Hace ahora un año se registraba en China el primer caso de Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SRAG), una enfermedad que causó la muerte de 814 personas en todo el mundo y que todavía hoy es un virus desconocido, sin vacuna que, según los expertos, podría regresar este invierno.
Todo comenzó a mediados de noviembre de 2002, cuando fue ingresado en el Hospital de Foshan (sur de China) un político local, llamado Pang Zuoyou, con síntomas gripales que hasta meses después no se definirían como una nueva enfermedad.
El paciente se recuperó, pero contagió a cuatro médicos del centro, y a partir de ahí el virus, ayudado por el secretismo de las autoridades chinas, se extendió primero a Hong Kong y al resto del país, el sureste de Asia y Canadá, las zonas más afectadas por la enfermedad.
Aunque pocos lo admiten en Pekín, la ciudad que resultó más afectada por la epidemia, persiste el temor a que vuelva a haber casos y se repita la histeria colectiva de la primavera pasada, cuando la gente se encerró en sus casas y una gran parte de los establecimientos cerraron.
Un año después, en las calles pequinesas y de otras ciudades chinas hay menos miedo, pero la brusca bajada de las temperaturas de la semana pasada y la primera nevada han hecho que muchos empiecen a tomar nuevamente precauciones y resurjan, todavía muy pocas, las famosas mascarillas.
El ayuntamiento de Pekín puso en marcha el 5 de noviembre el dispositivo especial de control e información ante el SRAG, que incluye teléfonos de información durante las 24 horas.
El sistema también incluye una red de información entre miles de hospitales de todo el país, para que, si se vuelve a declarar algún caso de SRAG, se pueda responder rápidamente y poner en cuarentena de inmediato a los afectados.
Tras un año de investigaciones, la también llamada neumonía atípica continúa siendo un misterio, y aunque los científicos están de acuerdo en que el virus pasó de un animal al hombre, en el sur de China sigue sin saberse de qué especie se trata.
En mayo, un equipo de médicos de Hong Kong señaló a la civeta, un mamífero similar al tejón, consumido por los ciudadanos de Cantón, pero otros equipos científicos han hallado el virus en diferentes animales exóticos presentes en los menús cantoneses, como murciélagos, simios, perros salvajes o hurones.
Ante la falta de evidencias contra ninguno de estos animales, las autoridades cantonesas decidieron levantar hace unos meses la prohibición de consumo y venta de especies exóticas, aunque a finales de octubre se prohibió su exportación al extranjero.
La doctora Julie Hall, una de las responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Pekín, explica que mientras algunas teorías apuntan a que sólo hubo un primer caso al principio, el mencionado de Foshan, "otros opinan que hubo varios saltos del virus al ser humano a la vez".
Otro problema que persiste un año después es que todavía no hay un diagnóstico adecuado, por lo que pese a que el número oficial de enfermos en los más de 30 países afectados ascendió a 8.470, muchos opinan que las cifras no son exactas.
Muchos responsables de hospitales chinos aseguran que no todos los casos que fueron diagnosticados fueron realmente SRAG, y que debido al pánico colectivo que reinaba en aquellos momentos, una fiebre alta de varios días podía bastar para que el paciente fuera aislado.
La prensa oficial china anunció esta semana la aparición de un nuevo producto para diagnosticar de forma más exacta la presencia del virus en humanos, lo que es una muestra de que en los doce meses transcurridos no ha habido sistemas infalibles para probar que el paciente padecía neumonía atípica.
Con este nuevo método, descubierto por la universidad cantonesa de Zhongshan, el paciente sólo ha de retener durante unos segundos en su boca un líquido que después será analizado en el laboratorio.
Si la búsqueda de métodos de diagnosis es lenta, la investigación de una posible vacuna lo es todavía más, y aunque decenas de laboratorios de todo el mundo trabajan en ello, la OMS admite que harán falta al menos dos años para lograr resultados.
La última pregunta en torno al SRAG es la que más preocupa a todos: �volverá? Los científicos opinan que el virus es más activo con las bajas temperaturas, así que, conforme va avanzando el frío en Pekín, algunos ciudadanos, especialmente los ancianos o los que manipulan alimentos, desempolvan las mascarillas que simbolizaron el miedo de todo un país.(EFE).
Eduardo Juste