Política: POLI-02 Reabre una planta de vidrio y convoca a 200 empleados
Es una histórica fábrica de botellas que sucumbió ante la importación de envases descartables. Fue proveedora de marcas líderes. En un par de meses aspiran a estar produciendo de nuevo.


Rosario (C).- "Por ese camino que usted ve al costado de la fábrica durante los últimos años veíamos pasar camiones repletos de envases importados. Para nosotros mirar por la ventana era como ir a nuestro entierro. Juro que jamás pensé que tendríamos la oportunidad de recuperarnos. Y sin embargo parece que así será".

Al menos por un par de décadas, la planta Cristalería de Cuyo fue la mayor productora de vidrio de Rosario y la región. A su alrededor durante los años setenta prosperó un barrio entero, que de la fábrica heredó incluso el nombre. De sus instalaciones, por millones, salieron botellas para bodegas y elaboradoras de gaseosas nacionales y extranjeras. Pero a partir de los noventa, con el impulso que la convertibilidad dio a los envases descartables de aluminio y plástico, la Cristalería tuvo su epitafio. Las nulas chances de competir la dejaron inactiva en febrero de 2001, en el marco de un proceso que siete meses más tarde se completaría con la quiebra.

Convocatoria


Al momento de cerrar la fábrica daba cabida a 300 operarios, la mayoría vecinos que durante los últimos 16 meses soportaron la amargura de la desocupación y la incertidumbre. Hace un par de semanas estas personas empezaron a ser convocadas para formar la futura dotación de personal. El anuncio es que el mayor horno de la fábrica, un coloso por el cual en su momento se invirtieron 5 millones de dólares, se encenderá en febrero. Y que, en forma progresiva, se irá incorporando el mismo plantel desafectado con el cierre. Entre ellos no son pocos los obreros que bordean los 30 años de servicio.

Enclavada, pues, en el barrio Cristalería, la fábrica de Baigorria 2657 fue adquirida en un remate al final del proceso de quiebra por la firma mendocina Emprendimientos del Valle. Los compradores ofrecieron 510 mil dólares y la cancelación de las deudas provinciales y municipales del predio de 3,5 hectáreas que ocupan sus instalaciones. Ese monto actualizado asciende a 1.500.000 pesos.

Algo de historia


El hombre que veía pasar los envases de vidrio importado por avenida Circunvalación se llama Miguel Rivas, tiene 45 años y trabajó 25 en Cristalería. Ahora es el jefe administrativo que llama por teléfono a sus antiguos compañeros de la planta para reincorporarlos. "A fines de los 70 los camiones brasileños traían bananas y se iban de acá cargados de botellas. Era una época dorada en la que llegaron a trabajar 600 personas. Por eso, tras tanto padecimiento, fue muy emotivo el martes pasado cuando se abrió el candado del portón principal cerrado el día de la quiebra", resaltó.

El encarecimiento del aluminio y los plásticos es el motor de la producción del vidrio para las empresas elaboradoras y embotelladoras de bebidas. Inaugurada en 1960, Cristalería de Cuyo conoció altibajos productivos pero no mucho antes de cerrar proveía de envases de vidrio a gigantes como Coca Cola y Pepsi, o a marcas de whisky como Old Smmugler o Criadores, o a ginebra Bols. El cierre del mercado importador que la liquidó y el aumento explosivo de los derivados del petróleo volvieron a hacer atractiva la elaboración de los envases de la cristalería. El presidente de Emprendimientos del Valle, Hugo Ballester, indicó que la fábrica destinará producción a marcas líderes de cerveza y abastecerá a distintas bodegas de Mendoza.

La planta tiene dos hornos. El último tiene un valor de 5 millones de dólares y el funcionamiento para la producción de envases a gran escala, con la recuperación de la planta de decorado que elabora los logos sobre el vidrio, requiere al menos 300 trabajadores. La previsión de la nueva firma es, en principio, incorporar a 200.

Un testimonio


El histórico jefe de la planta de producción es Roberto Viglietta, un campechano ingeniero de 55 años que tiene 31 de antigüedad en la fábrica. El Litoral con él recorrió el interior de los hornos que arden a 1.500 grados centígrados, las máquinas de soplado y de elaboración de envase, la planta de decorado, las secciones de lavado y de embalaje y el área de motores y compresores. En el inmenso predio pueden verse montañas de packs con millares de botellas flamantes -sobre todo de Coca Cola- que no llegaron a venderse.

Casi sin abandonar la sonrisa, Viglietta explica que los primeros reincorporados son los trabajadores de mantenimiento, que desde el lunes deberán limpiar y acondicionar instalaciones y maquinaria. El primer horno, que precisa 12 días para estar a punto de producción, recién será encendido en febrero. Ocurre que apenas se iniciaron las gestiones para la provisión de servicios de energía y gas que, previsiblemente, están cortados desde antes de la quiebra.

A Viglietta le había tocado en febrero de 2001 la desdichada misión de "sangrar" el horno, es decir, apagarlo en forma correcta, lo que es un trabajo casi de relojería. Por eso ahora, pese a sus tres décadas en la fábrica, aguarda ver la planta como la conoció.

"Es que realmente una elaboradora de vidrio no para nunca. El horno trabaja 24 horas los 365 días del año. Aquí la demanda de personal no es tanto por la exigencia de las máquinas sino porque la necesaria rotación en un sistema que no descansa exige operarios todo el tiempo. Esto tiene mucho colorido en movimiento", subraya con la porfiada ilusión de que las máquinas de los galpones y el par de chimeneas a su espalda vuelvan rápido a la vida.

Cirujas, de parabienes


La conducción administrativa de la ex Cristalería de Cuyo descuenta que la reapertura de la planta generará regocijo en un sector informal de la economía: las personas que viven del cirujeo y caminan toda la ciudad buscando envases. Es que la demanda de vidrio de botellas usadas para renovar materia prima, en la fábrica, es de 120 toneladas diarias. "Y las bodegas, por ejemplo, no tienen forma de recuperar envases una vez que los liberan al mercado. Los únicos que hacen ese trabajo para nosotros son los cirujas. Por lo que descontamos que los necesitaremos", afirmó un empleado del sector.