"Amador Heredia tiene que obedecer las leyes gitanas", afirmaba dramáticamente la promoción de "Soy gitano" con la expresión tensa del rostro de Arnaldo André como fondo, propia de alguien que acaba de descubrir que la canilla del baño pierde agua y debe cambiar el cuerito, o tal vez algo peor. Esas leyes gitanas, en realidad, son las que aplican los llamados gerentes de contenidos (?) del 13 y Telefé.
Así se anunciaba anoche la "edición especial" de "Soy gitano", un eufemismo para comunicar al desconcertado público que la tira volvía los lunes a su día y horario normal, en una decisión que formaba parte de una serie de corrimientos propios del ajedrez fatal de los canales, aunque no se trata de ofender al noble juego basado en la inteligencia, ya que se trata de los instintos básicos que impulsan a los gerentes de la televisión argentina, cuyo desprecio por el espectador simplemente obedece al lodo que los ciega y les impide ver más allá de los números de las planillas de Ibope que, para colmo, ahora demoran 48 horas en ser proporcionadas, o sea dos días de pavor ante lo desconocido.
"Los simuladores" debutó en Telefé con aplastantes 30.7 puntos a las 22 y en su segunda emisión, ayer, ya fue cambiado a las 23. "Durmiendo con mi jefe", con Francella y Brandoni, venía mal en el 13, los lunes a las 22, y desde ayer fue llevado a la franja de las 23, para no terminar de ser destruido por la nueva temporada de "Los simuladores".
En general, las descalificaciones fueron dirigidas a Claudio Villarruel, gerente de Telefé, cuya idea fija sería algo así como el extermino de Francella. Era una de sus figuras estelares y lo abandonó para irse al 13. Entonces, para gastar su imagen, repuso "Poné a Francella" los mediodías del domingo, donde el cómico se gana a sí mismo: la reposición tiene más audiencia que "Durmiendo con mi jefe", donde Francella hace un papel "serio" que conspira contra su popularidad. Aseguran que quiere convertirse en el nuevo Ricardo Darín, como si no bastara con uno.
Para terminar de matar a Francella, cuando Suar -gerente del 13- trasladó sus restos a las 23, Villarruel puso a "Los simuladores" en el mismo horario: la brigada y su perro Betún concluirían el trabajo de aniquilación.
Las críticas a Villarruel por sus maniobras también deberían alcanzar a Suar que, al fin, hizo lo mismo, aunque su objetivo era más humanitario: salvar el pellejo de Francella, o rescatar con vida la joya que robó de la corona de Telefé. En ambos casos, el comportamiento coincide en identificar al público con el ganado, una masa informe de mamíferos que ni siquiera puede elegir el lugar adonde pastar, porque permanentemente se lo están cambiando.
Ayer se llegó al colmo, pero el fenómeno tiene antecedentes, y basta con acordarse del calvario de "Franco Buenaventura, el Profe", que fue paseado por todas las franjas, hasta que llegó un momento en que ni siquiera tenía horario de comienzo, o era aquel que decidía Tinelli, que finalizaba su Videomatch a su antojo, mientras el Profe esperaba. Así, Laport fue convirtiéndose en un despojo que Suar recogió de la calle para llevárselo al 13 y devolverle la dignidad: lo hizo gitano.
Roberto Maurer