Roberto Schneider -nacido el 19 de noviembre de 1846 en el distrito de Frankestein- partió en 1886 de Hamburgo hacia Sudamérica por recomendación de su médico. Era un empedernido fumador de pipa y cigarros y tenía secuelas físicas por haber participado en la guerra franco-prusiana de 1870, en la que fue condecorado con una medalla de bronce por Guillermo de Prusia.
Pero el médico lo sentenció: "Si usted no emigra a Sudamérica no sobrevivirá aquí en Hamburgo a causa de sus afecciones broncopulmonares. Por eso le recomiendo mudarse a la ciudad de Asunción".
Según los relatos de uno de sus descendientes, Armando (quien vive en la localidad de Lucas González, Entre Ríos), "en esos tiempos era la única medicina posible, aunque fue una terapia complicada para un paciente casado y con dos hijos. Pero no tenía otras opciones".
Roberto cargó sus baúles y arribó a Buenos Aires en 1886; desde allí tomó un velero con boleto a Asunción y arribó a la semana al puerto de Colastiné, Santa Fe. "El pesado velero se desplazaba lentamente mediante el recurso de la sirga y el apacible y soleado día lo convencieron y decidió terminar su viaje aquí", relató Armando.
En diciembre de 1887 llegaron su esposa, Carolina Josefina Martens, y sus hijos Roberto Ernesto y Elena, que tenían 4 y 9 años, respectivamente, quienes regresaron cinco años después a Alemania a visitar a sus familiares.
Ya estando en Santa Fe, en calle Corrientes al 2400 hicieron levantar una cabaña o casa de madera, construcción inédita en estos lugares y tiempos. Posteriormente, esa vivienda no apta para la zona fue sustituida por otra de materiales tradicionales, que fuera demolida en el año 2000.
Don Roberto consiguió prolongar su vida luego de su traslado a Sudamérica, tal como lo había recomendado aquel médico en Alemania, y falleció el 19 de marzo de 1927 como consecuencia de miocarditis y arterioesclerosis, según el certificado extendido por su vecino y amigo, el Dr. Francisco Beltramino. Pero nunca abandonó su adicción al tabaco. Escasos meses después falleció su hija Elena, viuda de Esteban Bassi.
Su hijo Roberto Ernesto continuó con el oficio de su padre: carpintero mecánico, es decir, carrocero, en el galpón aledaño a la casa. Armando comentó que "la actividad era próspera en la reparación de las cupés (taxis tirados a caballos) y en la construcción de carrocerías sobre chasis de Ford T para la agencia Ford de Orsi Hermanos".
También mencionó que "esta empresa familiar construyó el primer camión celular con celdas individuales y el primer camión término aislado con corcho y forrado en aluminio para la empresa láctea La Técnica. También construyó una carrocería aerodinámica sobre chasis Ford T para los hermanos Orsi, que se iniciaban en las actividades deportivas de las carreras automovilísticas. Dicha carrocería, muy elegante en su época, fue pintada de negro a base de aceite de lino y demoró un mes para su secado.
Otra anécdota interesante que le relató el abuelo (Opa) Roberto Ernesto a Armando relataba que ellos habían reparado el piso de la cupé que le causó el inédito accidente al entonces gobernador Dr. Rodolfo Freyre. "A este ilustre pasajero se le desfondó el piso y lo obligó a correr `acorralado" hasta que el carruaje detuvo su curioso viaje", contó.
Posteriormente, la crisis del 30 y la elección de otras actividades por parte de los hijos de Roberto Ernesto (Ewaldo, Albino, Colmar y Rodolfo) fue desactivando aquella empresa familiar. El matrimonio también tuvo dos hijas mujeres: Alicia, quien falleció a los 6 años, y Tusnelda.
Cabe agregar que Roberto Ernesto Schneider había contraído nupcias con María Juana Bock Burgardt, hija de inmigrantes alemanes que poseían un campo en Estación Ángel Gallardo (Guadalupe Norte), famoso en su época por el chalé alpino de dos plantas que tenía como casco y que los vecinos denominaban "La Iglesia".
Por último, Armando concluyó recordando que "los abuelos, ya retirados, se dedicaron con esmero a sus nietos y a los amigos de éstos, que concurrían diariamente a la vieja carpintería convertida en un galpón de juegos y travesuras. María Juana falleció en 1966, Roberto Ernesto en 1970 y Albino Roberto (mi padre y el último hijo sobreviviente) en el año 2000, cuando se cerró un siglo de historia familiar y de la calle Corrientes".
Mariana Rivera