Aún cuando hoy ya iba a ser dado de alta, el presidente Néstor Kirchner decidió salir anoche a despejar especulaciones en torno de su salud y al ritmo del gobierno, asegurando que "ya estoy trabajando, tomando determinaciones a pleno".
Más delgado y un tanto demacrado, el mandatario se presentó sorpresivamente ante los periodistas que, durante los cinco días de internación del presidente por una gastroduodenitis erosiva aguda que le produjo hemorragias, permanecieron apostados en el hospital regional de Río Gallegos, aguardando los informes diarios del médico Luis Buonomo.
Esta vez, el informe fue brindado en forma directa por el propio primer mandatario, acompañado por una sonriente Cristina Fernández. De esta manera, el jefe de Estado reapareció en la escena pública tras casi una semana de ausencia, lo que, con su habitual nivel de exposición, semejó una eternidad.
"Una imagen vale por mil palabras, la evolución sigue siendo satisfactoria", dijo el doctor Buonomo en el último parte médico. "Ahora entramos en un período de convalecencia que le va a permitir recuperar los parámetros definitivos normales".
Kirchner resolvió regresar esta misma mañana a Buenos Aires donde su evolución será seguida por el plantel médico de la residencia de Olivos. Además, deberá someterse a una dieta estricta y a una agenda un poco menos intensa de lo que acostumbra.
De hecho, el mandatario se "reincorporó" -por así decirlo- a las tareas de gobierno en la jornada de ayer, cuanto el jefe de Gabinete Alberto Fernández lo puso al tanto del desarrollo de los acontecimientos y ejecutó sus primeras órdenes: relevar al jefe de la División de Investigaciones de la Policía Federal, Jorge Palacios (sospechado de tener contactos con los desarmaderos de autos), y pedir que se avance con el Plan de Seguridad. En los días previos, se mantuvo aislado y no vio a ninguno de sus ministros.
En su reaparición, el jefe del Estado no permitió preguntas de la prensa. En una breve alocución, formuló un expreso agradecimiento al personal de los hospitales de El Calafate y Río Gallegos que "se han portado maravillosamente bien, en demasía", dijo, lo mismo que "a todos ustedes (los periodistas) por la paciencia". Insistió en el agradecimiento por "el decoro y el buen trato" y, en cuanto a su dolencia, asumió que "son cosas que a veces en nuestra tarea nos pasa".
El doctor Buonomo había adelantado temprano que el jefe del Estado sería dado de alta hoy luego de que los últimos estudios mostraron una franca mejoría en la gastroduodenitis erosiva aguda que lo mantuvo fuera de actividad desde el jueves pasado.
Buonomo aseguró que no hay "ningún signo que alerte sobre la posibilidad de un nuevo sangrado", que fue lo que llevó a los médicos a optar por mantenerlo internado un tiempo más prolongado del que se había planeado inicialmente.
Kirchner había sido internado casi secretamente el jueves pasado a la noche en el hospital de El Calafate, localidad a la que había llegado un día antes para descansar junto a su familia cuando sufrió una descomposición, con vómitos, mareos, e incluso lipotimia, y con sangrado en su materia fecal, lo que determinó su traslado hacia el hospital de Río Gallegos donde mañana será dado de alta.