Rosario (C).- El asesinato de Juan Carlos Aldana, hace cinco meses, desató entonces la furia de los taxistas rosarinos, decenas de reuniones con autoridades provinciales para el reforzamiento de la seguridad nocturna y un reclamo de esclarecimiento del homicidio. Esto último parece en vías de resolverse: esta madrugada fue detenido un joven de 20 años que está acusado de haber efectuado el disparo que mató al chofer, por la espalda y a sangre fría, en una calle del barrio Ludueña.
Menos dónde estaba, del acusado se sabía todo desde unos pocos días después del 15 de setiembre, cuando el taxista fue asesinado. Es que ya habían caído la Chichi y la Caro, las dos chicas menores de edad que confesaron haber subido con el homicida al Renault 9 de Aldana aquella madrugada. Se conocía incluso el nombre de la persona buscada: era Ramón David Abregó, de 20 años y apodado Toca, que vivía en el barrio donde se produjo el homicidio.
Cuando la policía buscó a Abregó en su casa familiar de Bolivia 6050, su padre sorprendió a los oficiales al admitir, acongojado, que su hijo se había ido porque había cometido el crimen del taxista. Estuvo prófugo casi 150 días, hasta que hoy a las 5.50 efectivos de la Brigada de Homicidios entraron a una vivienda precaria de Barra 328. Donde Toca se entregó sin ningún gesto de resistencia.
La búsqueda fue febril e insumió más de 40 allanamientos. La policía recibió datos de vecinos y del propio padre del taxista para llegar, finalmente por un aporte hecho el fin de semana, al lugar donde se escondía el muchacho. Que tiene experiencia delictiva desde menor: entre sus antecedentes figuran robos a mano armada, concretados y en tentativa, incorporados a su prontuario desde el año 2000.
El asesinato de Juan Carlos Aldana, que tenía 35 años y tres hijos pequeños, fue el desenlace de un asalto. Aquella noche fue abordado frente a la terminal de ómnibus, en Salta y Cafferata, por dos parejitas. Según la policía, el propósito del grupo que estaba armado era asustar al chofer y no pagar el viaje. Pero, según las chicas, hubo una airada discusión. Que terminó con Aldana recibiendo un disparo mortal en la cabeza efectuado con un revólver calibre 22.
Los cinco allanamientos que derivaron, en octubre, en la detención de las dos chicas habían sido posibles gracias al testimonio de un taxista que tomaba café en un bar cuando vio que su colega Aldana tomaba el que sería su último viaje. El testigo conocía de vista a las chicas porque, según indicó la policía, se dedicaban a la prostitución en la terminal. Las describió con todo detalle y ellas fueron detenidas. A los pocos días, Carolina Alegre, que ahora es mayor de edad, se escapó de la comisaría 7°, donde estaba detenida. Aún ignoran su paradero.
Aldana fue encontrado dentro de su auto, con un tiro que tras perforar el apoyacabezas le ingresó por la zona intermedia entre el pabellón auricular y el pómulo derecho y quedó alojado en el cráneo. Su taxi Renault 9, licencia APR-156, chocó contra una vivienda de Garzón y pasaje Einstein, lo que sugiere que estaba en movimiento cuando recibió el disparo. La policía encontró la billetera de Aldana con cinco pesos. La radio no fue sustraída. "Me imagino que si lo asaltaron pudo haberse resistido. Juan Carlos tenía mucho temperamento", sostuvo un colega.
Esta mañana Juan Carlos Aldana, el padre del taxista asesinado, dijo sollozando a Radio Dos que no descansó buscando información sobre el atacante de su hijo. "Caminé la madrugada sin dormir, estuve al tanto de los 40 allanamientos, hablé con gente y pude ir juntando datos que aportaron a la detención. Dio resultado mi sacrificio. Todos los días le daba un beso a la foto de mi hijo y le decía: `Aguantá que ya lo vamos a agarrar'. Ahora podrá tener paz".