Multitudinario festival con Los Pericos y Divididos
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Por si hiciera falta, como si no bastaran las muy buenas cifras y críticas que arroja el andar de los grupos más renombrados del rock nacional (y aquellos que surgen como si saliesen de un semillero futbolístico), nuestra ciudad reafirmó el viernes la impresionante convocatoria del género en todas las ciudades del interior.
Desde las 20, más de seis mil personas (en su gran mayoría adolescentes con remeras de Maradona, el Che Guevara, Los Piojos, La Renga y por supuesto los grupos convocantes) colmaron a más no poder el estadio de la Tecnológica para ver a dos de las más importantes bandas de los últimos años y a un recién lanzado solista que, sin embargo, tiene sobre sus espaldas una carrera de más de diez años: Emmanuel Horvilleur, ex integrante de Illya Kuryaki and The Valderramas junto a Dante Spinetta, lanzó meses atrás su carrera solista con Música y Delirio, posicionándose súbitamente como uno de los nuevos baluartes de la escena nacional de cara al futuro próximo.
El número central comenzó pasadas las 21 con Los Pericos. El populoso combo liderado por Bahiano (Fernando Hortal) y el santafesino Juanchi Baleirón brindó un potente (y extenso) show en el que recurrieron a nuevas versiones de sus grandes éxitos -que más allá de los gustos personales son muchos- y entregaron algunos de los nuevos hits producto de Desde Cero (2002), su última placa.
Representantes cabales del reggae nacional en sus primeros años (fines de los 80), pero con una orientación más pop, Los Pericos han sabido dar en el momento adecuado un vuelco a su carrera, con el doble objetivo de renovar su propuesta musical y además no caer en el panfleto intransigente de los géneros, cuyos cultores ven con horror cualquier incursión que no responda a sus principios. En especial desde Mystic Love (1999) hacia adelante, la banda goza de un presente de madurez artística, en el que se combinan buenos trabajos discográficos con espectáculos en vivo que los muestran en su plenitud.
Tras el demoledor set de Pericos, previo cambio de equipos e instrumentos, el poderoso trío Divididos, integrado por dos ex Sumo que definitivamente son de lo mejor en cada uno de sus instrumentos -Ricardo Mollo en guitarra, Diego Arnedo en bajo (junto a Jorge Araujo en batería)- tomó el escenario para reafirmar la fuerza de su formación como power-trío, pero incluyendo también numerosas variantes (acústicas, electroacústicas) que forman parte de la actualidad de la banda y que han conseguido ampliar su repertorio, implicando a los músicos en baladas, temas folclóricos e inclusive blues que enriquecen su propuesta, en un espectro diverso de géneros con el que coquetean, bromean o cultivan con suficiencia.
Pese a que desde el comienzo de su carrera (40 dibujos ahí en el piso, 1989), los músicos siempre dejaron lugar para cierta experimentación, en los últimos años, a partir de una severa enfermedad de Arnedo y de cierto cambio en sus costumbres, se abrieron nuevas brechas musicales donde éstos incursionan, para beneficio de la banda y apertura mental de los otrora rockeros del palo.
Organizado a mediados de octubre en el estadio de River, el Quilmes Rock contó con la presencia de más de 70 bandas y solistas que, a lo largo de una semana, demostraron la excelente salud de la música nacional. Esta, ya como un producto más de nuestra cultura, se exporta a todo el mundo (especialmente el hispanoparlante) y reafirma cada año la tradicional cualidad del arte argentino en diferentes expresiones.
Estanislao Giménez [email protected]