Opinión: OPIN-03 Los cien años de Leni Riefenstahl


Leni Riefenstahl, la cineasta en activo más longeva del planeta, cumple hoy 100 años sin fastos oficiales, al no haber conseguido en su agitada vida liberarse del lastre de haber puesto su talento al servicio de Adolf Hitler.

Casi siete décadas después del rodaje de "El triunfo de la voluntad", la película sobre el congreso del partido nazi, por encargo del führer, la polémica persigue aún a esa enérgica centenaria, que no se resigna a peinar canas, sino que va teñida de rubio y se pinta las uñas con un juvenil esmalte rosa.

Para Francis Ford Coppola, George Lucas o Mick Jagger, Leni es una documentalista genial, que convirtió en obra maestra el congreso con que Hitler se rindió culto. Para otros, un exponente de cine de propaganda, reflejo de su admiración por el monstruo.

Leni Riefenstahl, una mujer cuya biografía contiene material suficiente para llenar varias películas, nunca ha ocultado su "fascinación" por Hitler, que a su vez descubrió el talento de ella en la primera película que dirigió, "Das blaue Licht" -"La luz azul", de 1932, premiada en el Festival de Venecia-.

Lo que sí ha negado es haber sabido del horror que escondía el régimen nazi o haber contribuido, por lo menos conscientemente, a sus intereses propagandísticos.

Más aún: Leni sostiene que trabajó bajo coacción y que no pudo negarse a un encargo del "führer".

Sea por admiración mutua, sea por presión del dictador sobre la cineasta, Leni filmó "El día de la libertad", un documental sobre la Wehrmacht hitleriana, en 1935, así como "Olympia" -una lección de cine sobre los denominados "Juegos del nazismo", en 1936- y, finalmente, "Tiefland", en 1940.

Una nueva controversia


Ese último título la colocó, a las puertas del centenario, ante una nueva controversia: las acusaciones de la comunidad gitana por haber utilizado como extras a presos de esa etnia confinados en campos de concentración.

Leni recuerda el rodaje con cariño, rodeada de unos extras -prisioneros que había pedido a los nazis- con los que estableció lazos de amistad y a la mayoría de los cuales ha reencontrado luego, para evocar lo que -dice- fueron los mejores años de sus vidas.

Los pocos supervivientes que quedan de ese grupo -la mayoría murió en cámaras de gas, inmediatamente después del rodaje- la acusan de cinismo y le exigen reparaciones, aunque sean a título simbólico.

La controversia con los gitanos ha resurgido con el aniversario, que coincide asimismo con una serie de publicaciones, retrospectivas y hasta el estreno de su última producción, "Impressionen unter wasser" -"Impresiones bajo el agua"-, filmada en 2002, con la casi centenaria Leni buceando entre arrecifes.

"Riefenstahl" es el título de la biografía escrita por Jürgen Trimborb, publicada estos días, en que ese autor casi setenta años más joven que su personaje trata de demostrar que entre Leni y Hitler hubo algo más que "admiración inconsciente".

La cineasta trata de sortear este tipo de reproches con una mezcla de ingenuidad y lapsos de memoria.

Por una parte, presume de cineasta aún en activo, capaz de montar aún sus propias películas con modernos sistemas digitalizados. Por otra, corre tupidos velos cuando se trata de entrar en detalles y se defiende como ser "apolítico", al que sólo importaba captar la belleza, aunque ésta fuera diabólica.

Leni, nacida en Berlín el 22 de agosto de 1902, ha roto en esos cien años de vida suficientes esquemas como para que se destaque algo más que esa corta década de colaboración, entusiasta o no.

Antes que cineasta fue bailarina -pero una lesión en la rodilla le impidió seguir-, luego se convirtió en actriz de películas de esquiadores y alpinistas y finalmente se pasó a la dirección.

El ministro de la propaganda, Josep Goebbels, la condecoró por sus méritos, pero con la desnazificación llegaron las dificultades. Leni fue procesada como cómplice del régimen y quedó estigmatizada.

Leni buscó exilios insólitos. Primero, en la estilizada belleza de los nubas, la tribu africana con la que convivió, en 1973, y convirtió en portentoso libro fotográfico. Luego, en el mundo submarino, tras "iniciarse" como buceadora a los 72 años.

Leni celebrará sus 100 años en su bungaló a orillas del lago Starnberger, acompañada por un centenar de selectos "íntimos" -se cuenta con Boris Becker y el mítico alpinista Reinhold Messner.

No habrá condecoraciones ni fastos oficiales, porque en Alemania cualquier distinción a Leni sería una especie de provocación.

Sigue en el aire un proyectado filme de Jodie Foster sobre esta mujer indómita. A Riefenstahl no le gusta la idea por los peligros que entraña un retrato semejante, pasado por el tamiz de Hollywood.

"Que dejen la película para cuando esté muerta", respondía Leni, en una reciente entrevista ofrecida desde su bungaló bávaro.

Gemma Casadevall (EFE).