Un espectáculo para recordar
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Si bien todo el relato es la travesía de Frodo para llegar a los torrentes de fuego de Sauron, para destruir el anillo, esto aquí es confrontado con lo que hacen los restantes personajes.
Así, Peter Jackson establece tres acciones básicas: el avance de Frodo, su inseparable amigo Sam y la criatura que posee los detalles del camino, Gollum/Smeagol, y también el fuego de la lucha entre lo bueno y lo malo. A su cargo está una de las escenas más conmovedoras, cuando las dos tendencias luchan dentro de sí (logro debido a Weta Digital, por la construcción de este personaje basados en los movimientos y la voz del actor Andy Serkis), y el final de esta segunda entrega, adelantando el tono del epílogo.
Otra es mostrar el andar del grupo de Humanos y Elfos, con Aragorn, Lagollas y el enano Gimli y sus batallas contra las huestes de la banda Uruk-hay. Pero aquí también están las huellas del amor, de lo perecedero de todo lo terreno y de las contradicciones que emanan del mismo poder que pugnan por tener, sabiendo que es la única forma de salvarse pero también la puerta para entrar en otra batalla, mucho más difícil, que es que los involucra como Humanos.
El tercer frente de este relato es el Mal, encarnado por el mago Saruman, que entrará en lucha con el reencontrado Gandalf, mientras los hobbits Merry y Pippin encuentran al árbol parlante y se acercan también a la gran batalla en los Abismos de Helm, una fortaleza de piedra, que será el escenario de una de las batallas mejor filmadas del cine. Son 45 minutos de espectáculo, en donde toda violencia y sensacionalismo sangriento es negada, para dar paso al despliegue bélico, a la imponencia de los desplazamientos y a la estrategia de los ejércitos y, de paso, al humor de mejor cuño.
En el mentado debate acerca de la literatura y el cine, "El Señor de los Anillos" propone quizás el mejor ejemplo de cómo realizar ese traslado respetando no sólo el espíritu, sino también el sentido mismo de la obra. Cabe preguntarse ahora dónde está la creatividad de Peter Jackson y sus guionistas, cuál es el aporte de su propia mirada. Para responder esto habrá que esperar la última entrega y tener la obra acabada. Por ahora, ese talento se aplicó a transformar en imágenes memorables todo lo escrito, a tal punto que será imposible imaginarlas de otra manera.
Un párrafo aparte merecen las actuaciones, todas equilibradas y en su exacto punto. Pero en Frodo ya se advierte el paso de la experiencia, su rostro ya superó el asombro para darnos la encrucijada en que vive. Elijah Wood hace de esto una composición admirable, así como lo es el aporte musical de Howard Shore.
("The Lord of the Rings: The Two Towers", Estados Unidos/Nueva Zelanda, 2002); Dirección: Peter Jackson; guión: Fran Walsh, Philippa Boyens, Stephen Sinclair y P. Jackson, sobre la novela J.R.R. Tolkien; fotografía: Andrew Lesnie; música: Howard Shore; montaje: Mike Horton y Jabez Olssen; escenografía: Dan Hennah y Alan Lee; arte: Joe Beakley, Dan Hennah, Philip Ivey, Rpb Outtserside y Mark Robins; vestuario: Ngila Dickson y Ruchard Teylor; efectos especiales: Digital Domain y Weta Digital; Intérpretes: Elijah Wood, Ian McKellen, Liv Tyler, Cristopher Lee, Viggo Mortensen, Sean Astin, Cate Blanchett, Billy Boy, Orlando Bloom, Dominic Monagham y John Rhyss; duración: 179m. Presentada por Warnes Bros en Cinemark.