Nosotros: NOS-07
Nosotros
Los tesoros que el río dejó
Desde que llegó en busca de refugio al gimnasio del Colegio Adoratrices, Ricardo Pini plasma en lápiz y papel su mirada sobre la tragedia. Y regala sus obras urgentes, como pequeños tesoros para paliar la angustia.


"Cuando estoy encerrado soy un tigre enfurecido. Por eso me dediqué a canalizar la angustia como pude", dice Ricardo, y echa un vistazo a esas imágenes urgentes que su mano plasmó en negro sobre blanco. Hombres abatidos, mujeres que rezan, gente que grita desde los techos, manos tendidas a un plato de comida, rescates... rostros que él eligió para presentar la tragedia con la austeridad de un lápiz y un trozo de papel.

Desde que el agua lo expulsó de su casa junto a su mujer, Silvina -y absolutamente nada más-, Ricardo Ernesto Pini dibuja. Dibuja momentos, situaciones que como flashes se amontonan en su cabeza y empujan para salir en forma de trazos a puro puño y corazón.

"Me encanta trabajar en esto. Apenas llegué aquí empecé a dibujar con un lápiz chiquito y sin sacapuntas, raspaba la punta contra el piso para gastarla y seguir dibujando. Ahora ya me armé de un par de lápices mejores", cuenta. Y apunta que no hay un solo niño en el gimnasio del Colegio Adoratrices, donde está evacuado, que no tenga hoy un dibujo suyo. "Les hago caritas, muñequitos, paisajes y se los regalo, entonces se van conformes y me dejan seguir dibujando".

Con la sola ayuda de sus brazos, Ricardo consiguió escapar de su casa sumergida, en uno de esos días de espanto que unió en Santa Fe a propios y extraños. "Perder lo que perdí no es fácil de superar, porque en realidad no me quedó nada. Imaginate que salí nadando con lo puesto, descalzo, en camisa y pantalón. Por suerte a Silvina la sacaron en bote un rato antes. Pero bueno, olvidemos lo material. Lo que sí perdí, y eso es irrecuperable, son 4 ó 5 carpetas con acuarelas que guardaba desde hacía tiempo".

"También perdí una colección completa de la Segunda Guerra Mundial que lamento mucho, porque soy un apasionado de la aeronáutica. Soy fundador del Grupo Rosarino de Modelismo Naval, que se creó en el año 83 y ya lleva 20 años trabajando, así que el modelismo es mi otra pasión. Perdí, además, una colección de revistas del año 55 y dos tomos de publicaciones de la editorial Atlántida sobre la guerra de Malvinas. Esas son las pérdidas más grandes que tuve", se apena Ricardo, a los 53 años.

Una de piratas


La niñez de Ricardo en Rosario, donde nació, estuvo habitada de historias escapadas de los libros de su abuelo, fundador de la Biblioteca Mitre de esa ciudad. Pero luego él se metería, apasionado, en las aventuras de las revistas de historietas. En sus años mozos frecuentaba tanto a Sandokán como al Príncipe Valiente.

De allí heredó su gusto por el dibujo. En los años sesenta, se pasaba horas imitando gestos de héroes y antihéroes. "Empecé con la revista Hora Cero, copiando a genios como Hugo Pratt, Solano López, Oesterheld con su Eternauta. Y me nutrí mucho con la lectura de historietas en los primeros tiempos, para después ya abocarme a todos los géneros".

"Pero yo dibujo desde siempre, siempre con el lápiz en la mano... Si bien tengo estudios universitarios -llegué hasta 5to. año de Arquitectura-, por lo que no voy a dejar de reconocer que tengo influencias desde allí, en el dibujo me considero autodidacta. Y soy un lector ávido, leo de todo. Leo con la misma fruición La Biblia que una revista porno, y después rescato lo que realmente me nutre".

Esa relación íntima con la lectura llevó a Ricardo a integrar la comisión de la Biblioteca Mitre en Rosario, y ahora, a ofrecerse para realizar la contraprestación por el plan Jefe de Hogar que recibe, precisamente en una biblioteca. Sin embargo, su pedido no fue oído. "En estos momentos tan difíciles, estar cerca de los libros me ayudaría mucho a superar el dolor -dice-. Igual que dibujar, es para mí un sedante que me ayuda a sacar la angustia".

Ricardo Pini está desocupado. Y el lápiz es su mejor compañero, como en otros tiempos fue el pincel cuando pintaba en óleo y acrílico. "En el dibujo aprendí de todos, por ahí me arrimo a Juan Arancio, después me vengo para el lado de los preciosistas... Pero siempre dibujo imágenes que guardo en mi cabeza. A esa señora -dice, señalando una de sus obras- la vi unos segundos y me quedó fuerte esa foto. Este otro tipo está pensando �por qué a mi? Eso es lo que muchos nos preguntamos hoy: �qué hacer, adónde ir? Pero yo tengo ganas de seguir, necesito pensar para adelante. Y tengo muchas ganas de escribir un libro sobre todo lo que pasó en Santa Fe con esta inundación...".

Gabriela Redero