Sucesos: SUCE-01

Violento motín en la Alcaidía de Jefatura

Danilo Chiapello. MÁXIMA TENSIÓN. Los internos alcanzaron al juez una nota reclamando una serie de beneficios.
Al cierre de esta edición los presos aún mantenían de rehén a un celador. Unos 170 presos se amotinaron en "La Piojera". Tienen a un policía de rehén. Piden a cambio traslados y mejoras en las condiciones de alojamiento. Para ello el juez Costa sustancia un habeas corpus correctivo.


Unos 170 presos alojados en "La Piojera" de la jefatura protagonizaron esta mañana un dramático motín, el que incluyó la toma de un rehén, en una revuelta que hasta el cierre de la presente edición aún no había sido superada.

Todo comenzó aproximadamente a las 8, cuando el sargento primero, Miguel Ovejero, quien se desempeña como celador en la Alcaidía de la Unidad Regional I, cumplía con una de las recorridas y fue sorprendido por uno de los internos.

El captor fue identificado como Carlos Elio More, de 27 años, el que había llegado recientemente a "La Piojera", trasladado desde la cárcel de Las Flores por tener serios problemas de convivencia.

Armado con un cuchillo, More redujo rápidamente al sargento y en cuestión de segundos tomó el control del recinto de captura que actualmente aloja a 168 individuos.

Es de hacer notar que -como siempre- la capacidad de la Alcaidía está superada, por cuanto su estructura edilicia apenas si está preparada para albergar a unos 90 hombres.

Efecto contagio


Una vez que el uniformado quedó a voluntad de los presos, uno a uno los demás internos se fueron plegando a la revuelta y con gritos y palazos en la rejas daban a conocer al resto de la jefatura la novedad.

Sin más la totalidad de las autoridades de la URI se convocaron al lugar, junto al resto del personal, toda vez que comenzaba a llegar el apoyo de una unidad de los Bomberos, del Grupo de Operaciones Especiales, de la Guardia de Infantería, entre otras fuerzas.

Mientras tanto el panorama en la calle hacía fácil adivinar que adentro de la jefatura algo estaba sucediendo por cuanto todo el edificio quedó rodeado de patrulleros y policías.


Padres asustados


Cada vez que un suceso de estas características se desata en la jefatura, quienes cargan con la peor parte son los padres y demás responsables de los alumnos que asisten a la escuela N° 1, Domingo F. Sarmiento, ubicado al lado del edificio policial.

Entonces no fueron pocos los familiares que se acercaron hasta el establecimiento educativo para retirar a los chicos, reiterando una problemática que algún día tendrá que ser solucionada.

El juez presente


A media mañana se hizo presente el juez de Instrucción en turno, Julio César Costa, junto al juez de ejecución de Sentencia, Alejandro Tizón, dando de este modo lugar a la primera exigencia que habían elevado los presos. La segunda fue permitir el ingreso de los medios de comunicación, lo que también fue aceptado.

Costa tomó personalmente las riendas del asunto y así comenzó una extensa negociación entre el magistrado y los reclusos, teniendo en cuenta que estos últimos se negaban a iniciar cualquier conversación con el personal policial.

Para esta altura hubo que hacer verdadera gala del arte de la negociación por cuanto los internos estaban por demás de exaltados, sabedores de la fortaleza que les significaba tener un rehén.

Los reclamos


Al cabo de un rato, los internos hicieron conocer sus demandas y leyeron en voz alta una nota confeccionada por ellos mismos. Los principales puntos del petitorio apuntan a "mejoras en las condiciones de detención; el levantamiento de la medida de suspensión de visitas; comer con cubiertos y no las manos; el traslado a otras unidades de detención y la promesa de que no van a ser sometidos a castigos físicos".

La nota fue alcanzada al juez Costa y más tarde los reclusos obligaron a que sea leída en voz alta por el magistrado, para los medios de comunicación. Fuera de estos reclamos generales estaba el pedido particular de More, para tener contacto con su familia.

Principio de solución


Una vez que Costa leyó el petitorio los ánimos parecieron calmarse y comenzó a correr el tiempo de la solución.

La mayor preocupación de los internos radicaba en su temor a ser castigados violentamente por la revuelta. "Cuando todos ustedes se vayan nos van a matar a palos", gritaban.

Ante esta amenaza Costa les aclaró su posición, la que les resultó tranquilizadora, toda vez que les prometió la confección de un habeas corpus correctivo.

También les aclaró que bajo ningún punto de vista aprobaba cualquier castigo físico y como prueba expuso anteriores episodios donde hasta solicitó la posterior revisación médica a cada uno de los reos.

Vale aclarar que habeas corpus correctivo es una medida que apunta a modificar las condiciones de detención de manera que las mismas no resulten más gravosas para los detenidos.

Con esta promesa el magistrado se retiró hacia su despacho, donde se cree que podría estar hasta las 15, no descartando además resolver algún posible traslado.

Antecedente


Los graves sucesos registrados hoy en la alcaidía policial santafesina tienen por antecedente inmediato un enfrentamiento que ayer a la madrugada protagonizaron internos del Pabellón 2. El violento episodio arrojó como saldo dos heridos de arma blanca. Fuentes oficiosas identificaron a éstos como a Cristian Esturri, a quien un puntazo lo alcanzó en la espalda y perforó el pulmón derecho y Carlos Aranda, quien sólo sufrió una herida cortante en el hombro izquierdo.

El primero continúa internado en la Sala Penitenciaria del hospital José María Cullen, el restante recibió el alta médica y ayer regresó a su lugar de detención. Esturri, se hallaba alojado en alcaidía por hallarse imputado en causas por robo calificado y privación ilegítima de la libertad. Aranda, lo está por robo calificado. El incidente es indicativo del estado de violencia que impera en el lugar.

Danilo Chiapello