El primero de agosto se festeja el día de la Pacha Mama, cuyo ritual consiste en cavar un pozo en la tierra y colocar dentro los alimentos que de ella surgieron, a modo de ofrenda. Luego lo tapan y festejan a su alrededor con alcohol y bailes.
En la época de las fiestas es cuando surgen las grandes diferencias entre católicos (la mayoría) y evangelistas. Los católicos aceptan los cantos y las fiestas, pero los evangelistas tienen más problemas para integrarse porque prohíben los cantos, los santos y el alcohol.
La fiesta más larga es la del Carnaval, en febrero: son 14 días y 14 noches de fiesta. "Largamos al demonio", dice Bernabé Montellanos. La primera semana festejan el carnaval tradicional y la segunda, el Kapaj Raymi, que es la manera ancestral de agradecer los primeros choclos o papas que les da la Pacha Mama.
Durante el festejo, van casa por casa recibiendo lo que haya, "hasta que vacían las alacenas". Cantan coplas y bailan en ronda, pero sólo se disfrazan en el carnaval chico, o Kapaj Raymi, que empieza el miércoles de ceniza.
CABRITOS Y PERROS
Los cóndores atacan al ganado pequeño y por eso, los pobladores de Iruya se dedicaron a una caza impiadosa que los borró de la ladera derecha del pueblo.
Hoy estas aves se refugian en cuevas que forman en la piedra de la ladera opuesta y están protegidos por la ley que prohíbe su caza. Entonces los pastores se llevan los cabritos a criarlos en casa hasta que crezcan y estén a salvo de las aves de rapiña.
En los patios, los corderos se crían junto a las gallinas y a los perros. Cada hogar tiene un can, ya que lo consideran como un ángel guardián.
Los malos espíritus están representados por figuras como la del alma mula, que es un caballo loco que escupe sangre y saca chispas, montado por un jinete sin rostro. Muchos aseguran haberlo atrapado, pero también que a la mañana siguiente lo hallaban desintegrado, hecho polvo.
Otro mito es el del duende con sombrero de lata, que aparece cuando caminan solos de noche por el monte y al que reconocen porque emite un llanto agudo como el de un bebé.
LA HISTORIA DE FEDERICO
Frente a la plaza hay una casa de adobe. En ella vivió, desde 1903 a 1954, uno de los muchos eslavos que habitaron este lugar a comienzos del siglo pasado: Marrow Blagorta Frederich Milatovich. Era yugoslavo y su largo nombre fue traducido al castellano como Manuel Federico.
Lo bautizaron "el gringo loco", porque se fabricó un aeroplano con el que pretendió volar hacia Estación Iturbe, Jujuy, y así acortar el largo camino.
Según el relato, "el gringo loco" subía al cerro más alto de la quebrada, y se lanzaba al vacío. En una prueba, el aparato se hizo añicos en el cauce del río, pero él salió ileso.
Hoy, una de sus hijas gerencia la única Hostería de Iruya. La casa familiar se convirtió en un hostal que, desafiando el mito, se llama El Duende de Iruya.