Estas fiestas, a diferencia de las del año anterior, marcadas por la crisis y la devaluación, los principales comercios del rubro juguetería tuvieron su revancha en las ventas. Con los precios más acomodados a la realidad y una gran cantidad y variedad de productos, los chicos pudieron encontrar bajo el árbol el juguete pedido a Papá Noel o a los Reyes Magos.

"Las ventas fueron excelentes: se vendió un 60% más que en el 2002", disparó Silvia de Vallverdú, propietaria de jugueterías Toys Park, quien se mostró entusiasmada. "Desde hacía 10 años que no se veía una afluencia de público tan masiva", dijo.

Un aumento similar -superior al 50%- experimentó jugueterías Pizzico, otro de los comercios del ramo más importantes de Santa Fe. Según comentó Daniel Pizzico, la reactivación fue "muy importante" y se notó incluso en las sucursales de los shoppings que venían registrando un parate años anteriores.

El movimiento fue tal que hubo juguetes que se agotaron diez días antes de la Navidad y no se alcanzaron a reponer los stocks, bien porque las fábricas nacionales líderes no daban abasto o porque los distribuidores de importados se quedaron sin margen para responder a la gran demanda.

Así, por ejemplo, muchos no pudieron regalar a su nena el aerobic dance (para saltar, un símil del viejo "pata pata"), que se agotó en todas las jugueterías.

"Otros productos, como el hot dance (alfombra para bailar, que se conecta a la TV) y artículos clave como la estación de servicio, el metegol, la cocina plástica, etcétera, se terminaron en Navidad y no pudimos reponerlos para Reyes", aseguró Vallverdú.

Otro dato fue que las reservaciones empezaron a hacerse con bastante anticipación, y sobre la fecha, los papás debieron hacer cola en los locales. "Tuvimos que regular el ingreso de público, por razones de seguridad y para comodidad de la gente. Dejábamos entrar por grupos y el resto debía esperar afuera", confesó la dueña de Toys Park.

Después de la devaluación, las fábricas nacionales de juguetes empezaron a fortalecerse, produciendo en cantidad y con mejor calidad para aprovechar el nicho que dejaron los productos importados. Pero esta temporada, con el dólar más estable y en baja, los juguetes extranjeros volvieron a las góndolas y se vendieron muy bien.

Hubo opciones para todos los gustos y presupuestos. Los favoritos, como siempre, fueron los de moda, aquellos que gozan de una fuerte campaña televisiva. Pero también los juguetes clásicos tuvieron salida. "La gente buscó desde productos caros hasta aquellos de 2 ó 3 pesos. Compró de todo", dijeron los empresarios del rubro.

Además del aerobic dance y del hot dance (que cuestan $ 35,60 y $ 65, respectivamente), entre los artículos que más se vendieron figuran el Spin Blade ($ 26), el Spin Copter (reloj que dispara hélices, $ 17,90) y toda la línea de productos Power Ranger. También se vendió mucho la copiadora (una pizarra que saca copias papel, que vale $ 15), y la última Barbie (la del lago de los cisnes, 114 pesos).

De igual modo, como todos los años, los bebotes Yoli Bell (se tuvo que reponer hasta tres veces en un local) y toda la línea Juliana y Mi Ladrillo tuvieron muy buena recepción.

El buen ánimo de compras se hizo extensivo a las propuestas no comerciales. Es el caso de Ideas, un local donde los protagonistas son los juguetes educativos y los libros.

Su propietaria, Georgina Cánaves, señaló que allí también se registró una mejora en las ventas para Navidad. "Hay un espíritu más esperanzado en la gente, y una mirada más preocupada hacia la educación. Hay una revalorización de los juguetes con valores", remarcó.

"Los chicos con buenas experiencias de lectura en sus escuelas pidieron nuestros libros para Navidad. De igual modo, los padres que alguna vez pusieron a sus hijos en contacto con esta clase de juguetes volvieron al local", aseguró Cánaves. Ideas propone juegos con algún valor formativo, sea en el área afectiva, intelectual o motriz.