Humores
Señores directores: Para los médicos de la antigüedad la buena salud derivaba del equilibrio de los humores, o sea de los líquidos constituyentes del organismo: la sangre, la linfa, la bilis y la atrabilis. Su predominancia relativa determinaba los caracteres, los "humores", clasificando a las personas por su comportamiento y aspecto en "sanguíneas" (rojizas, pletóricas, extrovertidas, pujantes, agresivas, emprendedoras), "linfáticas" (pálidas, apocadas, tímidas, introvertidas, flemáticas) "biliosas" (amarillentas, coléricas, agresivas, malhumoradas) y "atrabiliosas" o atrabiliarias (melancólicas, tristes, pasivas, pesimistas e introvertidas). Aclaremos: "bilis", en latín -en griego se dice "cólera"- es el líquido digestivo segregado por el hígado que se vuelca en el intestino. "Atra", que en latín significa negro -en griego se dice "melanos"-, de donde "atrabilis" y melancolía son la misma cosa: "Bilis negra" en diferentes idiomas de la Antigüedad.
Los muchachos de antes solíamos decir, refiriéndonos a un tipo cascarrabias, que era un "furibundo hepático" y -por lo visto- no estábamos tan descaminados. Ahora bien, ¿Cómo puede actuar y conducirse un pobre diablo que no puede comer nada de lo que verdaderamente le gusta sin tener que pagar el pato posteriormente de manera ignominiosa y desagradable, con cólicos, vómitos, cefalea, mareos, etcétera? No seamos malos ni nos coloquemos en jueces quienes tenemos la suerte de poder comer y beber cantidades industriales de lo que nos apetezca sin tener que recurrir al médico e ingerir las tradicionales y amargas gotitas y soportar los consiguientes pinchazos. Alberto Niel. Ciudad.