Titulares de Tapa: TAPA-01

Arrollador avance del agua

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La ciudad y su zona de influencia viven una de las emergencias más dramáticas que se recuerden. Los evacuados se cuentan por miles. La catástrofe superó cualquier previsión. El río Salado bajaba a la altura de San Justo. Recreo está totalmente anegado. En masa, los vecinos de los barrios inundados salían de sus casas tratando de llevar consigo lo que podían. Hay más de 3.000 evacuados. En algunos lugares, la asistencia llegaba tarde.


Esta mañana el paisaje era desolador. Las avenidas cercanas a los barrios en emergencia -del oeste y norte de la ciudad- eran el escenario de un verdadero éxodo de personas que trasladaban a pie todo lo que podían, principalmente, los bultos de ropa seca que pudieron salvar del agua, con chicos cargados en los brazos y bajo una persistente lluvia que sólo por momentos dio una tregua.

En cualquiera de los barrios amenazados por el desborde del río el drama era el mismo: todo lo que se podía salvar se subía a camiones, autos, camionetas, canoas o lo que hubiera disponible. Los que no se decidían a abandonar su casa, por temor al saqueo seguro de sus pertenencias, parecía aguardar con resignación la llegada del agua. Pequeños tapiales eran construidos a un ritmo vertiginoso en la entrada de sus viviendas, donde además se colocaron bolsas de arena.

Los centros de evacuados se incrementaron exponencialmente en las últimas horas. Según cifras de la Municipalidad llegaban, al cierre de nuestra edición, a más de 3.000 personas, aunque en este número no entran los autoevacuados ni los que están alojados en centros de los que todavía no se tenía información.

En una recorrida por algunos de los lugares de evacuados, la única sensación que se pudo recoger es de desborde total. Camiones del Ejército, colectivos de líneas urbanas y hasta de larga distancia recogían de a decenas a los evacuados que esperaban en las calles o en algún punto de encuentro.

Luego se los llevaba a una escuela, vecinal o cualquier otra entidad que los pudiera alojar. Sin embargo, la mayoría de los centros no estaban preparados para recibir tanta cantidad de personas en situación precaria: descalzos, embarrados, sin nada más que alguna poca ropa que pudieron recoger y muy sensibilizados por haber perdido todo lo que tenían.

En la Estación Belgrano


En la Estación del Ferrocarril Belgrano había unas 700 personas y las asistentes sociales que allí estaban no sabían cómo atenderlas. LLegaban unas pocas donaciones de particulares, pero pasado el mediodía todavía no habían recibido víveres, pañales ni colchones.

En la Vecinal República del Oeste (avenida Freyre 2765) sumaban más de 150 los evacuados y el Ejército seguía bajando gente proveniente de Santa Rosa de Lima, uno de los barrios que se inundó hoy por la crecida del río Salado. Dos jóvenes responsables de esa vecinal iban y venían sin saber bien qué hacer. "La gente está shoqueada, muy sensible, y nos pide alimentos y pañales, pero no tenemos nada. Nadie nos trajo alimentos y ni siquiera tenemos garrafas para calentarles un mate cocido", dijeron los jóvenes desesperados.

Idéntica situación se vivía en la Escuela 809 General López, de Mendoza al 4300. Allí había unas 30 familias instaladas y tampoco se contaba ni con alimentos ni ropa.

Reutemann le pide plata al Banco Mundial


El gobernador Carlos Reutemann se comunicó esta mañana con los representantes del Banco Mundial, a fin de solicitarles la presencia de funcionarios de ese organismo multilateral en el territorio santafesino, a fin de observar el desastre provocado por las inundaciones.

El mandatario pidió, asimismo, que le liberen a Santa Fe el segundo tramo de 50 millones de dólares perteneciente al crédito oportunamente acordado a su gobierno. Esa partida se destinará a la reconstrucción de las obras de infraestructura dañadas por el agua.

Reutemann se comunicó, además, con el jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, quien le aseguró que el arma le brindará los vehículos y logística disponible para hacer frente a la situación.