En las elecciones legislativas del domingo, los conservadores griegos de Nueva Democracia se impusieron a los socialistas del célebre Pasok, el partido que en algún momento le otorgó un ministerio a la inteligente y hermosísima Melina Mercuri.
Costas Karamanlis será el nuevo primer ministro de un gobierno de centro derecha que hizo la campaña electoral prometiendo lo que siempre promete la derecha en estos casos: bajar los impuestos, reducir la burocracia y combatir la corrupción.
A esta oferta típica, Karamanlis le agregó la promesa de preocuparse por las cuestiones sociales, un tema que -según los observadores- despertó en el electorado algunas expectativas y que pone en evidencia algunas de las paradojas de los tiempos actuales: la derecha habla de derechos sociales y la izquierda promete privatizar.
"Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces", reza un viejo refrán que puede aplicarse al pie de la letra en el caso de la derecha, ya que sus supuestas preocupaciones sociales están más cerca de la retórica electoral que de la convicción de atender las necesidades de la sociedad. Por el contrario, los que sí se toman en serio su propio discurso son los socialistas, que no sólo han arriado sus tradicionales banderas a favor del estado de bienestar en nombre de las privatizaciones, sino que, además, cuando son gobierno, se ocupan de cumplir al pie de la letra sus promesas. Digamos, a modo de síntesis, que la derecha promete ser socialista pero no cumple; y los socialistas prometen ser de derecha y sí lo hacen.
El triunfo de Karamanlis afianza las posiciones de la derecha liberal en Europa. En la actualidad, sólo tres países son socialistas en el Viejo Mundo: Suecia, Alemania e Inglaterra. La cifra es modesta, como puede apreciarse, pero además es exagerada, ya que hace falta un exceso de imaginación para incluir a Tony Blair en el universo socialista.
Pero lo cierto es que, después de diez años, los conservadores regresan al poder. Los socialistas gobernaron en Grecia desde 1989, salvo en el período 1990-93. El Pasok -dicen los críticos- no hizo un mal gobierno, pero cayó en la charca en la que suelen hacerlo todas las administraciones contemporáneas, sean de derecha o izquierda: la corrupción.
Los observadores destacan que el primer ministro, Costa Simitis, es un dirigente bien conceptuado; pero su prestigio no alcanzó para proteger a muchos de sus colaboradores encharcados en negociados que la prensa ventiló alegremente. No obstante, las mismas fuentes reconocen que Simitis le deja a Karamanlis una economía funcionando y un Estado que -como les gusta decir a los liberales- ha hecho los deberes con prolijidad.
Karamanlis tiene en la actualidad cuarenta y siete años. Es sobrino de Constantino Karamanlis, el viejo líder de la derecha griega y el hombre que en su momento encabezó la transición de la dictadura a la democracia, luego de la caída de la llamada "dictadura de los coroneles".
En Grecia, las instituciones funcionan bien, pero las dinastías políticas están a la orden del día. En la derecha, los Karamanlis han ocupado cargos públicos, ministerios y presidencias; en la izquierda, con los Papandreu, ha pasado más o menos lo mismo. Al respecto, el actual candidato socialista, Gyorgos, es hijo de Andreas, otro de los próceres de la democracia griega.
Es necesario tener en claro que, más allá de las diferencias entre izquierda y derecha, existe una agenda pública que uno u otro partido deben asumir sin beneficio de inventario. El compromiso de mantener la actual orientación económica -que, dicho sea de paso, es la exigida por la Unión Europea- es la más importante.
La otra tarea urgente a la que se dedicará el flamante gobierno es la de la unificación de Chipre, una estrategia compartida con Turquía, que deberá resolverse en el tiempo más breve posible, ya que el ingreso de Chipre a la Unión Europea está previsto para el 1° de mayo y aún quedan muchas tareas pendientes por resolver.
Por último, la nueva administración deberá volcar sus esfuerzos a fin de acelerar la organización de las míticas olimpíadas previstas para el próximo 13 de agosto en Atenas. Para los observadores, la celebración de esta fiesta operará como una suerte de maravillosa vidriera de la Grecia moderna al mundo.
Grecia es uno de los países más atrasados y pobres de la Unión Europea. Los recientes años de crecimiento económico han mejorado la calidad de vida de la población, pero sería exagerado decir que estamos ante un país desarrollado e integrado. Ahora la oportunidad la tendrá la derecha; el plazo abierto es generoso pero no infinito. A la vera del camino, el Pasok espera una nueva chance; mientras tanto, Karamanlis deberá demostrar que el pueblo no se equivocó al otorgarle las riendas del país en donde nació Pericles, Solón, Sócrates y Platón.
Rogelio [email protected]