Graciela Martinez:"Hay que volver a empezar tranquila"
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La actriz santafesina Graciela Martínez, de aquilatada trayectoria en el medio, fue una de las miles de personas que padeció el ingreso sin aviso de las aguas en su vivienda. Federico, uno de los sobrinos que conoce de cotas, y su hermana la rescataron de la casa antes de que llegue el río. Salvó algunas cosas pero igual perdió mucho, y entre sus lamentos más dolorosos está la biblioteca de 45 años que guardaba sus libros y papeles más queridos. Sabe que tiene que volver a empezar, para lo que procura la calma.
"El 29 a media mañana me entero de que el agua estaba llegando al Hospital de Niños. Yo vivo a 5 cuadras. Me empezó a preocupar, no mucho porque jamás pensé que iba a llegar hasta dónde llegó, y empecé a parar la oreja", empieza el relato. Ese día, después del mediodía, su hermana la fue a buscar: "Mi sobrino, Federico, sabe de cotas, y sabía que vivo en una cota muy baja y le dijo a mi hermana que me vayan a buscar porque en cualquier momento me podía inundar".
La orden afectuosa de evacuación la cumplió por precaución. "Alcanzamos a sacar algunas cosas: electrodomésticos chiquitos portables, documentos, el boleto de compra de la casa, frazadas, algunas cosas. Salí de mi casa sin agua, por precaución porque realmente no sabía que iba a ser tan grave la cuestión", dice. En esa escena recuerda a sus vecinos mirarla "tal vez pensando que yo era un poco exagerada, porque nadie tomaba recaudos".
Llevó las cosas que pudo sacar y más tarde volvió a buscar más, pero ya no pudo ingresar. "El agua había pasado mi casa y había avanzado dos cuadras más". Volvió a la casa de su hermana donde estuvo autoevacuada prendida de la radio y la televisión esperando el día en que las aguas bajaran para retornar a su casa. Cuando por fin pudo hacerlo, se armó de fuerzas, se imaginó lo peor para que nada la sorprenda. "Sabía que no me iba a encontrar nada agradable, me había mentalizado. Lo que deprime es todo ese lodo y el hedor insoportable".
Graciela cree que al quedar toda la casa totalmente cerrada el agua no penetró con tanta violencia, porque algunas cosas estaban de pie. "Y cuando llegás aparecen las pérdidas más dolorosas: ahí encuentro la biblioteca de casi 45 años, con libros que fui comprando en toda mi vida, no solamente de teatro, mis libros didácticos, enlodados, sucios, con mal olor, y todos los papeles de años, toda esa historia, la historia artística, incluso la carpeta de antecedentes que yo antes de irme tuve la precaución de ponerla arriba de la heladera, porque jamás me imaginé que el agua iba a llegar a tanto".
Lo que sí salvó son los libros que ella saca de bibliotecas santafesinas: "Yo saco libros de tres bibliotecas y pensé que a lo mejor no podía volver unos días a casa. Entonces, tomé una bolsa, guardé esos ejemplares y los rescaté, por suerte, sanos y salvos".
"La sensación de pérdida es una de las cosas más terribles. Yo iba muy preparada, tengo mucha fuerza. La vida me enseñó a ser más fuerte, a tener calma, porque no sirve de nada ponerse mal. Traté de ir serena, preparada, además con el apoyo del afecto de mi familia y la enorme solidaridad de amigos que me ayudaron a ir reconstituyendo el ambiente caótico. Siempre es fuerte el sentido de pertenencia de tus cosas más queridas, que te costaron tanto esfuerzo. Pero estaba preparada para encontrarme con lo que me encontré. Hay que volver a empezar, tranquila".