Titulares de Tapa: TAPA-04 Año tras año, la ciudad pierde miles de árboles

Alejandro Villar.. INCOMPRENSIBLE. En general, los santafesinos ponen escaso empeño en el cuidado de los árboles de la ciudad.
Este año se sumó la inundación que afectó ejemplares del vivero municipal. La concientización de la ciudadanía es fundamental en la forestación. Hay muchos daños y robos de árboles.


En 2001 se plantaron en la ciudad de Santa Fe 13 mil árboles. En 2002 no se llegó a los 6 mil ejemplares. Y para este año se tiene previsto totalizar sólo 4.500.

La crisis económica obligó a la Municipalidad a interrumpir el año pasado la compra de nuevas especies arbóreas y forestar sólo con la producción local del Vivero Municipal.

A esto se sumó luego la inundación que afectó severamente la producción del vivero que se encuentra en el límite de la ciudad con la comuna de Recreo. El predio cobija una rica diversidad de especies (hay 4.500 ejemplares), como fresnos, jacarandáes, lapachos, brachichitos, palos borracho, sauces, ceibos, álamos carolina y piramidal, entre otros. Algunos son autóctonos y otros de distintos lugares, pero se han adaptado muy bien a la zona. También hay una variedad interesante de plantas ornamentales (rosas, juveniles, besos, libustros, etc.), que fueron las más afectados por el agua embravecida del Salado.

Esta situación obligó a la Dirección de Espacios Verdes a reorganizar su tarea en torno a la reposición de especies, especialmente en avenidas, accesos a la ciudad, plazas y parques.

Carlos Serrano, director de la repartición, la licenciada Liliana Bock, encargada de forestación, y Juan Kemer, asistente, detallaron a El Litoral la tarea que llevan adelante diariamente y las mayores dificultades que deben enfrentar.

Daños y robos


El año pasado, la Dirección plantó 50 ceibos al margen de la circunvalación oeste. Los robaron a todos. Hace un mes, hacharon y talaron con total impunidad un roble centenario del Parque Federal. Increíble, pero real. Otros casos tienen como protagonistas a vecinos que ya no quieren tener el árbol frente a su casa y luego de recibir una respuesta negativa de la repartición para extraerlo (prohibido por ley 9.004 y por ordenanza), lo secan con un producto químico.

Para el personal de la Dirección resulta imposible ocultar la pena e indignación que le ocasiona este tipo de actos. A veces, basta una noche para descubrir que todos los jóvenes troncos fueron quebrados con total malicia.

"La forestación no implica solamente plantar árboles, es necesario acompañar esta tarea con campañas de educación y concientización de la población sobre los beneficios que tiene, recordando que el árbol es un ser vivo", aseguran.

El árbol es un aire acondicionado natural, por lo que morigera las altas temperaturas de la época estival. "El efecto invernadero está afectando terriblemente a Santa Fe y la gente debe saber que lo único que puede contrarrestar eso es el árbol, que además es fuente de oxígeno sin el cual es imposible la vida.

Otros beneficios tienen que ver con que frena y disminuye la velocidad de los vientos y sus consecuencias erosivas y dañosas; reduce sensiblemente y de manera efectiva los efectos de la contaminación acústica, ya que actúa como una pantalla natural; absorbe las sustancias químicas en suspensión nocivas para la salud y es agente de retención de la humedad pudiendo absorber gran cantidad de agua, lo que ayudaría a la disminución de los anegamientos y a la protección de las capas humíferas, evitando la erosión. (Ver recuadro)

Por esto, la Lic. en Edafología, Liliana Bock, advierte que "hay que ser muy cuidadosos a la hora de decidir extraer un árbol y es necesario analizar cada caso en particular. Hay que tener en cuenta que un árbol nuevo tarda alrededor de 20 años en obtener la misma dimensión y cumplir la misma función que uno más viejo. Además cada vez que se daña un árbol se tira por la borda el esfuerzo de mucha gente que trabaja en el vivero".

Necesidad de un relevamiento


Según la Organización Mundial de la Salud, lo ideal es que una ciudad tenga un árbol por cada habitante. Pero Santa Fe carece de un relevamiento preciso y completo de la cantidad de árboles que posee; sí hay estudios parciales que resultan insuficientes a la hora de planificar acciones.

"Es una herramienta válida para tener una visión más amplia de la situación, por ejemplo, si hay que levantar las hojas, con el relevamiento uno puede saber cuáles son los árboles que pierden sus hojas en determinada época del año y donde están para saber con certeza las calles a limpiar. También sirve para saber qué especies hay que reponer, cuáles son las que están sufriendo o no se adaptan. Hay especies que se están secando en algunas plazas y no sabemos por qué, suponemos algunas causales pero no hay estudios sobre eso", coincidieron Serrano y Bock.

Para cumplimentar este paso hace falta personal y contar con un sistema informático acorde que pueda ser actualizado.

La ciudad de Santa Fe tiene aún una deuda pendiente con sus ciudadanos en esta materia, principales beneficiarios de una forestación continua y adecuada, pero los primeros en destruir a una fuente natural de beneficios.

Para tener en cuenta


A la hora de decidir forestar determinadas zonas de la ciudad, la Dirección de Espacios Verdes tiene en cuenta una serie de puntos. Por ejemplo, el lugar es determinante. Hay que evaluar si la vereda es ancha o angosta, si hay cables, si hay construcciones con voladizos, qué especies hay dentro del mismo radio. Si es un espacio verde hay que contemplar que debe haber especies con hojas caducas y perennes para que no esté desprovisto de vegetación en determinada época del año.

Además hay que evaluar los objetivos que se persiguen al forestar un lugar, si se pretende dotarlo de sombra o no, el color de la flor y de las hojas y las formas.

Árboles vs. inundación


Para la Lic. Liliana Bock, el árbol tiene una incidencia directa en el fenómeno de la inundación. "No tenemos que olvidar que el río Salado avanza por lugares donde se está desmontando y eso hay que tenerlo muy en cuenta". Y explicó que cuando se extrae gran cantidad de árboles de una zona, el suelo queda prácticamente desprotegido. Cuando llueve, el agua no alcanza a escurrir y consiguientemente el suelo se va disgregando, arrastradas sus capas por la lluvia. Por el contrario, de haber árboles, éstos absorben el agua y el impacto se atenúa con un drenaje más lento. En efecto, los beneficios que tiene el árbol en cuanto a la disminución del caudal de agua que corre, factor potencial de erosión, son muchos.