Hace meses que en Santa Fe muchas almas se preparan para recibir la Marcha por la Vida, encabezada por un trencito que simboliza el derecho al juego. Por eso se reunieron, semana a semana, las organizaciones sociales, barriales, sindicales, de derechos humanos, educadores populares que trabajan con los chicos, para que ese día los pibes de acá tengan la oportunidad de contar sus historias, para que se sumen a las de los otros, y el reclamo resuene más fuerte.
Desde el principio la comisión organizadora local propuso la fecha como un punto de encuentro. Porque en este tiempo muchas escuelas, talleres y centros comunitarios estuvieron trabajando sobre los derechos de los chicos y a partir del conocimiento y la reflexión generaron producciones: crearon instrumentos, vestuario, carrozas y pancartas, y ensayaron el himno del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo. Los trabajos se suman a los símbolos de la marcha: titiriteros, murgas, recitales y muñecos gigantes que asumen la alegría de los pibes como condición esencial.
Otros de los símbolos son el micro-escuela, que representa el derecho a la educación, donde vendrán maestros que dictarán clases a lo largo de toda la marcha para que los niños no pierdan la regularidad escolar; y los fogones y ollas populares, por el derecho al alimento.
El objetivo es claro: que sea un espacio de intercambio e integración donde se vivencie un verdadero trueque de ideas, opiniones, denuncias y propuestas entre los marchantes y los chicos de Santa Fe. Todo indica que el lunes, en el Parque del Sur, los chicos van a brillar. Y todos los que quieran pueden ser parte de este encuentro.
Producción y textos: Ana Laura Fertonani, Gabriela RederoFotos: Néstor Gallegos, Alejandro Villar, Amancio Alem, Francio Chiaroto, agencias Télam y DyN