Los ex alumnos de la promoción 1955 de la Escuela Normal de Maestros N° 1 José Elías Galisteo, de Coronda, con el patrocinio de la dirección de la Escuela de Enseñanza Media N° 201, deseaban rendir un homenaje en vida a María Ernestina Sodero de Benedetti, una destacada docente y activa participante de las instituciones corondinas.
Para esto, solicitaron que el salón de actos -producto de su iniciativa, gestión y tesonera labor- lleve su nombre. En los considerandos de la propuesta que elevaron al Ministerio de Educación en mayo de 1996, expresaban que ante la edad avanzada de la docente, era necesario agilizar los trámites.
Desde esa fecha a agosto de 2003 pasaron siete largos años y tres gobernadores. Como se trataba de un homenaje en vida, era necesario un decreto gubernamental.
"En el texto de presentación se dejaba en claro que era muy difícil que Ernestina pudiera esperar demasiado tiempo, dado su estado de salud. Sin embargo, no se pudo saber quién usó la estrategia del cajoneo para resolver esto", indicó Rosita Sodero, su hermana, que ahora cuenta orgullosa la trayectoria de Ernestina a través de las páginas de Nosotros.
Lamentablemente, el 10 de octubre de 2001 falleció María Ernestina, una destacada maestra que no pudo ser homenajeada por la comunidad a quien dedicó su vida. "Por nuestra parte no se pudo, y por parte del poder político no se quiso concretar un acto de reconocimiento para quien dedicó su vida a la profesión de enseñar", sentenció Rosita.
Finalmente, el año pasado la comunidad corondina pudo rendir un homenaje a la docente, pero ya sin su presencia, como era el deseo de todos.
La resolución ministerial N° 0743 instituyó el homenaje y pudieron poner su nombre al salón de actos de la Escuela Normal de Coronda.
María Ernestina Sodero nació en Calchaquí el 9 de mayo de 1915 y falleció en Coronda. Tenía una personalidad fuerte, era multifacética, emprendedora, creativa, polémica y organizada. Participó activamente en las instituciones corondinas dejando en cada una de ellas su sello personal y su gran capacidad de trabajo.
Se casó con otro prestigioso docente, Mario Benedetti. No tuvieron hijos pero ambos constituyeron una pareja estrechamente unida y dedicada en plenitud a la enseñanza.
Inició su carrera profesional como maestra de grado reemplazante en Las Petacas. Se graduó como profesora de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Litoral. Después de trabajar en varias localidades del interior provincial, se trasladó a Coronda, donde ingresó como regente para luego ascender por concurso a las funciones de vicedirectora.
A partir de entonces, su temple y su espíritu de conducción comenzaron a rendir frutos y la función era su sacerdocio. Las generaciones de alumnos que pasaron por sus aulas, se formaron en el paradigma de la época.
Fue también directora del Instituto Superior de Profesorado N° 6 y ocupó cargos de jerarquía en el Ministerio de Educación, como inspectora de escuelas secundarias, presidenta del Consejo General de Educación y directora del Servicio de Enseñanza Superior, Normal, Media y Técnica.
Interesada en la preparación profesional de sus alumnos, ejecutó proyectos de avanzada en lo pedagógico y en lo cultural, como los famosos desfiles en las fechas patrias, los uniformes de educación física, la implementación del cuellito azul que usaban las niñas, las prácticas docentes en escuelas rurales, las excursiones estudiantiles y el comedor escolar.
Rosita recordó un hecho destacado: "El acto por el cincuenta aniversario de la creación de la escuela Normal N° 1, contó con la visita del entonces gobernador Carlos Silvestre Begnis, (una de las pocas veces que un gobernador visitó la localidad), y dejó como fruto el aporte oficial para la construcción del salón de actos, que María Ernestina había pedido en varias oportunidades".
Fueron 42 años de ejercicio efectivo de una profesión que ella abrazó con dedicación. Luego, ya retirada en su domicilio, no permaneció ajena a las discusiones que generaban las nuevas propuestas educativas y contribuyó a la formación de equipos directivos y a la creación de instituciones educativas.
En los últimos años su estado físico fue desmejorando pero su espíritu conservó la capacidad de raciocinio de los grandes, que ante la adversidad se potencia. Fue así como el 20 de junio de 1999 fue declarada por el Concejo Municipal, Ciudadana Ilustre de Coronda.
María Ernestina Sodero de Benedetti fue partícipe de la época de oro de la escuela Normal y del despegue de Coronda, que posibilitaron su regreso a la categoría de ciudad. Fue una de las grandes directoras y docentes, que hizo del normalismo una vida, y por eso se merece este homenaje que le rinde, a pesar de su ausencia, la comunidad corondina.
Lía Masjoan