de la reunión de Nueva York. La ONU ha contabilizado a más de 120 millones de niños sin escolarizar. Todos los niños deberían tener acceso a una enseñanza gratuita, basada en la justicia, la paz, la igualdad y la democracia. Sólo así, es posible un mundo mejor, más libre y más seguro.
La educación en la salud y el respeto del propio cuerpo es otro de los grandes retos abiertos. No hay que olvidar que cerca de un millón de niños muere cada año por enfermedades de fácil tratamiento, como la neumonía, el sarampión, la diarrea o la malaria. Sin embargo, los menores más desfavorecidos tienen el problema más grave en el crecimiento de los casos de sida. No sólo por la transferencia de la madre al feto, sino por el aumento en el número de casos por transmisión sexual.
Y he aquí, uno de los mayores escollos de la Cumbre. La planificación familiar y la información sexual abrieron grandes brechas entre Estados Unidos y el resto de los participantes. La delegación norteamericana se empeñó en recoger la idea de la abstinencia sexual como medida preventiva a enfermedades y embarazos no deseados, olvidándose de los medios anticonceptivos y la posibilidad del aborto. Postura un tanto incongruente con la realidad de países y colectivos que nada tienen que ver con la postura puritana del gobierno de George Bush.
A pesar de las horas de discusión y el grosor del documento final, se echan en falta intenciones reales de que la situación de los menores mejore. Niños representantes de todas las comunidades hablaron ante la asamblea para dar sus puntos de vista y pedir un compromiso fiel de "los mayores" para acabar con las injusticias que se cometen con los más débiles. Sin embargo, los oídos de los delegados no parecían estar bien abiertos. Las diferencias culturales, políticas y económicas fueron las que, al final y como siempre, prevalecieron.
La Unión Europea, según sus propios representantes, se siente "muy decepcionada" por la falta de unidad en un tema tan serio como cuidar de la infancia, protegerla y buscar su seguridad y bienestar.
La lectura tampoco sería justa si no se destacan los avances que en estos últimos diez años se han conseguido. Se ha producido un importante descenso de enfermedades como la polio o el tétanos. Además, se han salvado miles de vidas gracias al aumento de la vitamina A y el yodo en la alimentación infantil. La calidad de vida de los menores ha mejorado, sobre todo en países de América del Sur, y la sensibilización de la opinión pública mundial es muy alta en temas relacionados con la infancia. La celebración de una reunión sobre la infancia es mejor que nada. Durante tres días los menores fueron protagonistas y se discutieron sus problemas. Lo que significa que pasaron de la indiferencia a la primera página. Gracias a eso, a muchas personas de a pie se le cayó la venda de los ojos. Hoy se conocen un poco más que ayer en qué situación sobreviven millones de niños.
Los niños son la esperanza. Los mayores desaparecerán y los niños se convertirán en mayores. En ellos está el futuro. �No se merecen una oportunidad? El 36% de la población no puede ser olvidada y apartada.
Ana Muñoz. Periodista. Centro de Colaboraciones Solidarios