Una dosis diaria de meditación budista podría ser la alternativa para las personas que sufren angustias y recurren a drogas como el Prozac, según recomiendan especialistas en budismo reunidos en Cambridge (Massachusetts), con la presencia del Dalai Lama.

"No es en vano que desde hace 20 años las autoridades norteamericanas de salud vengan recomendando 60 minutos de ejercicio mental cinco veces por semana", afirmó el biólogo Eric Lander, miembro del Proyecto de Genoma Humano, durante la conferencia celebrada en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Semejante predicción de un hombre de la jerarquía de Lander en un recinto como el prestigioso MIT es señal de la creciente fascinación de la ciencia moderna con el budismo y, especialmente, con los extraordinarios resultados de investigaciones sobre la gimnasia mental de monjes budistas.

Algunos de los estudios presentados en la conferencia apuntan no sólo a una capacidad de atención que sería la envidia de un controlador de tráfico aéreo, sino a técnicas de meditación en condiciones de reconectar las rutas neuronales del cerebro.

El neurocientífico Richard Davidson, de la Universidad de Harvard, presentó imágenes de la actividad cerebral de un monje capaz de elevar los niveles de actividad del córtex prefrontal izquierdo -una parte del cerebro asociado con las emociones positivas- usando una técnica conocida como meditación compasiva.

En un nivel diferente de meditación, el mismo monje pudo hacer algo considerado imposible hasta ahora: suprimir el reflejo involuntario a un ruido fuerte y repentino como el disparo de un arma de fuego.

Paul Ekman, una de las mayores eminencias mundiales en el estudio de las emociones, describió el nivel de control mental del monje como "una proeza espectacular. Nunca encontramos a nadie que pudiera hacer eso. No tenemos idea de la anatomía que le permite suprimir ese reflejo", expresó Ekman.

Otro estudio exhibió a meditadores avanzados capaces de obtener sorprendentes velocidades cognitivas, identificando los estados de ánimo de una serie de expresiones faciales que titilaron en una pantalla apenas una fracción de segundo.

Alan Wallace, presidente del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de Conciencia en Santa Bárbara (California), sostuvo que las prácticas budistas para elevar el equilibro emocional y cognitivo podrían ser herramientas poderosas no sólo en el tratamiento de la depresión y las enfermedades mentales. "Deberían ser introducidas en el sistema escolar", dijo.