Medio Ambiente: MED-03 El reactor del futuro


El acuerdo internacional logrado el viernes en Tokio sobre las opciones tecnológicas para el futuro del sector nuclear prevé, dentro de 20 ó 30 años, reactores casi "limpios" y capaces de producir electricidad, pero también hidrógeno o transformar en potable el agua del mar, explica Jacques Bouchard, alto funcionario del CEA, el organismo francés a cargo de la energía atómica.

Los diez países más avanzados en la utilización del átomo civil (Argentina, Brasil, Sudáfrica, Gran Bretaña, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Japón y Suiza) seleccionaron seis opciones tecnológicas para un vasto programa de investigación y desarrollo que se pondrá en marcha en 2003.

La elección de esos seis sistemas "amplía mucho el campo de acción a nivel industrial y en el plano de las aplicaciones, puesto que hemos considerado no solamente la producción de electricidad, sino también el hecho de que los nuevos sistemas sean capaces de producir hidrógeno o desalar el agua de mar" para hacerla potable, explicó Bouchard en entrevista dada a la AFP tras terminar la reunión del Foro Internacional Generación IV (FIG).

Recalcó, en efecto, que "el hidrógeno será evidentemente el carburante de los transportes en el futuro" y que, por otra parte, "el problema de la alimentación en agua potable de las grandes ciudades se ha convertido en un asunto importante".

Los seis conceptos retenidos, que incluyen tanto los reactores propiamente dichos como el ciclo del combustible, son un reactor enfriado con sodio líquido, un reactor a muy alta temperatura, un reactor enfriado con agua supercrítica (estado entre líquido y gaseoso) y un reactor con sales fundidas.

Estos sistemas llamados de cuarta generación responderán sobre todo a nuevos criterios de rendimiento, indicó Bouchard.

"Hasta ahora, trabajamos en base a dos criterios principales que eran la seguridad y la economía. Ambas siguen siendo importantes, pero ahora tomamos mucho más en cuenta que en el pasado otros dos criterios, por una parte la duración y la reducción de los desechos, y por otra la seguridad, es decir la lucha contra la proliferación y el terrorismo", precisó.

Los diez países dejaron abiertas estas seis opciones "porque ninguna de ellas aparece como la única capaz en todo, y dado que la demanda de energía seguirá aumentando, hay que tener varias posibilidades", añadió.

Philippe Ries. (AFP)