Pantallas y Escenarios: PAN-01

Señal de ajuste: Flujos en la pantalla


De la tele brota la vida, con tragicomedias y pasiones que nacen en un estudio, son continuados en otro y se propagan y modifican durante semanas en diversos canales. Es un flujo continuo que discurre como el río del cual extrajo Heráclito sus conclusiones. En esos tiempos la gente se entretenía mirando un río, y es digno preguntarse si el pensamiento de Heráclito no pudo haber sido más profundo de haber contado con un televisor, que le habría suministrado más material de reflexión que una corriente de agua.

Aquellas transformaciones que el griego observaba en la paradoja de una superficie quieta y a la vez en movimiento, podrían ser similares a los cambios que a través de los años experimentó Mariano Grondona, aunque también pueden ser definidas mediante la magnífica caracterización de Lampedusa, luego popularizada como "gatopardismo" o, según la vieja jerga, como oportunismo.

Y la vida, en esos términos virtuales, pasó por el estudio de Azul, donde Grondona, ante nuestros ojos, se habría enamorado de su nueva compañera Gisela Marziotta, una periodista que se hizo conocer como novia de Darío Lopérfido, inconfundible por su pelito corto y el mechón que cae sobre su rostro algo infantil.

La hechicera del odio


Implacable, la bella Viviana Canosa denunció el romance en "Intrusos", sólo como lo hace ella, mirando fijamente a la cámara con esos ojos hechiceros, cuyas profundidades no revelan inteligencia, sino el deseo de hacer el mal. "Sin comentarios", desdeñó el doctor desde lo alto, cuando el movilero de Rial lo encaró con la misma irreverencia con la cual tratan a un vulgar ministro.

Hubo que esperar la aclaración oficial de Grondona, siempre a través de la pantalla por donde filtran sus vidas, donde desmintió el affaire afirmando que hacía medio siglo que estaba enamorado de su esposa Elena, como si el amor fuera un obstáculo para más amor.

"Comprendí a aquellos que han sufrido lo mismo que yo", dijo, y "ahora entiendo a los heridos", reafirmó, aunque, como siempre, los descubrimientos de Grondona suenan tardíos. Inconsciente, se introdujo en el infierno cuando sostuvo que no había que entrometerse en la vida privada de la gente, alimentando así a fieras como Gianola y Morgado. En TVR, ambos proporcionaron un incisivo informe, recordando recientes violaciones a la intimidad de los notables en el mismo programa de Grondona, tales como un encuentro cariñoso en Chile de la itinerante Cecilia Bolocco con Piero, o la aproximación entre Andrea del Boca y Bernardo Neustadt, el periodista senil de quien Grondona fue copiloto durante años.

Viviana Canosa no ahorró detalles, y la propia Gisela Marziotta sería su fuente, según sugirió la bruja, ya que son detalles demasiado personales, como los ramos de rosas y las llamadas del doctor prometiéndole "mimitus", o sea que ni en intimidad deja de expresarse en latín.

La misma religión


Esta telenovela y el conglomerado de sus protagonistas, al fin, responden a un solo y mismo dios, ya que la vida en la pantalla chica es regulada por la religión monoteísta del rating. Si el pecado existió, Grondona creó las condiciones para cometerlo, ya que buscó un equipo con jóvenes para recuperar el rating perdido el año pasado, y sumó un momento de distensión al final del programa, ese estado de debilidad del alma propicio a la tentación impura. En ese instante enciende el habano, con el cual los simplificadores pueden establecer asociaciones fálicas, y que serían los mismos que condenaron al acto de fumar un cigarro como una actitud frívola. �Acaso la frivolidad sería novedosa en la sinuosa trayectoria de Grondona? �Acaso no fue igualmente un gesto frívolo de su parte el haber redactado hace unos cuarenta años el comunicado 150 de los militares azules?

Roberto Maurer