Serrat como en casa: "Las malas rachas se acaban"
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Joan Manuel Serrat exhortó ayer a los argentinos a exigirle una rendición de cuentas a los gobernantes, pero en un marco de autocrítica y, de paso, extendió el "pase de factura" a la dirigencia y al técnico del club de sus amores, el Barcelona de España.
La conferencia de prensa, convocada inicialmente para hablar de su disco y su gira, mutó por momentos en reflexiones políticas, tanto sobre la Argentina como el "Barsa", a raíz de la pretensión de la prensa de conocer su opinión acerca de dos de sus mayores afectos.
Así, mientras instó a exigir explicaciones a la dirigencia argentina, dijo que la campaña del Barcelona "es un desastre", que la cúpula del club debe irse y que el técnico Louis Van Gaal sería buen entrenador pero para el Ajax de Holanda o el Real Madrid, eterno rival del equipo de sus amores.
El célebre cantautor catalán, vestido de jean, remera gris y saco al tono, recibió en un hotel del centro porteño a la prensa local, tras debutar con sus conciertos en la Argentina. Allí se vio a un Nano distendido y, tal lo que sucede desde hace largos años, cómodo como en su casa. Por ello no eludió opinar sobre la situación de la Argentina.
Y así comentó que "el gobierno, la situación económica, la bancaria, la de los jubilados, maestros y empleados públicos, jueces y funcionarios es muy parecida a la que había cuando estuve aquí en ocasión de la Feria del Libro", el año pasado, cuando la crisis estaba en uno de sus mayores picos.
Consultado sobre si éste es el país que los argentinos merecen, contestó que "es el que tienen, no se lo han hecho. Realmente la situación del país es el resultado de su propia historia, no ha caído un rayo divino que castigara a esta tierra de manera desproporcionada".
"La única manera de rectificar las cosas es reconocer dónde uno está parado. Si pensamos que esto es un castigo que alguien nos tiró encima, va a ser difícil", acotó, exhortando a una virtual autocrítica.
Hablando en primera persona, como un argentino más, Serrat profundizó en esa línea cuando dijo que "debemos mirarnos en el espejo y vernos como realmente somos, más que mirar por el canuto y vernos como nos gustaría ser". Pero también, aunque evitando caer en la tentación del "que se vayan todos", enunció que "aquí hay que pedir cuentas a todos los responsables de la administración a lo largo de muchísimos años".
Acerca de la actualidad del equipo bleugrana, fue lapidario: "Es un desastre. Esto afecta nuestro mundo sentimental, a nuestro libro de cromo, a nuestras estampas de niño, y afecta a la camiseta en la que nuestra mamá nos cosía el nueve en la espalda, a esos objetos fundamentales en nuestras vidas, sin los cuales no seríamos nada", amplió.
Sin dar tregua a las críticas, Serrat dijo que "es una tristeza encontrarnos con un equipo como el Barcelona en una situación penosa, en la que tenemos unos dirigentes que tampoco hay quien los mueva", sostuvo. "Estos (por los dirigentes) también están pegados y no muestran las más mínima disposición en mirarse al espejo, en reconocer sus desastres y de ser capaces de salir, demostrando, al menos al final, una dignidad que no tuvieron nunca. Al menos dejar la dignidad de su huida", enfatizó al referirse a la conducción del "Barsa", encabezada por Joan Gaspart.
En cuanto al entrenador holandés Louis Van Gaal, el célebre cantante, sin esconder una pizca de ironía, aseguró que "es un grande... es un gran entrenador para el Ajax (de Holanda)".
En cuanto a lo estrictamente musical, recibió el Disco de Oro por ventas en la Argentina, superando las 20 mil copias de la placa Versos en la boca. "Pretendí hacer once canciones que se explicaran por sí cada una de ellas, y al mismo tiempo creo que hay una relación entre todas ellas", comentó.
Sobre cuál tema del CD se ajustaría a la Argentina, afirmó que seguramente La mala racha, y ojalá sencillamente fuera eso, pues las malas rachas se acaban si uno pone remedio a las historias. Se acaban si los que las causan desaparecen, si los motivos que las producen se modifican, si los rumbos se rectifican o si el tejido social se consolida. Pero si nos quedamos esperando que la Providencia venga a salvarnos, puede ser que la Providencia sea un palíndromo, usado", espetó. Serrat aclaró que las letras de los temas "las escribo para mí, soy bastante egoísta. Si lo hiciera para el público, haría unas `cagadas' impresionantes".
El cantautor catalán Joan Manuel Serrat retomó en el porteño teatro Gran Rex su fervorosa relación con el público local en el primero de una serie de catorce recitales que brindará por la Argentina para mostrar su más reciente álbum, Versos en la boca.
Ataviado con pantalón y remera negra y saco gris, el trovador recibió la primera lluvia de afecto apenas pisó el escenario, un par de minutos después de que la contenida banda de cinco integrantes abriera la velada con un pasaje instrumental.
Eficazmente secundado por la mano maestra y cómplice de Ricard Miralles, jugó de local ante el incondicional afecto de la platea (integrada por personas maduras y acomodadas, entre las que se contaron el aplaudido Víctor Heredia y el ex Caballero de la Quema Iván Noble), luciendo una correcta performance vocal que adornó con aplomo interpretativo. Serrat basó buena parte de su actuación en repasar los temas de Versos en la boca, el último disco de su prolífica cosecha.
"Estamos felices de poder compartir con ustedes estos Versos en la boca. Muchas gracias por haber decidido invertir esta noche única e irrepetible de sus vidas en compartirla con nosotros", saludó el artista en la primera de sus pocas alocuciones de la velada que, esta vez, estuvieron ayunas de referencias a lo social y a lo político.
Con el público negándose a que llegara el final del concierto, Serrat y su quinteto repitieron varias veces el ritual de irse y retornar a escena, en un tránsito que permitió apreciar Sin piedad y tres gemas de su repertorio: Cantares, Pueblo blanco y Lucía.
Aún lejos de sus épocas de gloria como creador de canciones que atravesaron el tiempo y fueron una síntesis de poesía, belleza, testimonio y agudeza, Serrat consiguió con Versos en la boca (de lo mejor que ha registrado en la última década) recuperar señales de un discurso propio que, sustentado en aquel luminoso legado, completa un menú de excepción para un público que lo adora.
Serrat actuará en seis ciudades argentinas, entre las cuales no figura Rosario. "La respuesta la puede dar el intendente de la ciudad", contestó el artista cuando le preguntaron el motivo de la exclusión.
El secretario municipal de Cultura de Rosario refutó esa sugerencia, y si bien reconoció las gestiones con un intermediario, precisó que los espacios propuestos, tales como el Anfiteatro Municipal y el Hipódromo, no fueron aceptados por los representantes de Serrat, que pidieron el Monumento Nacional a la Bandera.
La solicitud fue rechazada porque se trata de un espacio público, cuyo cerramiento para cobrar entre 30 y 40 pesos es una condición contractual que el municipio no acepta.