Rosario (C).- Dos jóvenes golfistas que entrenaban ayer durante la tormenta desatada a la tarde fueron alcanzados por un rayo que les provocó una muerte instantánea. Las víctimas tuvieron una decisión fatal al intentar guarecerse de la lluvia que se desencadenó a las 18: se refugiaron bajo un pino de quince metros de altura que recibió de lleno la descarga eléctrica. A los deportistas los encontraron un rato después, desvanecidos al pie del árbol, como si estuvieran dormidos.
Ocurrió en las instalaciones del Rosario Golf Club, en la calle Morrison al 9800, en el barrio de Fisherton. Ariel Licera, jugador profesional de 23 años, practicaba junto a un jugador aspirante, José Centurión, de la misma edad. Ambos estaban a 500 metros del club house, a la altura del hoyo 12, en el magnífico campo que tiene la entidad.
"Estaban practicando en un momento en que no se debe jugar, con lluvia, la recomendación es no salir a los links con tormenta. E hicieron lo más desaconsejable en estos casos, que es ponerse debajo de un árbol. Para colmo portando los palos de golf, que son de metal cromado, lo que actúa como conductor de electricidad", se lamentaba ayer a la tarde un dirigente del Rosario Golf Club.
El rayo que cayó en el predio fue percibido como una explosión poderosa por quienes se encontraban en el club house, donde están las oficinas del predio. Aunque nunca imaginaron el desenlace fatal. Los dos muchachos permanecieron jugando una hora después de iniciada la llovizna que, para ese lapso, era muy leve. Cuando cayó el chaparrón los demás golfistas habían abandonado el campo. Un rato después un caddie, al amainar el aguacero, encontró los dos cuerpos, tendidos boca arriba, como si estuvieran descansando. La llegada de la ambulancia sólo fue oportuna para que los médicos constataran el deceso de los jugadores.
De los dos, Licera era el que más se había destacado en el golf. Había participado en cinco torneos y ocupaba el puesto 43 del ranking del Tour de las Américas. En los dos primeros meses del año tomó parte de torneos en Panamá, Costa Rica y Guatemala.
Los socios lo recordaron como un jugador de temperamento humilde y por su promisoria proyección. José Centurión había llegado a la categoría de aspirante y jugaba en el Jockey Club de Rosario.
Un muchacho de 19 años y su caballo, que había sido atado a una columna de hierro del alumbrado público, murieron electrocutados en Villa Gobernador Gálvez, al sur de Rosario.
El hecho se produjo en las inmediaciones de las calles Pueyrredón y Magallanes, donde el joven, identificado como José Luis Ojeda, había atado su caballo a una columna, con una cadena.