Información General: INFO-02 Pavos reales en sierra cercana a Mar del Plata
Las atractivas aves deambulan en un predio, rodeadas por perdices griegas, faisanes y flamencos. Es en Sierra de los Padres, a 25 km de La Feliz.


Entre noviembre y febrero en la Sierra de los Padres, unos 300 pavos reales, presentes en la mitología y el folclore de pueblos orientales, levantan en arco sus portentosas colas de hasta 150 plumas y buscan que las hembras de su especie acepten ser fecundadas.

Desde siempre admirados por su belleza y cazados por su carne, ahora son también un adorno viviente en parques y jardines. Hay dos especies: el indio Pavo Cristalus de Ceylán e India y el pavo real, Pavo Muticus, que tiene una distribución más al este y se encuentra en Birmania, Tailandia, Indochina, la península Malaya y la isla de Java.

Claro que para observarlo con detenimiento no hay que ir tan lejos, al menos por ahora, ya que a escasos 25 kilómetros de Mar del Plata, en la Sierra de los Padres -llamada así por un asentamiento fugaz de jesuitas- las atractivas aves deambulan en un predio de siete hectáreas rodeadas por perdices griegas, faisanes y flamencos.

En la Casa de los Pavos Reales, bajo la sombra de pinos, eucaliptos, aromos, cedros, fresnos y olmos y donde vuelan calandrias y zorzales, es posible escuchar el graznido característico, y ciertamente llamativo, de estas aves que tanto prodigaron a la simbología de muchos pueblos.

Mientras para los chinos de Taiwán es un jardín al que van los recién casados en la isla del Sol y la Luna, para la medicina tibetana puede ser fuente de curación, ya que diestros médicos de esta tradición sanadora lo utilizan y para los kurdos es un mensajero divino.

Para la mitología griega, heredada por Occidente, el pavo real es el ave favorita de Juno, la celosa y vengativa esposa de Zeus, quien al encontrar muerto por Hermes al servicial Argos, toma sus cien ojos y los pone en la cola de plumas de su ave favorita.

También se dice que con las gotas de sangre de Argos a modo de piedras preciosas, adornó la cola del pavo real que pasó a ser, con el despliegue vanidoso de su cola, su ave emblemática y, como no podía ser de otro modo, también constelación en el cielo.

La mitología


Todo empezó cuando Zeus, encaprichado con la ninfa Io, sembró sospechas en su esposa Juno. Celosa, la diosa la convirtió en ternera y la puso al cuidado de Argos, un excelente vigilante que tenía cien ojos diseminados por todo su rostro y cuerpo.

Para ayudar a Io, Zeus se valió de Hermes, el más astuto y hábil de sus hijos, quien con música, cantos e historias consiguió que Argos cerrara los 50 ojos que mantenía abiertos, ya que el gigante dormía solo con la mitad de ellos. Así consiguió matar a Argos y liberar a la ninfa.

Todo eso se puede recordar al mirar el detalle del "ojo" que aparece en el extremo de cada pluma, con azules y verdes dorados, o completamente blancas.

Otras tradiciones verán otras cosas en el llamativo diseño.

Dicen que los hindúes asocian ese ojo con la ubicación de los chakras en el cuerpo humano.

Para la naturaleza, todo esto no tiene más objeto que llamar la atención de la hembra, que parece opinar que no es suficiente, cuando el macho inicia el cortejo con el despliegue completo de su cola en un vistoso abanico y la hace vibrar en intervalos produciendo un sonido suave de cascabel.

La pava demostrará su aceptación echándose al suelo, y entonces el macho, como para evitar que ella cambie de idea, arremeterá en corta carrera y la cubrirá con la cola desplegada durante el apareamiento, precisamente en el tiempo que va de noviembre a febrero.

Son aves exóticas los pavos reales, criados al pie de la Sierra de los Padres, una irregular formación que alcanza una altura de 200 metros sobre el nivel del mar y que pertenece al sistema de Tandilia, el plegamiento orográfico más antiguo del mundo.

Acompañados por perdices griegas, faisanes de collar, gallinetas de Guinea, se disfruta ampliamente del colorido plumaje de los pavos reales en ese ambiente, pero es inevitable la pregunta sobre el sabor que tendrán las otras aves exóticas servidas como en los cuentos de príncipes. (Télam).