Transcurría la primera década del siglo XX, cuando buscando nuevos horizontes llegaron desde Palma de Mallorca, España, los hermanos Guillermo y Miguel Gayá. Aquellos jóvenes inmigrantes eligieron para vivir la ciudad de Santa Fe y comenzaron a trabajar en la panadería y confitería Cavour, donde aprendieron un oficio al que le tomaron un especial cariño.
Con esfuerzo y sacrificio, trabajando muchas horas por día y con espíritu de ahorro, lograron hacerse de un pequeño capital y, con él, en noviembre de 1913, fundaron la confitería y pastelería Las Delicias. La instalaron en el inmueble situado en la esquina sureste de la intersección de las calles San Martín y Crespo, y formaron la sociedad Gayá Hnos, a la que se incorporó un tercer hermano, Bernardo, que había llegado desde España poco tiempo antes.
Con gran vocación por la pastelería y la gastronomía, e impulsados por sus deseos de progresar, trabajaron con enorme dedicación. Guillermo viajó periódicamente a Buenos Aires, donde se vinculó con los mejores maestros confiteros y pasteleros de la época. También tomó contacto con los cheffs de prestigiosas confiterías como El Águila, El Molino, La París, Del Gas y Los Dos Chinos; y con los de los restaurantes Pedemonte, Grill del Plaza Hotel y del Hotel Savoy, entre otros. De ellos aprendió las mejores fórmulas y recetas y todos los secretos del oficio que luego transmitió a sus hermanos Miguel y Bernardo.
Los tres juntos, con ese bagaje de conocimientos y con un permanente espíritu creador, comenzaron a elevar el prestigio que día a día iba adquiriendo Las Delicias en Santa Fe.
Al cabo de 10 años, siempre con ese ideal progresista que los conducía, los hermanos Gayá le pidieron a Bernabé Vera, hacendado de la localidad de Marcelino Escalada y propietario de un terreno importante situado una cuadra al sur del negocio -en la esquina de San Martín y la entonces Humberto 1°-, que construya allí un edificio moderno, que ellos se comprometían a alquilar.
Este local debía adaptarse a todas las necesidades que requería el funcionamiento de una confitería, bar, salón de té y restaurante de primerísima categoría. Es así como en 1924, la confitería Las Delicias se mudó a su nuevo local, donde actualmente funciona.
El nuevo edificio contaba con fábrica de confitería y pastelería, con cámaras frigoríficas en el subsuelo, salón de ventas, salón de bar, fábrica de hielo y de helados, y administración en la planta baja. En el primer piso estaban la cocina y restaurante y, en la terraza, el restaurante de verano.
Un dato interesante de la historia de este espacio urbano, es que en el restaurante Las Delicias se fundó el Rotary Club de Santa Fe.
Ya en su moderno local, Las Delicias amplió su actividad inicial de confitería y pastelería y sumó rotisería, servicios de lunch y banquetes, restaurante, bar y salón de té. Por esos días se empieza a promocionar lo que sería un clásico que trascendería los límites de la ciudad: el alfajor santafesino.
En 1928, los hermanos Gayá cerraron el restaurante porque abrieron, en el Ritz Hotel, un comedor de lujo. Los empresarios entendieron que dos establecimientos de esa categoría no tenían cabida en la ciudad.
En 1939, Miguel se retiró de la sociedad por razones de salud y Bernardo porque eligió radicarse en Buenos Aires.
En 1941 se incorporó Julio Alberto y, en 1943, Raúl Eduardo. Ambos eran hijos de Guillermo Gayá y, al retirarse su padre, quedaron al frente de la empresa. La firma Gayá Hnos. se transformó primero en Confitería Las Delicias SRL y posteriormente en Confitería Las Delicias SA. Ambas sociedades han estado integradas siempre por miembros de la familia, descendientes directos de don Guillermo Gayá.
En 1953 se cerró el bar y salón de té en razón de que la aplicación del laudo gastronómico motivó el tener que soportar pérdidas en el sector, situación que se vio agravada por diversos conflictos gremiales.
En 1972 se incorporó a la sociedad Roberto Enrique Gayá y un poco después Eduardo Alberto; ambos hijos de Julio. Para entonces, ya se había logrado la compra del inmueble ocupado por Las Delicias a la Sucesión de Don Bernabé Vera. Posteriormente ingresó a la firma Liliana Cristina Gayá, hija de Raúl.
Todos ellos pasaron a integrar el directorio, lo que le dio a la empresa un impulso juvenil.
Con la incorporación de jóvenes integrantes al directorio, se abrieron sucursales en la ciudad de Santa Fe y en Rosario, lo que motivó un importante incremento en las ventas. También se modernizó la fábrica, incorporando nuevas máquinas y elementos de trabajo, buscando al mismo tiempo perfeccionar la calidad de los productos elaborados y reducir los costos de producción. Ambos objetivos se lograron holgadamente.
Como el subsuelo, donde funcionaba la fábrica, era afectado por continuas filtraciones de agua, los directivos resolvieron construir una estructura en la planta baja, donde actualmente funciona y se elaboran sus productos a la vista del público.
En este mes, Las Delicias cumple 90 años. Este ícono santafesino, siempre dirigido por la familia de Guillermo Gayá, que ya lleva cuatro generaciones dedicadas al rubro, tiene el orgullo y la gran satisfacción de haber mantenido y hasta perfeccionado la calidad de sus productos artesanales. Quizás la clave de la identificación enorme de los santafesinos con su marca, sea que siempre respetaron las fórmulas originales de sus ancestros que son el orgullo y fundamento de su bien ganado prestigio.