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Una escuela también sufre desmanes en plena Recoleta

Guillermo Di Salvatore. ATADO CON ALAMBRE. Las autoridades decidieron colocar alambres de púas en la verja para evitar que los jóvenes usen el patio delantero como baño y motel.

Cada lunes los docentes encuentran un escenario desagradable en la puerta del establecimiento. Los jóvenes que frecuentan la zona los fines de semana no se privan de nada.


El frente de la escuela N° 9 Juan José Paso ha cambiado desde hace un mes, cuando las autoridades decidieron colocar -"con dolor"- alambres de púas en la verja principal.

El motivo puede sonar inverosímil, pero coincide con el insistente reclamo que hace unos días atrás presentaron en conjunto los vecinos de la Recoleta santafesina: "Estamos cansados de tolerar el caos que se genera cada fin de semana por la afluencia masiva de público y vehículos", afirmaron en aquella oportunidad.

Delia Di Cósimo, directora del establecimiento ubicado en San Martín entre bulevar Pellegrini y Obispo Gelabert, explicó que "durante todo el año venimos soportando la depredación que hacen personas que concurren los fines de semana a esta zona de la ciudad. Se sentaban en el borde de la reja e iban retirando las puntas de lanza y rompiendo los ornamentos. Luego se pasaban al patio delantero y lo usaban como motel".

La directora dijo que "fue doloroso tomar esta decisión, porque además de que arruina el frente del edificio, el alambre de púas tiene un significado muy triste, especialmente si tenemos en cuenta que a este lugar asisten niños".

Desde su colocación, al menos ya no ingresan al predio pero la vereda sigue siendo foco de situaciones desagradables: "Encontramos botellas de todas las bebidas alcohólicas, vómitos, chicos dormidos los lunes a las 7 de la mañana, orina y profilácticos usados".

Por más que los encargados de la limpieza del establecimiento higienizan bien el lugar "ya resulta imposible sacar el olor a baño público de la vereda", destacó Di Cósimo.

Y recalcó que "el lunes a la mañana no está permitido baldear en esta zona pero nosotros tenemos que hacerlo; lo que lleva un tiempo extra al personal de servicio".

Reclamos sin eco


La directora del establecimiento informó que si bien ha elevado notas para interiorizar de la situación a la Municipalidad y a la seccional 1ra. no ha obtenido, hasta el momento, respuestas efectivas. "En la policía me pidieron que realice la denuncia formal pero yo no puedo denunciar a nadie porque desconozco a los responsables de esto. Sé que hay un Código de Faltas de la provincia que deben aplicar. Y en la Municipalidad, vinieron inspectores pero sólo hicieron una constatación y nada más. Me dijeron que en el bar de enfrente no venden bebidas para que las vengan a tomar a la escuela, cuando en realidad hay kioscos por toda la zona".

Por último destacó que "lo único que pedimos es que alguien tome cartas en el asunto para preservar un bien que, en definitiva, es de toda la comunidad".