Una familia de santafesinos busca prosperidad en medio de la guerra
Eligió Israel para radicarse y mejorar sus perspectivas de vida.
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Los Salomón dejan Santa Fe para irse a un país donde los atentados son moneda corriente. Los mueve la idea de un futuro mejor. Y les preocupa el conflicto con los palestinos. Pero nada los frena.
La emigración de argentinos a Israel aumentó en los últimos años y, fundamentalmente, por estos meses debido a la aguda crisis por la que atraviesa nuestro país y a la que muchos escapan por miedo a seguir cayendo aún más bajo.
Pero no todos se van porque no les queda otra. Para la familia Salomón la idea que los mueve a emprender el desafío de irse a un país en guerra es la de buscar un futuro próspero. ``Una cuestión de perspectivas, de horizontes, que acá no tenemos'', definió Diana Naymark de Salomón, psicoanalista de 43 años que se anima a enfrentar con su marido y dos hijos (Nicolás y Natasha) el temido desarraigo y los estragos de la guerra para comenzar una nueva vida.
A pesar del día lluvioso y mientras hablaban de alejarse de sus seres queridos, los rostros de Rubén Salomón (46 años) y de Diana Naymark no reflejaban tristeza ni desazón durante la entrevista. Por el contrario, fue una charla cargada de esperanzas por el futuro y preocupación por la Argentina que dejan.
Pero aclararon una y otra vez que no se van ``porque el país no da para más o porque estemos tentados por los beneficios que otorga el Estado de Israel, como suele aparecer en los medios''. Para ellos, emigrar a Israel es ``una opción, una elección de vida como lo es quedarse y resistir acá'', dijeron.
Si bien la distribuidora de artículos de librería que tiene Rubén está alicaída -como todo en este país- todavía les alcanza para salir adelante, además del trabajo de Diana como psicoanalista y como docente de música hebrea en la escuela Bialik.
El año pasado se radicaron en Israel cerca de 1.500 judíos de Argentina, cuya comunidad, con unos 200.000 miembros, es la mayor de Latinoamérica, y la quinta del mundo después de las de Estados Unidos, Israel, Rusia y Francia. Para este año se calcula un número muy superior de emigrantes.
En esa cifra seguramente estarán incluidos los Salomón, que emprenderán el viaje el próximo martes 28. No se van solos. Son nueve las familias santafesinas, todos amigos o conocidos, que tomaron la misma decisión y desembarcarán en el mismo lugar: Yokneam, una población de 17.000 habitantes ubicada en el norte de Israel, en Galilea, a 22 kilómetros de Haifa.
``Somos un grupo bastante grande que decidimos irnos. Hace años que venimos con la idea y siempre hay algo que hace el clic para que tomes la decisión final'', comentó Rubén. El clic esta vez lo hizo el país, lo hicieron los cinco presidentes que pasaron por el sillón de Rivadavia en 15 días y los incontables cacerolazos de argentinos desesperados.
Para Diana el hecho de ser un emprendimiento compartido facilita las cosas. ``La cuestión de irnos con amigos es importante por el tema del lazo social. A la hora de empezar algo nuevo, al ser compartido, nos ayudará a sostenernos'', analizó.
De todas formas son conscientes que el desarraigo va a ser terrible. ``Hay un costo alto que pagar y es dejar los afectos. Borges decía que `la Patria es la infancia', y dejar todo eso será difícil''.
Tampoco el conflicto en Medio Oriente los frena. ``No estamos diciendo que la guerra no nos toca. Al contrario, nos atraviesa, nos preocupa, estamos al tanto de lo que sucede, pero no nos detiene'', dijo Diana con convicción.
``Tengo una prima que desde hace 13 años está en Yokneam, y nos cuenta que hay lugares muy concurridos a donde no va, como Jerusalem o Tel Aviv. Pero eso de que no se sale a ningún lado no es cierto. La gente sigue viviendo, con miedo, pero el país sigue adelante y en marcha'', remarcó.
Rubén contó su propia experiencia durante su reciente viaje a Israel para conocer el país que dentro de poco será el suyo. ``Dentro del tour, estuve seis días en Jerusalén y estábamos yendo hacia uno de los shopping más grandes que hay, cuando nos desviaron una cuadra y media del recorrido porque había estallado la bomba en el café cercano a la residencia de Sharon'', relató.
Señaló que, aunque varias mujeres de su grupo se intranquilizaron, ``había mucha gente dando vueltas por el lugar que siguió haciendo sus cosas. Unos días después, cuando volví a la Argentina, me enteré que Sandra Olijavetsky -de 32 años- a quien conocí en ese tour, y que estaba pensando irse a Israel murió en la estación de Caballito (Buenos Aires) arrollada por un tren cuando intentaron arrebatarle la cartera''.
Después de recordar el hecho, Rubén se preguntó: ``¿Dónde está la seguridad?''. ``Con esto queremos decir que no hay garantías en ningún lado. No es que viajamos allá y vamos a morir seguro porque hay guerra'', agregó Diana convencida de que más temprano que tarde el conflicto bélico con Palestina verá su fin y Medio Oriente vivirá en paz.
La mayoría de los israelíes está de acuerdo con la imponente ofensiva militar emprendida por el primer ministro Ariel Sharon en los territorios ocupados por los palestinos. Pero Diana Naymark tiene sus reservas. ``La violencia por la violencia misma, no sirve'', dijo. Aunque reconoció que los israelíes estaban cansados de los atentados terroristas.
Sin embargo, opinó que ``no se puede leer un conflicto de tan larga data de manera lineal, porque hay agentes externos metidos en esto, como la política exterior del presidente de EE.UU. Uno tiene la sensación de que está todo cocinado'', sentenció.
Para ella, ``los palestinos tienen derecho a su autodeterminación, a un Estado palestino. Pero sus dirigentes no han sabido manejar la cuestión, no han sabido acordar'', observó.
Mariela Goy