Desde hace tres años, Naike Oneglia, ingresó al mundo de las danzas clásicas de la mano de su mamá. "Ella fue la que un día me sugirió ¿por qué no probás bailar clásico?, ya que hasta ese momento me dedicaba a las danzas jazz", cuenta Naike, deslizando una sonrisa al hablar con Nosotros.
Sus primeros pasos los dio a los 9 años en un instituto privado de Santa Fe, para después continuar con sus estudios de baile en el Centro Cultural Provincial, bajo la conducción de la profesora María Elizabeth Sture, directora del Seminario de Ballet, dependiente de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia.
"Me habían dicho que tenía condiciones. Pero, la verdad es que no sabía que iba a obtener estos logros", recalca.
Todo esto sumado a los premios que, poco a poco, fue recibiendo al participar en distintos concursos a nivel provincial se convirtieron en un importante incentivo para que la pequeña siga construyendo su propia carrera.
A principios de febrero de este año, Naike tuvo la oportunidad de participar en el Certamen Interamericano de Danzas Punta del Este 2003 (Uruguay), presentándose en la categoría Juvenil I -integrada por bailarinas que tienen entre 12 y 13 años-. Aquí bailó como solista en las cuatro formas de baile -clásico, neoclásico, libre y de repertorio- y en todas sus actuaciones obtuvo el primer premio y medalla de oro.
Así fue como en dos ó tres minutos -de acuerdo al límite de tiempo que se estipula para cada concurso-, Naike demostró lo que sabe hacer en danzas clásicas.
Desde que ingresó al mundo de las danzas, las novedades y sorpresas empezaron a cambiar el rumbo de su vida. En el mes de agosto del año pasado, una gran oportunidad hizo realidad un sueño muy añorado por más de una bailarina.
En esa fecha, la pequeña de 12 años participó del Gran Latinoamericano de la Danza que se realizó en Córdoba. Ahí ganó el primer premio y junto con éste obtuvo una beca para estudiar en el Instituto Superior de Arte de Bordeaux en Francia.
El 3 de marzo partió de viaje hacia ese país, gracias a que en los tres bailes que participó como solista ganó medalla de oro. "Esta beca es por un año y existen posibilidades de que me quede más tiempo y pueda ingresar a un ballet, si es que todo anda bien", relata Naike.
Las chicas becadas por esta institución provienen de distintos países del mundo y se encuentran alojadas en el mismo instituto. Aquí reciben educación, estudian danza y realizan un curso acelerado de francés porque en tres meses tienen que hablar de forma correcta. Desde esta institución "invierten 10 mil dólares en cada una de ellas", destaca el padre de Naike, Miguel Angel Oneglia.
Por lo tanto, "lo único que teníamos que pagar es el pasaje". Sin embargo, "conseguimos que la Fundación Antorchas se haga cargo del costo que tiene este traslado", agrega Miguel.
Junto a esta importante oportunidad, varios cambios se fueron generando en la actividad diaria de esta bailarina. Tuvo que empezar con sus clases de francés en Santa Fe antes de salir de viaje, para ir adquiriendo algunos conocimientos de idioma que le permitan mantener una comunicación.
A la vez que debió seguir con su arduo entrenamiento para no dejar nada librado al azar. Durante el año, baila aproximadamente entre 6 y 7 horas diarias. Cuando está en época de clases, "almuerzo en el colegio y de ahí me voy directamente a danzas hasta las 8 de la noche, más o menos. Es bastante sacrificado, pero ya me acostumbré", agrega la bailarina.
Desde hace unos años, viaja en los meses de verano a Buenos Aires para hacer algunos cursos de baile en el estudio de Julio Bocca. Durante estas vacaciones asistió a esta academia y también se perfeccionó en el estudio de Maximiliano Guerra.
Según cuenta Naike, hay que respetar algunos condicionamientos al ingresar a este mundo. Por ejemplo, "recién a los 12 años podés bailar en puntas de pie". Antes de esta edad, "al bailar danzas clásicas lo hacés en media punta".
A raíz de que ya luce sus jóvenes 12 años es que participó del certamen que se llevó a cabo en Punta del Este, con la finalidad de que al llegar a Francia contara con un concurso de baile en punta de pies ya concretado. "La verdad es que no me resultó difícil. A muchos les cuesta un poco pararse en punta; pero yo me acostumbré enseguida", recalca la niña.
Como es lógico, con el paso del tiempo, la mayor experiencia y la participación en distintos espectáculos, Naike ha perfeccionado su técnica en el baile. "Veo los videos en los que yo tenía 9 años y me parece que era un desastre como bailaba. Ahora me doy cuenta que he mejorado bastante".
Después de un tiempo de estar dedicada a esto, "puedo decir que la danzas clásicas me gustan mucho. Si bien al principio me parecía que iba a ser un poco aburrido, ahora estoy muy contenta con lo que hago", menciona detrás de su tímida mirada al finalizar esta charla.
Tanto los padres como Naike saben que esta oportunidad no se le presenta a todo el mundo, y por eso la tiene que aprovechar al máximo.
Sin embargo, tener que dejar los afectos no es para nada fácil. "Sólo pienso que cuando vamos a Buenos Aires a bailar nos quedamos unos pocos días y a veces nos ponemos a llorar porque extrañamos. Ahora que sé que por un año me encuentro en un lugar mucho más lejos, no sé que voy a hacer", dice la bailarina.
Por su parte, los padres también manifiestan su alegría por estas nuevas puertas que se le abrieron a Naike. Pero no saben cómo van a ir llenando este vacío que Naike ha dejado. "Sólo tendremos que esperar cómo se van dando las cosas en la medida que ella se adapte. Mientras todo esto sea para el bien de nuestra hija, pensamos que lo tiene que hacer", agrega el padre.
A partir de ahora, los papis de Naike ya se las ingenian para utilizar distintas herramientas de comunicación que les permita mantener un contacto constante más allá de la distancia física.
Nombre: Naike Agostina Camila Oneglia
Edad: 12 años.
Rutina diaria: Hasta el año pasado, durante el período lectivo asistía a la escuela hasta el mediodía -almorzaba en la institución- y de ahí se iba a bailar danzas clásicas hasta la noche. En el verano, además de bailar en Santa Fe, aprovechaba para realizar cursos en Buenos Aires.
Actividad escolar: Hizo hasta 6° año en la escuela San Cayetano de nuestra ciudad.
Vida familiar: Es única hija y vive con su papá Miguel y su mamá Silvia.
Ivana ZilliFotos: Familia Oneglia