Rosario (C).- Un integrante de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario denunció que fue secuestrado durante dos horas ayer a la noche por un par de delincuentes que, tras introducirse en su auto particular en una calle céntrica, lo desplazaron de asiento y tomaron el volante del vehículo con el que manejaron hacia las afueras de la ciudad, con el propósito de conseguir una suma de dinero.
Luego de ser liberado, como presunta consecuencia de la agresividad mostrada por los maleantes durante el tiempo que estuvo privado de la libertad, el camarista sufrió un infarto de miocardio y debió ser internado en un sanatorio rosarino. Al cierre de esta edición se encontraba en situación estable aunque no se había difundido un pronóstico sobre su estado clínico.
La víctima de lo que en apariencia resultó un secuestro express es el camarista José María Serralunga, de 69 años, vocal de la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario. Según la denuncia a la que se abocó directamente un juez de instrucción, todo se inició cuando el funcionario judicial esperaba que su hijo saliera de un gimnasio, dentro de un auto estacionado en la calle Catamarca al 1900, a menos de tres cuadras de la comisaría 3° de Rosario.
Serralunga denunció que eran cerca de las 19.30 cuando dos hombres, uno de ellos armado, irrumpieron al interior del Ford Focus estacionado en la esquina de Catamarca y Moreno. Aseguró que le pegaron un cachetazo, le exigieron que se corriera del volante y que no los mirara.
Amenazado por los dos intrusos de manera reiterada, el camarista afirmó que no se animó a mirarlos a la cara por orden de sus captores. El relato de la víctima indica que el auto se movió sin detenerse durante casi dos horas. Serralunga no pudo indicar hacia dónde lo llevaron exactamente, pero creyó advertir que se movilizaron hasta las ciudades de Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez, que limitan con Rosario al norte, sobre la ruta 11.
En el trayecto los delincuentes, que pidieron insistentemente dinero, se hicieron de 300 pesos que Serralunga pudo darles, pero no se informó si se detuvieron a retirar dinero de cajeros automáticos, situación que suele producirse en este tipo de delitos. El camarista fue despojado de una pulsera de oro y de un reloj. Pero, curiosamente, los maleantes no le sacaron una cadena de oro que pendía de su cuello. "Eso no consta en la denuncia, pero el funcionario les habría pedido que no se la robaran porque es un recuerdo familiar. Debía tratarse de ladrones muy piadosos para que accedieran a su pedido", deslizó una fuente policial consultada por este diario.
Un dato que llamó la atención a la policía es que los dos delincuentes, de acuerdo con la denuncia, abandonaron a Serralunga en el mismo lugar de donde lo abordaron, a las 21.15. Los ladrones se apearon y se fueron. El camarista condujo hasta la comisaría 3°, situada en Dorrego 165, a dos cuadras de ese lugar y contó lo que le había ocurrido.
Poco después de hacer la denuncia, el magistrado sufrió un desvanecimiento y fue derivado al Instituto Cardiovascular de Rosario, donde se constató su afección cardíaca. Allí seguía internado hasta este mediodía.
El caso fue tomado por la sección Seguridad Personal de la Unidad Regional II y por el juez de instrucción N° 3, Luis María Caterina. La policía no tenía, hasta el cierre de esta edición, rastros de los asaltantes.