(...) La reflexión sobre la poética de Aldo debería considerar tres órdenes: una prosodia, una métrica y una metafórica. El primer orden, el de la prosodia, incluye y nos reclama especial atención sobre los factores que hacen al cuerpo sonoro del verso, al "...cromático vuelo de la violación/ de la violeta pálida", es decir, la aliteración, las asonancias, la modulación vocálica, todo aquello que los alemanes llaman "Lautsymbolik" -simbolismo fonético-, factura y acabado, orfebrería, en una palabra, en la densidad facetada y esplendente del poema como joya.
He aquí lo que, en la obra que conocemos, "no fue fútil Fénix", el "Suceso" "que filtra el cristal infiel", he aquí "la mártir margarita mántica", las "gemas lágrimas" y los "lampos liliáceos", la "leve vibración en la vislumbre", los "lances de amor" y los "linces que del mal / lamen la mano"; porque aquí estaba (está) "friné, con franco flanco flambeado", aquí el "vaivén alado,... / la tácita / violencia del relámpago / en el palor..." del "violado / papel". Ésa es la insistencia arcaica, la reflexividad primera, una cierta constancia con que la palabra se concentra en sí, su empeño de surgencia; ése es el drama del sentido que nace; es a la vez el reclamo primigenio de la poiesis y el tejido conjuntivo del poema... �Y es sólo eso? -Escuchen el primer verso del primer poema de "Una batalla":
"Mar mar lejano pulmón de mi camisa"
Un verso que me recuerda poderosamente a aquel comienzo del primero de los Sonetos a Orfeo (Segunda parte) de Rilke:
"Atmen, du unsichtbares Gedicht!/ Immerfort um das eigne/ Sein rein eingetauschter Weltraum. Gegengewicht,/ in dem ich mich rhythmisch ereigne.// Einzige Welle, deren/ allm�hliches Meer ich bin;/ sparsamstes du von allen m�glichen Meeren,-/ Raumgewinn."
"Respirar, tú, íinvisible poema!/ Espacio del mundo puramente trocado/ sin cesar por el propio espacio. Contrapeso,/ en el cual rítmicamente acaezco.// Ola única, cuyo mar/ gradual soy; tú,/ el más moderado de todos los mares posibles, - /medranza de espacio".
El tránsito inasible, el levísimo intercambio entre la intimidad del ser, de la propia existencia y la inconmensurabilidad del "afuera", de lo abierto -en el sentido de Rilke-, se da a través de la constancia del hálito. Mas, emmme, lo que se mece en la bilabial nasal sonora, �qué es, sino el mismo susurro materno y abisal del mar?
Por cierto, no resultaría muy difícil establecer matrices de marcas fónicas diferenciales, ubicuas en la poesía de Aldo; y aunque el epónimo nos resulte inaprensible, digo, aunque el epónimo no nos sea propicio como a Saussure en sus "Anagramas", sino antes bien, se nos sustraiga; aunque los vestigios irreductibles de esa fábrica nos parezcan esquirlas prendidas al silencio, reliquias de una deflagración -palabra cara a nuestro poeta-, deflagración tan enigmática como su misma epifanía, �hay una prueba de verdad más convincente que ellas, una prueba que ellas más vehemente de realidad poética? -Muchos creemos que no, y por eso decimos que no es sólo eso. En Masaje, dedicado a su padre, i. m. -uno de los grandes poemas de Aldo-, leemos (oímos):
"La boca del hombre/ de la Mano, semicerrada,/ con delgadísima serpiente,/ chiflerraente, circula/ por el temblor crisomelánico,/ alto, de la oreja,/ y el ojo, más abajo, sesgado,/ se demencia en violeta"(...) Y luego: "La Mano, ahora, en la juntura/ invisible del dolor,/ enrizando en pelambre,/ dispara desde el arco/ de la quijada,/ su pianísimo plectro digital/ hasta la plétora/ abismal de la paleta:/ carne vulcánica,/ fuego en holocausto,/ enigma."
(...).
El segundo de los órdenes al que debería atender la reflexión sobre la poética de Aldo, es el de la métrica (...).
Con su mordacidad connatural, espetaba Stefan George a sus contemporáneos: "Ritmos libres significa tanto como blanca negrura quien no pueda moverse bien en el ritmo que ande sin sujeciones". Una afirmación que parecería expresamente formulada para tantos `poetas' contemporáneos que, regodeándose en la socorrida afirmación `no atiendo al metro en mis poemas, atiendo al ritmo, porque el ritmo es otra cosa', nos convencen de inmediato al oírlos de que, si la atención al `ritmo' consiste en esas espasmódicas sartas que ellos llaman `versos', deben padecer alguna severa afección auditiva, o -como decía un amigo mío- tener un taburete incrustado en el oído medio. En la afirmación de George "ritmos libres significa tanto como blanca negrura", el oxímoron es sinónimo de sinsentido. (...)
Todos sabemos que Aldo no cultivaba, en principio, las formas métricas, rímicas ni estróficas canónicas. Sin embargo: �hemos reparado -y si lo hicimos- hemos reflexionado lo suficiente sobre la construcción, la factura de poemas como, por ejemplo, el primero de la Epigraphica del Ehret -otro de los grandes poemas de Aldo-, cuyo final ya citara más arriba?
"Ya girado sobre el paño de otoño/ el loco corazón, en el conjuro/ vano de Aldebarán, gema cegada/ por la deflagración del equinoccio,/ elevo el sortilegio del derrumbe/ donde la calle Santa Fe de entonces/ se abría como el Lago del Averno/ y sus riberas eran sospechosas./ Despojada de mí, mi propia huella,/ por las viejas veredas arrasadas,/ borda el razonamiento mutilado/ del clamor errabundo del deseo:/ prosodia de dolor, acento de ira,/ vestigios ultrajados de la letra/ de amor radial que se quebró en la boca.// Seres de dulce impregnación -la sombra/ fugaz de la palabra y la palabra...".
Los `versos blancos' o `versos sueltos' -precisamente por no demandar rima alguna, ni consonante ni asonante- no ensordinan en absoluto su calidad de endecasílabos, de endecasílabos perfectos según las más estrictas normas de la preceptiva. Ninguno de los versos transgrede estas normas, excepto (y sólo en forma parcial) el primero. Es más: resulta extremadamente ilustrativo ver con qué acertado criterio el acento rítmico principal dominante, en sexta sílaba -una de las variantes del endecasílabo típico- deja lugar al de cuarta y octava sílaba.
Así, de: elevo el sortilegio del derrumbe (parto del quinto verso, la serie viene dada en 6ta.) pasa a: donde la calle Santa Fe de entonces(verso sexto, con acentuación en 4ta. y 8va.).
O de: vestigios ultrajados de la letra (6ta.) pasa a: de amor radial que se quebró en la boca. (4ta. y 8va.)
y Seres de dulce impregnación -la sombra (4ta. y 8va.) -último y primer verso de las dos estrofas del poema-, para volver a: fugaz de la palabra y la palabra con acento principal en sexta.
(...)
La metafórica -tipo, conjunto de metáforas- es el tercero, el último y más complejo de los órdenes a considerar en la poética de Aldo. No comprende sólo la instancia lexical, meramente elocutiva; la metafórica es "la constelación gramatical del alma" en acto, y abarca, en tanto que tal, también los demás órdenes.
La metafórica de quien quiere "ser ser de invención, no de inferencia", refiere en primer término a la base lingüística, a la lengua como sustrato. Sea en la "tierra / alta de derrota" (según el doble sentido al que gustaba aludir Aldo), en la "topografía estupefacta" de Dyrrachium, sea en el hechizo columbrado en De fascinatione (...)
�Cuál es la peculiar relación de este poeta hispanoparlante (hispanoescribiente) con el latín? �Qué tiene que dirimir a fines del siglo XX, cuatro siglos después de Góngora, un poeta iberoamericano con la lengua madre del español y de todas las lenguas romances? -Se trata ante todo de una conciencia de profundidad. Una vez le oí decir, hablando de ciertos `colegas' del entorno: "Se quedan en lo playo: no van a lo hondo, y hay que ir, flaco, hay que ir a lo hondo (de la lengua)..." La poesía sopesa sin cesar, la poesía pondera la palabra, y en esa ponderación son precisamente las napas primordiales las determinantes, las que le confieren cuerpo y densidad, y la alzan a la vez y la enaltecen, en el "élan" del arco fulgurante con que el sentido nos alcanza desde su aurora, nos atraviesa y deriva, no hacia su ocaso, sino hacia lo que aviene, aún no significado. El clinamen de la voz latina tiene en Aldo dos vertientes: no se reclina sólo en "el triclinio / venal de la memoria", no recae en el "abismo feral" del étimo, ni sucumbe a las "hijas proficuas del seno cósmico / de la Imagen" (...).