Un incendio destruyó la Facultad de Derecho y un museo de Rosario
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Rosario (C).- El centenario edificio de la Facultad de Derecho de Rosario fue tomado ayer por un pavoroso incendio que destruyó gran parte de las instalaciones de esa casa de estudios y arrasó las instalaciones del Museo de Ciencias Naturales devorando el 80 por ciento de las piezas de su colección. El fuego reinó sobre ese predio, declarado Monumento Histórico Nacional, durante casi cuatro horas. Las pérdidas son multimillonarias pero al cierre de esta edición, cuando aún la policía y los bomberos realizaban peritajes en el interior del inmueble, no eran evaluables.
Las causas que originaron el desastre, que no produjo víctimas ni heridos, se ignoraban este mediodía. Se produjeron derrumbes, desaparecieron bibliotecas y archivos, oficinas repletas de documentación de los distintos claustros de la facultad dejaron de existir. La Justicia Federal abrió una causa para investigar si los daños fueron provocados o accidentales pero para definir la carátula deben estar listas las pericias. La Justicia de Faltas inició un expediente para determinar por qué la policía no impidió el lanzamiento de explosivos en la vía pública, lo que está prohibido por el artículo 103 del Código de Faltas.
El edificio de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) está ubicado enfrente de la plaza San Martín que ayer fue escenario de la multitudinaria manifestación por reivindicaciones salariales de empleados estatales de la provincia. Los asistentes de ese acto, que ocupó una parte destacada de la edición de ayer de este diario, todavía estaban retirándose de la plaza cuando se advirtió el fuego en el edificio sobre la esquina de Santa Fe y Moreno. Eran las 13.30.
La asociación del inicio del incendio con el fuego de las numerosas bombas que detonaron en la marcha, arrojadas por sus participantes, fue inmediata a partir de voces de testigos y de otras personas que, angustiadas y conmovidas por el drama, lanzaron especulaciones mientras todo ardía. Pero nada en absoluto, hasta ahora, determina en forma comprobada que esa haya sido la causa de la tragedia.
El decano de la Facultad de Derecho (UNR), Ricardo Silberstein, aseguró hoy que aportará a la Justicia Federal testimonios de estudiantes que relatan con pormenores haber visto gente con morteros en los techos de la casa de estudios.
La intersindical de gremios estatales que convocó al paro, que llevó más de 10 mil empleados públicos a la plaza, emitió un comunicado expresando "profunda inquietud" por el incendio. "Es necesario que las causas de este infortunio sean debidamente aclaradas e investigadas para que la ciudadanía sepa lo que realmente ocurrió y se establezca quiénes son los responsables sea que el hecho hubiera ocurrido por un acto intencional, por una negligencia culposa o por un accidente que podía ser evitado. Nos ponemos a disposición del magistrado interviniente en esta causa para aportar nuestro testimonio y contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido", expresaron los gremios firmantes.
El aspecto de buena parte del ala noreste del edificio se asemejaba esta mañana al de un predio en pie tras un bombardeo. Solamente la fachada permanecía erguida mientras un enorme y profundo vacío de luz ambiental y objetos renegridos se dejaban ver donde antes se levantaban oficinas, aulas y salas de museo. Los bomberos recorrían examinando los cúmulos de ceniza que en algunos casos humeaban levemente a 20 horas de desatado el fuego.
El incendio que se comió medio edificio se desató arriba de la membrana exterior del techo que por debajo está revestido en cinc y madera, sobre la calle Moreno. De inmediato fue desalojada la manzana. A las 14.30 se veían llamas de 15 metros sobre el predio construido en 1889. La magnitud era tal que para controlarlas convocaron a dotaciones de bomberos de las ciudades de Pérez, Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo y Capitán Bermúdez. En total fueron 12 autobombas. A las 17.30 el fuego dejó de ser visible.
El estremecimiento de la gente que se vio de cara al incendio fue evidente. Decenas de estudiantes se zambullían por las ventanas para tratar de salvar muebles, computadoras, libros y piezas de archivo que eran sacadas por las aberturas. Docentes, alumnos, empleados de la facultad y del museo explotaban en llanto.
Cuando todo estaba en penumbras, el gobernador Carlos Reutemann recorrió anoche a las 21 las instalaciones devastadas. "Es una desgracia, una pesadilla", murmuraba. El mandatario tomó el compromiso de transferir fondos desde el gobierno para empezar la reconstrucción. "Estar allí fue un shock increíble. Vamos a aportar inicialmente 1.500.000 pesos pero no sabemos si la infraestructura que quedó en pie va a aguantar", dijo esta mañana a LT8.
El decano Silberstein dijo que debían aguardar a la entrega del edificio para evaluar los daños, sus causas y la seguridad de la estructura. "El corazón de la facultad, que son los archivos centrales, las registraciones de graduados y de los cursantes, está a buen resguardo", indicó. Pero lo que se extinguió impresiona. "La magnitud de lo perdido es inmensa: el ala nueva de la Facultad, para la cual recibimos una donación de 1.800.000 dólares de la provincia de los cuales se invirtieron 900 mil en la nueva fachada, ya no existe. Se destruyó también el aula virtual que era la mejor de Rosario y permitía a toda la Universidad realizar teleconferencias desde todo el mundo", indicó. Se perdieron fotocopiadoras, computadoras y las aulas de graduados y sala de alumnado.
Silberstein planteó que la reconstrucción no será rápida. "Para arreglar los techos hubo que invertir 800 mil dólares. Levantar todo esto de nuevo insumirá una inversión muy significativa. Estamos pensando en edificios alternativos para el cursado de clases. Es posible que ninguna parte del edificio pueda ser utilizable. Tenemos 10 mil alumnos matriculados. Entre 7 y 8 mil de ellos concurren regularmente", indicó.
La directora del Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo, Margarita Díaz de Feriolli, tampoco había podido entrar al predio. Pero ya sabía lo que el fuego se había llevado. "La biblioteca y el laboratorio equipado con ocho poderosos microscopios se fue. Teníamos ejemplares de exhibición -gliptodontes, dromedarios, mamíferos de gran porte- que ya no existirán", sostuvo. Las salas de exposición se derrumbaron por efecto del incendio.
El edificio arrasado ayer comenzó a construirse en 1889 sobre terrenos donados por el Concejo Deliberante a fin de que fuera sede de los tribunales provinciales. El palacio empezó a funcionar en 1892 y fue escenario de numerosas remodelaciones hasta que en 1964 fue establecida allí la Escuela de Derecho. En 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Existen serias sospechas de que el incendio del Museo de Ciencias Naturales y la biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario haya sido provocado por una bomba de estruendo lanzada por los manifestantes estatales que reclamaban aumentos de sueldos en el marco de un plan de lucha provincial que incluye movilizaciones y paros.
Seguramente, los dirigentes estatales no han tenido la intención de provocar estos daños, pero lo cierto es que las llamas terminaron devorando un patrimonio histórico y cultural invalorable y a medida que se conocen los pormenores de lo ocurrido crece la sospecha de que la causa del incendio fueron las bombas lanzadas con morteros por los activistas de los sindicatos.
Se sabe que hasta los hechos más dolorosos y trágicos dejan su enseñanza. En el caso que nos ocupa, los dirigentes de los sindicatos estatales deberán reflexionar acerca de las metodologías de protesta que incluyen actos de violencia simbólica que poco y nada tiene que ver con la naturaleza legítima de sus reivindicaciones. Concretamente, lo que le otorga eficacia a un reclamo de los empleados públicos no son las bombas de estruendo, sino la justicia de sus demandas y la masividad de la protesta.
�Por qué entonces toda esta parafernalia de explosivos? Tal vez para llamar la atención; pero también puede relacionarse con una tradición que rinde culto a la violencia. Pues bien, los costos de este ruidoso "folclore" ahora deberán ser pagados por la provincia; y, desde el punto de vista político, el peso de la cuenta puede afectar severamente la legitimidad de los reclamos estatales.
Pero además, es importante que los empleados públicos entiendan que ellos son los custodios y promotores del patrimonio común, ésa es la esencia de su trabajo. La observación es pertinente porque en más de un caso se han observado conductas agresivas hacia el espacio público.
Queremos creer que lo sucedido en Rosario no fue intencional, pero ciertos actos suelen lamentablemente provocar resultados más o menos previsibles. Si se juega al carnaval con nafta, no puede llamar la atención que se produzca un incendio; si se lanzan bombas de estruendo en las inmediaciones de edificios patrimoniales es muy probable que en algún momento suceda lo que ahora estamos lamentando.