Para el juez Garzón, el perdón es privilegio de las víctimas
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Rosario (C).- Ovacionado en cada ámbito que recorrió, el juez de la Audiencia Nacional de Madrid Fernando Baltasar Garzón Real inició esta mañana su segundo día de actividades en Rosario, donde fue declarado visitante ilustre y recibió el título de doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Rosario.
Garzón es una personalidad que trascendió del derecho doméstico español a las incumbencias de la política internacional cuando sostuvo, e hizo valer en la acción, que las acciones por terrorismo contra ciudadanos de su país no podían quedar ceñidas a una territorialidad y que los responsables de delitos atroces podían y debían ser juzgados en ausencia.
Por la persecución penal que impulsó en relación a los crímenes contra ciudadanos españoles en Argentina fue recibido esta mañana en el Museo de la Memoria de Rosario, donde tienen su sitio documentos y recuerdos de las víctimas de las violaciones de derechos humanos durante la dictadura militar.
Garzón, que se negó a hablar de las causas que lleva en su juzgado sobre estos asuntos, sí hizo una defensa encendida de su intervención en estos casos aún cuando se hubieran producido fuera de su país.
Dijo que a menudo le preguntaban si al enfocar la cuestión de las víctimas en sus procesos penales no lo tornaba parcial sus intervenciones como magistrado.
"Yo creo que no. El juez no pierde su imparcialidad porque reconozca que los efectos de los crímenes son aquellos que exigen su comprensión. El juez debe defender los derechos elementales de las personas y entre ellas especialmente las que están en una situación de indefensión, que son las víctimas", planteó.
A Garzón, que esta mañana habló delante de Madres de Plaza de Mayo a las que homenajeó, lo habían elogiado por intentar impartir justicia en casos de personas acusadas de delitos gravísimos que en Argentina, por efecto de leyes locales, no serán juzgadas ni recibirán sanciones. "El perdón no puede ser decretado oficialmente. El perdón es un privilegio de las víctimas. Nunca puede ser una medida de gracia del Poder Ejecutivo", sostuvo.
Fue este juez español quien el 25 de marzo de 1997 decretó la "prisión preventiva incondicional" del ex dictador argentino Leopoldo Fortunato Galtieri y solicitó su captura internacional a efectos de extradición al encontrarlo responsable del asesinato de Víctor Labrador, su hijo Palmiro y su nuera Edith Graciela Koatz, todos ciudadanos españoles residentes en Rosario, junto con cinco policías rosarinos exonerados a partir de aquel mandato. Luego solicitaría el arresto del ex juez federal de Santa Fe, Víctor Brusa, y de los policías María Eva Aevis, Héctor Romeo Colombini, Mario José Facino, Juan Calixto Perizzotti y Eduardo Alberto Ramos al acusarlos de delitos contra los derechos humanos.
Las consecuencias de este tipo de persecución penal conmovieron al mundo cuando el magistrado español requirió a Scotland Yard y precipitó la detención de Augusto Pinochet en Londres, en octubre de 1998, por el asesinato de ciudadanos españoles en Chile entre 1973 y 1983. Esta decisión, que tuvo extraordinaria repercusión, encumbró a Garzón y le granjeó popularidad internacional.
Custodiado por una fuerte dotación de agentes de seguridad de su país, que lo acompañan a todas partes a raíz de las amenazas de la agrupación separatista vasca ETA en su contra, Garzón fue recibido por el intendente Hermes Binner en la sede del museo. Allí dijo que el deterioro sobre la institución judicial es también un fenómeno global.
"La recuperación de la confianza perdida nos toca a los jueces. Que muchas veces no estamos a la altura de la circunstancias. Se ha prestado más atención a hincar la rodilla en el suelo ante otros poderes, como el Ejecutivo, y no a la defensa de la independencia que precisa la sociedad para ser justa, equitativa y tolerante".
Anoche Garzón había sido huésped en la colmada aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería, donde después revalidaría su posición contraria a la guerra en Irak, a la que tildó de "injusta, ilegal, inmoral y desproporcionada", lo que le valió una enconada disputa verbal con la dirigencia del oficialista Partido Popular español, en razón de la adhesión activa que el gobierno de José María Aznar dio a la contienda bélica.
El tema de la guerra casi monopolizó la rueda de prensa ya que el juez español había rechazado hablar sobre asuntos que conciernen a las acciones penales impulsadas en Argentina por delitos aberrantes cometidos contra la última dictadura militar. "No opino sobre las causas en las que trabajo", se limitó a decir. Respecto de la campaña militar en Irak, la consideró "un verdadero crimen".
"La comunidad internacional se manifestó a favor de una revolución de la paz y contra las posiciones mesiánicas que argumentaron una guerra preventiva, quirúrgica y humanitaria", valoró Garzón, para quien las movilizaciones pacifistas que se produjeron en todo el mundo tuvieron, como novedad, el valor de que surgieron antes de que las batallas hubieran comenzado. Y subrayó que en la invasión a Irak no medió acuerdo alguno del Consejo de Seguridad de la ONU y que se eludió el trabajo de los inspectores de armas.
Antes de la conferencia, Baltasar Garzón compartió una mesa de café con autoridades rosarinas, docentes universitarios y dirigentes de entidades humanitarias. El juez español quiso saber algún detalle de la realidad política y Hermes Binner aprovechó la ocasión para tocar uno de sus temas preferidos: la ley de lemas.
El intendente rosarino se despachó a gusto con la polémica norma electoral. Delante de los periodistas, tachó a la ley de inconstitucional y le dijo que es una herramienta perversa porque induce a confusión. Para ilustrar aún más, le contó que en las elecciones de octubre de 2001 en Santa Fe hubo récord de sufragios impugnados y en blanco y de deserciones a la votación.
El juez repuso: "Es que éste es un sistema que hace que nadie sepa a quién termina votando".
Binner llegó al auditorio con un libro del propio Garzón bajo el brazo, "Cuento de Navidad", que el magistrado presentará el viernes en la feria del libro porteña. Garzón se lo pidió para cerrar su discurso con una cita del libro "del cantante popular rosarino Lito Nebbia", que desató una ovación en el Museo de la Memoria.
"Cuando no recordamos lo que nos pasa/ nos puede suceder la misma cosa/ son esas mismas cosas que nos marginan/ nos matan la memoria/ nos queman las ideas/ nos quitan las palabras./ Si la historia la escriben los que ganan/ eso quiere decir que hay otra historia/ la verdadera historia/ quien quiera oír que oiga", leyó el magistrado.