Política: POLI-01

"Ahora está de moda el escándalo periodístico"

Nunca la palabra escrita tiene la fuerza de la imagen, asevera el columnista político de Clarín. FOTO: LUIS CETRARO.. 
El periodista Eduardo Van der Kooy dialogó con El Litoral. La visión de los argentinos, de las relaciones con el poder y la presencia "necesaria" del conflicto en las sociedades democráticas. Los puntos de vista sobre los alcances y límites de la profesión.


Invitado por la Corte Suprema de Justicia a disertar en la apertura del Curso de Periodismo Judicial, Eduardo Van der Kooy se dio tiempo para describir las diferencias entre el periodismo gráfico frente a los demás medios de comunicación.

Reflexivo y consciente de sus responsabilidades y del rol social que cumple, sus análisis pesan en la sociedad argentina. Éstas fueron sus respuestas:

-Siempre son buenos los datos personales.

-Bueno...nací en diciembre de 1950 en la ciudad de Buenos Aires, en Parque Patricios para ser más preciso. Hice la primaria en una escuela de barrio y el secundario lo cursé en el Nacional de Buenos Aires y lo terminé en el Nacional Pueyrredón. Soy casado y tengo tres hijos.

-¿Cursó estudios superiores?

-Estudié en el Museo Social Argentino y después hice tres años de Sociología en la UBA.

-Además de la actividad de periodista en Clarín, ¿trabaja en algún otro lado?

-No.

-Yo creía que usted era nacido en Rosario.

-Mi padre y mi madre eran rosarinos y los recuerdos más felices de mi infancia los pasé en Rosario. Mis vacaciones pasaban en Rosario, y en Rosario me hice hincha de Newells Old Boys. Mi padre entonces me llevaba a la cancha; a cuanto tugurio de Primera B. Yo conocí lo que era una prostituta en una cancha de fútbol...(risas).

Periodismo e impacto


-¿Es posible establecer una diferencia entre periodismo de información y de opinión?

-Desde el punto de vista teórico, la diferencia existe. Lo que habría que preguntarse es si con la dinámica que tienen hoy los medios de comunicación, y muy en particular los audiovisuales, ese principio se traslada de la teoría a la práctica. Yo diría que hoy los roles se han mezclado mucho. Al lector o al televidente o al oyente se le hace muy difícil establecer la diferencia, ya que se puede editorializar no sólo con palabras sino también con un gesto, ademanes, tonos de voz...

-¿Qué distinciones se pueden hacer entre el periodismo escrito, el periodismo radial o televisivo?

-No creo que haya diferencias de calidad entre uno u otro; lo que hay son procedimientos de elaboración diferentes. En mi caso, el periodismo escrito, permite una mayor profundización de lo que se está tratando. En la televisión a veces un gesto dice más que muchas palabras.

-¿No le parece que el equivalente a la gestualidad del periodismo televisivo en el periodismo escrito es el estilo?

-Pero nunca la palabra escrita tiene la fuerza de la imagen.

-Pero la palabra escrita queda.

-Si se mide cuánto se lee la información escrita y cuanto la información televisiva la diferencia a favor de la televisión es enorme.

-Una posible lectura alternativa a lo que usted dice, podría admitir que el periodismo escrito llega a niveles de decisión que no llega el periodismo televisivo.

-Yo le hago la siguiente repregunta: ¿la clase dirigente le teme más a ese comentario escrito o al comentarista de televisión que dijo que el gas va a aumentar el cinco por ciento?

-La respuesta a esa pregunta sencilla no es tan sencilla.

-Está bien, pero uno sabe que la opinión escrita llega a un sector que decide, y eso es un valor, pero por el otro lado está el valor de la opinión pública. Es probable que cualitativamente -aunque parezca reaccionario lo que digo- el periodismo escrito sea superior, pero cuantitativamente el otro pesa más.

-¿Cree que es necesario convivir con esa tensión, la que existe entre los dos periodismos?

-Es así.

-Pero yo sigo insistiendo en el valor del periodismo escrito. Por ejemplo: me contaba hace un rato que el gobernador Obeid quería conversar con usted. Esto es una distinción de alguien que ejerce el poder político, que no sé si funciona con un animador televisivo.

-Eso puede ser un acto de distinción, pero ¿qué significado real tiene esto para el sector público? Yo sigo creyendo que vale muchísimo más Santo Biasatti y María Laura Santillán diciendo que hay un aumento encubierto de gas, eso va a inquietar mucho más al poder que mi nota.

-Para escribir sus notas ¿necesita de una formación teórica sólida o alcanza con la observación y la experiencia?

-Yo tengo cincuenta y tres años y estudié periodismo cuando casi nadie lo hacía. Siempre creí que hay una formación teórica básica imprescindible para ejercer la profesión y hoy creo que la profesión debería tener un título habilitante.

-¿Qué opina de la constitución de un tribunal de ética para los periodistas?

-A mí me parece imprescindible un tribunal de ética.

-¿Pero quién juzga?

-Atendiendo la realidad de la Argentina y la existencia de un periodismo tan anárquico como el nuestro, me parece que todavía no hay condiciones para establecer un tribunal con gente idónea que no genere cuestionamiento.

La relación con el poder


-¿Cómo resuelve el periodista la relación con el poder oficialista u opositor?

-Ahora está de moda el escándalo periodístico. Y yo digo que uno tiene que empezar a sospechar cuando nadie lo llama y uno también tiene que empezar a sospechar cuando no existe una relación conflictiva entre el periodista y el poder. La naturaleza de nuestro trabajo es el conflicto; nosotros somos de alguna manera los observadores indiscretos. Si no hay conflicto hay serios problemas, porque el no conflicto quiere decir un poder totalmente sumiso a los medios de comunicación, lo cual sería terrible, o tenés un gobierno autoritario que somete a los medios, lo cual sería también terrible. De ello se deduce que la existencia del conflicto es central en cualquier funcionamiento democrático sano. No hay país en el mundo en que el poder no tenga conflictos con la prensa -¿Cómo ve la relación del actual gobierno con la prensa?

-Difícil...como debe ser.

-¿Y con los funcionarios?

-También es difícil, pero es bueno saber que los funcionarios en democracia tienen derecho a disentir con las opiniones de uno y, uno a su vez, tiene derecho a defender lo que escribió.

-¿Cómo resuelve usted su relación editorial con la empresa?

-Yo estoy donde estoy porque tengo una identificación gruesa con la línea editorial empresaria. Sería muy ingenuo y además sería poco funcional para la empresa tener una persona con la que tenga que tener un conflicto temático y de discusión todos los días, porque entonces sería imposible trabajar. Por supuesto que a veces uno disiente; esos márgenes de disentimiento dentro de la línea gruesa existen y a veces son necesarios.

Más a favor que en contra


-¿Qué opinión tiene del actual gobierno?

-Lo que digo es lo siguiente: ¿cuál es la expectativa que había entre la gente hace un año y qué es lo que ocurrió? Entre la expectativa y lo que ocurrió me parece que hay más a favor que en contra.

-¿Cómo resuelve un periodista las relaciones con la corrupción?

-En la década del noventa esto existió y ahora estamos ante un proceso de aprendizaje. Hoy gobierna un presidente que viene de una realidad política, geográfica y cultural muy distinta a la que le toca afrontar ahora como jefe de Estado.

-¿Su visión política de la Argentina?

-Diría que la Argentina es un país con un gran reservorio humano y social. Sin embargo, este país hace tres años estaba con las condiciones objetivas para estallar en un colapso civil. Y la verdad es que la capacidad de recuperación, en donde la sociedad ha tenido un papel muy valioso, ha sido notable a pesar de todos los lastres, inequidades e injusticias que soportamos. Digo, en definitiva, que este salto del abismo a la meseta, por lo menos, abre una expectativa de esperanza y futuro.

Rogelio [email protected]