El autor es Andrés Andreis y recorre la historia de una actividad que marcó el pulso de Santa Fe. Fue editado por la UNL y será presentado en mayo, en Apul.
Antes de que la urbanización avance de tal manera que reemplace vías por pavimento, casillas por talleres, edificios por esqueletos desmantelados y estaciones por shoppings, Andrés Andreis decidió contar la historia de los trenes de Santa Fe en El ferrocarril. Lo que el tiempo no borró. El libro describe en unas cien páginas la actividad que signó gran parte de la economía de la ciudad y el país, y hace prácticamente un recorrido geográfico para mostrar lo que perdura y ubicar lo que ya no está.
El material, que cuenta con una interesante galería de imágenes históricas y actuales, fue editado por la Universidad Nacional del Litoral con el auspicio de la Asociación del Personal No Docente de la UNL. A Rubén Núñez, secretario general de la entidad y uno de los prologuistas del libro, Andreis le dedica un especial agradecimiento. El otro prólogo quedó a cargo de Daniel Otero, estrecho colaborador y compañero de ruta en la ardua tarea de mantener intacto el interés por rieles y vagones.
Unos 500 ejemplares componen esta primera edición que será presentada en sociedad el 21 de mayo en la sede de Apul, en 1° de Mayo al 3100. La foto de tapa pertenece a Horacio Varela. Pero también hay otras del propio Andreis y una buena galería de imágenes que pertenecen al Centro de Documentación y Preservación de la Memoria Ferroviaria.
UN REPASO A CONCIENCIA
Varios meses de una investigación que se inició en el año 2001 concluyeron en este material que recorre el esplendor y el ocaso de una actividad que lo tuvo al propio Andreis como testigo directo: trabajó 35 años en el Belgrano.
Los puentes ferroviarios, los cabines y todas las instalaciones que aún se encuentran desperdigadas por la ciudad, algunas con otros fines, otras saqueadas o deterioradas, integran el relevamiento en imágenes. A lo que el tiempo borró habría que sumar lo que la desidia facilitó y el vandalismo modificó o destruyó: una fotografía rescata el edificio de alistamiento de locomotoras en los terrenos de la ex playa de maniobras de Santa Fe Cambios; "en la actualidad -reza el pie- saqueado y desmantelado".
Hay viviendas típicas de guardabarreras que todavía son visibles (San Martín y Cándido Pujato, Chacabuco entre Pedro Vittori y San Luis), pasos a nivel que sólo es posible imaginarse (25 de Mayo y Bulevar Pellegrini) y edificaciones que hoy cumplen otras funciones (Obispo Gelabert y Rivadavia, actual telecentro).
Otros edificios se conservan casi en su estado original como la ex fonda de Luciano Torrent y vías de Santa Fe Cambios.
El material incluye un repaso por las estaciones, embarcaderos y paradas en la ciudad, pasos a nivel y una descripción de las líneas que funcionaron en Santa Fe.
El objetivo del libro es servir, más que como un ejercicio de nostalgia, como soporte pedagógico y por eso se espera poder distribuirlo en establecimientos escolares.
Este no es el primer hijo literario de Andreis: "Pinceladas poéticas", vio la luz en 1990. Ahora dobla la apuesta y aspira a que "El ferrocarril..." tenga una segunda parte, "porque hay mucho más para rescatar de la historia".
