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Nosotros
El arte de combinar sabores y experiencia
El cocinero Gato Dumas estuvo en Santa Fe deleitando con sus recetas. Mostró rasgos de su definida personalidad y le incorporó otros condimentos de su temperamento, que hacen de la cocina una actividad divertida.


Quizás un poco por la veta artística que la sangre le dio a través de su abuelo materno y su padre o por su innato gusto por cocinar, hoy Gato Dumas es un profesional de la gastronomía que siente fascinación cuando puede "juntar todo lo que se llama arte en un simple plato".

Confiesa que el arte de cocinar también es su hobby, porque adora hacerlo en su casa para sus amigos, pero también asegura que él inventó la gastronomía, "profesión a la que no amo pero la tengo muy firme y la respeto porque me da de comer".

Está convencido de que los artistas plásticos son grandes manipuladores de formas y que -al igual que ellos- "hoy en día, un cocinero no solamente tiene que saber qué es un animal o un vegetal sino también de colores (se transforma en un pintor), de volúmenes (se transforma en un escultor), de música (porque está haciendo una composición)".

Por este motivo, en su Colegio de Cocineros no enseña a sus alumnos a hacer platos sino a cocinar, para lo cual usa como base fundamental la creatividad y la inventiva para hacer de la cocina algo divertido.

Carlos Alberto Dumas -apodado desde muy joven Gato- dialogó con Nosotros en ocasión de su visita a Santa Fe para el lanzamiento del Ciclo de Clases Magistrales que se ofrecen desde el viernes pasado en el Shopping Paseo del Sol.

La actividad es organizada por el diario El Litoral y Cable & Diario, en conmemoración del 85° aniversario del vespertino. En esta oportunidad, Gato preparó en su clase cinco platos con alimentos propios de nuestra zona, como el surubí, el arroz o los cítricos, e insistió en la necesidad de enseñar las técnicas que permiten cocinar y no quedarse con transmitir simplemente los platos.

Gratos recuerdos


Gato abandonó sus estudios de Arquitectura cuando estaba cursando el cuarto año y dejó trunca la posibilidad de seguir la profesión de su padre Carlos, porque consideraba que "no iba a ser el mejor y debía darle paso a otros para que lo fueran". Fue allí cuando decidió optar por la cocina, que siempre le había fascinado.

"Mi abuelo materno, Alberto Lagos, fue quizás el escultor más importante de América latina. Vivió toda su vida en París pero luego de la guerra de 1914, todos los artistas se fueron al sur de España: Málaga o Sevilla. Muchos de ellos se juntaban todos los domingos para las corridas y hacían grandes comidas o almuerzos en el atelier de mi abuelo, quien les cocinaba", comentó Gato.

Pero también tiene en su memoria su gusto por la cocina ya desde cuando era muy chico. "Tengo una foto de cuando tenía tres años, vestido de cocinero al lado de mi abuelo Lagos, grandote y con gorro, con un enorme cuchillo, que era de madera y estaba pintado de plateado. Siempre me gustó la cocina hasta que me dediqué profesionalmente y me fascinó".

Colegio de Cocineros


El Grupo Gato Dumas (integrado por Guillermo Calabrese, Tomás y Martiniano Molina y su creador) ofrece desde hace 6 años el Gato Dumas Colegio de Cocineros, que funciona en sus sedes de Buenos Aires, Pilar, Rosario y Neuquén, además de uno en Puerto Rico y próximamente otro en Miami.

En nuestro país, el Colegio ya cuenta en total con casi 3.000 alumnos recibidos, que están trabajando en grandes hoteles o dando clases en colegios en México y otros países del mundo. También ofrece cursos para aficionados y cursos on line sobre cocina, entre otros servicios, que pueden consultarse en www.gatodumas.com.

Al respecto, Gato opinó que "esta es una gran profesión para todos los que le guste la gastronomía porque hay una bolsa de trabajo inmensa, motivo por el cual estamos organizando una universidad, como la que hay en Puerto Rico".

Por último, comentó que en los comienzos del Colegio tenían un promedio del 75% de alumnos varones, porcentaje que actualmente se ha ido emparejando con respecto a las mujeres inscriptas. En este sentido, afirmó que "me gusta la mujer como cocinera porque la veo más liviana, creativa, pulcra y con más olfato que el hombre. Además, siempre fueron mujeres las alumnas que ganaron las medallas de oro del año en el Colegio". Sin embargo, se reservó una opinión final para los varones: "El hombre bueno en la cocina es muy bueno", concluyó.

En voz alta


Durante la entrevista con Nosotros y en otra concedida al programa de Cable & Diario "La Cuarta Pared", conducido por Roberto Schneider, Gato Dumas dejó en el aire muchas frases interesantes sobre la gastronomía. Algunas de ellas fueron:

  • "La gastronomía es un arte y conforma la cultura".
  • "Las recetas pueden ser una base que -con creatividad- se pueden cambiar completamente".
  • "Los libros de cocina no sirven para nada porque los cocineros que los escriben (generalmente hombres) los hacen complicados y con ello creen tener mayores méritos. Creo que es al revés. La cocina debe ser algo espectacular y con una simpleza total, que use los colores, los formatos, la pintura, la escultura y la composición propias de los artistas plásticos".
  • "La gente cree que comer bien es comer faisán, trufas, ostras o caviar. Esto sí lo es pero si vos podés comer un pescado de río o unas espectaculares pastas también es comer bien, cuando la mercadería es de primera y no tiene por qué ser malo si es barato".
  • "Los cocineros tenemos un dicho que dice `No sacarás nada de una olla mejor de lo que has puesto"'.
  • Entre amores y pasiones


    Gato Dumas lleva este apodo desde su adolescencia, cuando jugaba al rugby en CUBA (Club Universitario de Buenos Aires). Un amigo se lo puso -según contó- porque "aunque no lo parezca, cuando tenía 17 años era flaco, atlético, fuerte, muy rápido y ágil, y por eso un amigo me dijo que parecía un gato. Incluso llegué a jugar para el seleccionado argentino de rugby".

    Este deporte también marcó gran parte de su vida, además de la gastronomía, ya que en 1959 dejó sus estudios de arquitectura y partió a Londres por tres meses, pero después se quedó cuatro años.

    Sobre esa época recordó que "en Londres fui semicontratado por un club inglés, el Richmond, que después pasó a ser conocido porque Agustín Pichot y el `Yanqui' Martin, dos Pumas, jugaron en él. Jugué desde 1959 hasta 1962".

    Allí conoció a su primera esposa, una modelo inglesa muy conocida que recién empezaba su carrera, con quien volvió a la Argentina y tuvo cuatro hijos. "Después la inglesa me dejó y luego me casé varias veces, pero las mujeres me fueron dejando siempre".

    Desde hace varios años, Gato Dumas comparte su vida con Mariana, "una chica un poco veterana, que tiene 26 años menos que yo, que cumplo 65 el 20 de julio, lo que corresponde a un tipo importante, agradable, gracioso y de buen comer como soy yo", bromeó. Ambos tienen a Olivia, "la portadora del olivo de la paz", a quien calificó con mucho amor como "una nena de 4 años recién cumplidos, que estuvo 1 año y 9 meses congelada en estado embrionario".

    Mariana Rivera