Medio siglo de progreso
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Desde San Carlos Centro Bisignano S.A. provee de máquinas envasadoras a gran parte del mundo. Cincuenta años cumplió esta empresa que es líder en el mercado latino y que no reconoce fronteras en el mundo.
Todo empezó en 1952. Dante Bisignano había pasado dos años de su vida en una guarnición santotomesina cumpliendo con el servicio militar obligatorio cuando se planteó la posibilidad de instalar en el garaje de la casa paterna un taller de reparación de máquinas especiales, de la industria alimenticia.
Su único capital en aquellos tiempos lo constituían una bicicleta, algunas herramientas y muchas ganas de progresar.
San Carlos Centro por aquel entonces era un grupo de casas de colonos. Suizos, alemanes e italianos habían copado las tierras fundadas por Beck y Herzog en plena cuenca lechera. Las cremerías de la zona producían casi la totalidad de los lácteos que abastecían el consumo interno del país y Dante era el reparador más conocido del lugar.
Quince años pasaron hasta que este hijo de italianos decidió incorporar gente a su taller. Con paciencia y mucho esfuerzo había diseñado las primeras máquinas envasadoras para la industria láctea y el trabajo abundaba.
Él cree que el secreto de su éxito fue la decisión de no dedicarse a motores sino a algo que nadie hacía en la zona, "eso me dio un gran empuje con respecto a otras empresas de la zona", dice.
Con el tiempo vinieron nuevas inversiones y la búsqueda permanente de una mejor tecnología, la europea. Cada vez más gente se sumó a Bisignano, el espacio quedó chico y se compró el lugar donde ahora funciona la fábrica, la esquina de Lubary al 400.
Las envasadoras de San Carlos ya eran conocidas en varios países del mundo cuando, en los '80 el mercado interno empezó a consumir casi toda la producción de la industria. Y otra vez este visionario tomó por el camino más largo "no vamos a abandonar la exportación", dijo y tomó más gente en su fábrica para cumplir con todos los clientes.
Una gran cantidad de industrias latinas, norteamericanas y belgas tienen en sus plantas alguna envasadora o empaquetadora salida de San Carlos Centro con su correspondiente atención técnica en el lugar. La industria no tiene mayor competencia de este lado del continente y Alemania, cuna de la tecnología del packaging, mira de reojo a Bisignano que lentamente le va quitando clientes.
Hace cinco años, Dante tomó otra gran decisión: cedió acciones a sus empleados más allegados y formó una sociedad anónima. "Uno tiene una cierta cantidad de años y sabe que solo no puede seguir. Sin que medie otro capital que no sea el trabajo llamé a seis personas -entre ellas, su hijo Carlos- para que me acompañaran en esta etapa", dice este hombre que ya está jubilado, pero que preside la mesa del directorio donde se discuten las decisiones más importantes de Bisignano S.A.
"Estoy contento, sí, son cincuenta años bien recibidos de parte nuestra. Hemos hecho los deberes e invertido acá, en Argentina, buscamos estar actualizados, todo nuestro sacrificio es este, sin burocracias. Más allá de ser ahora una sociedad anónima acá cada cual tiene su función y su trabajo. El directorio es nada más que el grupo de gente que se reúne para analizar qué necesita cada área", confiesa.
Rubén Papporelli, más conocido como Tato, es el gerente general de la empresa. Él es quien supervisa todas las áreas y lleva adelante el proceso de difusión y comercialización de las máquinas en el mundo. Hace unos 20 años que trabaja cerca de Dante por lo que no es raro escuchar del orgullo que sintió en una feria alemana, hace muy poco tiempo, cuando exhibió las Bisignano junto a las mejores del mundo.
"Yo sé del sacrificio que significa llevar adelante esta empresa en este país donde nadie te da una mano. Todo el esfuerzo tiene que salir de acá. Nunca un descuento para viajar, un stand, nada. Ni siquiera los embajadores o agregados comerciales son capaces de acercarse cuando exponemos afuera aunque sea para sacarse una foto o preguntar qué necesitamos", lamenta. "Pero bueno, qué le vamos a hacer, nosotros nos hicimos conocidos por la calidad de nuestros productos, lograda sobre la base de un gran esfuerzo, y eso es lo que importa".
Tanto Dante como Rubén sueñan con que algún día los funcionarios entiendan que apoyando a la industria nacional un país sale adelante. Mientras tanto se preparan para brindar por estos cincuenta años de trabajo junto a la gente de San Carlos Centro, por este presente lleno de logros y los proyectos que día a día se hacen realidad.
San Carlos Centro fue fundada en 1858 y fue la tercera colonia agrícola del país. Está ubicada a 45 kilómetros de la capital de la provincia con una superficie de 6.300 hectáreas.
Esta ciudad, que actualmente cuenta con 10.425 habitantes tiene como denominadores el progreso y la pujanza, y no es para menos. Sus industrias atraen permanentemente a un creciente número de turistas del mundo interesados en conocer, por ejemplo, la única fundición de campanas de Sudamérica o las ya tradicionales fábricas de golosinas, las metalúrgicas o las cristalerías.
San Carlos Centro es un conglomerado urbano moderno con una atmósfera clara e incontaminada. Cuenta con varios espacios verdes donde la vida se desarrolla sin el vértigo de las grandes ciudades.
Araceli B. RetamosoFotos: Alejandro Villar