Es preocupante la falta de seguridad en el cementerio
| |
El problema no es nuevo: desde hace algunos meses a esta parte, el cementerio municipal se transformó en escenario de varios delitos. Por la noche se siguen robando placas de metal, y a plena luz del día merodean punguistas en busca de alguna víctima desprevenida que visita la necrópolis para reencontrarse con sus seres queridos.
En los últimos días, numerosos lectores volvieron a advertir sobre la sensación de inseguridad que reina en el cementerio. Muchos denunciaron robos de carteras y bolsos. En otros casos, hasta manifestaron su intensión de no concurrir más por temor de ser asaltada.
"La situación es preocupante", reconoció a El Litoral el director del cementerio, Osvaldo Aguirre, quien dijo que la Secretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad, de donde depende la necrópolis, ya está alertada sobre las quejas y denuncias de los vecinos.
"No se cuál será la solución, porque es un lugar público que tiene nueve hectáreas y donde diariamente ingresa mucha gente", agregó Aguirre al dejar entrever que es ésa Secretaría la que deberá tomar cartas en el asunto.
Tanto los vecinos como el funcionario coinciden sobre la insuficiente cantidad de personal de vigilancia.
De lunes a viernes hay dos empleados de una agencia privada: uno está apostado en la entrada principal y el otro, supuestamente, realiza recorridas por el interior del Cementerio.
De todas formas, cuando es necesario abrir el portón sur para la entrada a la morgue judicial, ambos vigilantes se dedican a custodiar los accesos y el resto del predio parece quedar queda desprotegido.
Los fines de semana hay un servicio adicional, cuando se abre al público el portón norte, con un agente de la comisaría 6ta., pero que sólo se ocupa de vigilar esa entrada.
Además de las puertas de ingreso habilitadas al público, Aguirre no descarta que los malvivientes también accedan al cementerio sorteando los muros por el oeste, próximo al asentamiento conocido como San Pantaleón. En ese sector perimetral, la vigilancia es nula.
"El robo de metales ha disminuido relativamente, pero en general la cuestión de la falta de seguridad está complicada y nosotros estamos al tanto de la situación", expresó.
El abandono que exhibe el cementerio no se limita a la inseguridad. Quienes a pesar de todo concurren frecuentemente a la necrópolis local observan también el deteriorado estado que muestra por ejemplo el oratorio central, una bella estructura arquitectónica que ahora se convirtió en un sitio peligroso.
Actualmente, dicho oratorio está prácticamente inutilizable debido a los desprendimientos de mampostería, vidrios rotos, pisos cubiertos de excremento de aves, abundantes yuyos en la base de la cúpula y humedad en su interior; entre otras deficiencias.
Al menos esta preocupación fue recogida recientemente por el Concejo Municipal. La semana pasada, los ediles solicitaron en la sesión, a través de un proyecto de la concejala justicialista Mirta Ledesma, que el municipio proceda a realizar las obras de reparación del oratorio.