Indagar sobre nuestros orígenes no es una tarea fácil, en muchos casos, sobre todo porque implica tiempo, dedicación, imaginación y, a veces, un poco de dinero. Sin embargo, no se deben perder las esperanzas.
Esa fue la enseñanza que nos dejó el Ing. Paul Armony, presidente de la Asociación de Genealogía Judía de Argentina, quien estuvo en nuestra ciudad para dictar el Primer Curso de Genealogía Judía los días 28 y 29 de abril pasados, organizado por la escuela J.N. Bialik y el Museo Judío de Santa Fe Hinenu.
Armony ofreció una referencia sobre la presencia y dispersión de los judíos en el mundo, desde el punto de vista histórico y geográfico, y habló sobre el surgimiento de las instituciones judías en nuestra ciudad y la zona. Pero también -y en especial a algunos cursos de los chicos de esa escuela- les contó su experiencia de buscar sus raíces, fundamentalmente utilizando como herramienta Internet.
"Los chicos de la escuela, de 13 y 17 años, aproximadamente, mostraron un gran interés por saber sus orígenes, cómo sus antepasados llegaron al país, el origen de sus apellidos y cómo pueden investigar, en especial porque hoy por Internet todo es posible", aseguró.
Algunos -planteó- tienen ciertos preconceptos en relación con los cambios de apellidos, ya que existen fábulas de que los apellidos se cambiaban cuando llegaban al país, lo que no es cierto porque nadie podía entrar sin documentación.
En este sentido, advirtió que "el apellido se lo ponían en el puerto de embarque, según cómo sonaba, y cuando llegaban a la Argentina no había cambio de apellidos ni tampoco le daban documentos, sino que después se lo tenían que sacar ellos mismos, según el lugar donde se asentaran. En ese momento, el empleado del Registro Civil donde se anotaban escuchaba el apellido y anotaba cualquier cosa, según cómo escuchara".
Por ejemplo -agregó-, si nacían chicos en el campo se anotaba a todos los hermanitos juntos para no ir especialmente para cada trámite o se mandaba un peón o a un amigo, el que no sabía muy bien cómo se escribía el apellido.
Consultado respecto de cómo investigar sobre nuestras raíces, Armony explicó que "no hay una pauta fija sino que es una tarea de detective y de imaginación, pero se encuentran parientes que nadie cree que tiene. Hay reencuentros milagrosos: por ejemplo, uno de nuestros investigadores encontró un primo hermano de la madre que ni siquiera sabía de su existencia que vive en Israel y antes en Rusia. Yo encontré un familiar de mi abuela materna que había muerto en el año 30, en Boston, que vivió en Israel y Manhattan, Nueva York".
Sugirió a quienes estén en esta tarea "buscar, estudiar la historia y leer libros, aunque casi la totalidad está en inglés, en el caso de las familias con antepasados judíos. Solamente hay dos libros en castellano: el Diccionario de Apellidos Judíos, que editamos hace 6 meses, que tiene un 20% de apellidos; y el Diccionario de Sobrenombres Sefaradíes Judíos, con 17.000 apellidos, editado por la Sociedad de Genealogía de Brasil".
Otra de las fuentes de información -insistió-, y la fundamental según su experiencia, es Internet. En este caso, recomendó navegar en los siguientes sitios web para tratar de conseguir información sobre familias judías: www.jewishgen.org, que tiene múltiples anexos con bases de datos interesantes; y www.avotaynu.com, perteneciente a una editorial de libros genealógicos judíos pero que también tiene listados de apellidos y permite ver en qué bases de datos o documentos se encuentran referencias.
También comentó que -con relación a la genealogía en general- se puede consultar la página www.familysearch.org (perteneciente a los mormones, que ofrece gran cantidad de apellidos) y www.ancestry.com (sitio de una institución comercial que vende software de genealogía pero que también brinda información gratuita o por una mínima cuota mensual).
También sugirió consultar la página de la Asociación de Genealogía Judía de Argentina (www.agja.org), adonde se puede encontrar una sección de las FAQs (Preguntas más frecuentes, en inglés) donde hay una guía de cómo hacer una investigación genealógica.
Respecto de la comunidad judía en Santa Fe, el Ing. Armony explicó que "existe una colectividad importante, muy antigua, ya que en 1885 llegaron los primeros comerciantes de origen sefaradí o sefardí, que eran descendientes de los judíos expulsados de España".
Con relación a la historia de las instituciones judías en el país y en especial en Santa Fe, Armony planteó que "las dos más antiguas son las que se ocuparon de los cementerios en 1895: el cementerio sefaradí santafesino data de 1896, uno de los más antiguos del país, y el cementerio ashkenasi, de los turcos judíos, es de 1916. La comunidad judía se organizó en 1904 y en 1905 se construyó la primera escuela judía, la antecesora de la Bialik".
En tanto, advirtió que "antes que llegara el grueso de la inmigración judía, en Santa Fe ya estaban organizados, que es uno de los privilegios que demuestra la potencialidad de la comunidad judía de estas zonas. En ese momento, en Entre Ríos recién se estaban armando las colonias judías organizadas por el Barón Mauricio Hirsch, de la Jewish Colonization Association (JCA) y en Buenos Aires estaban las grandes luchas para conseguir un cementerio en 1898. En 1894 se había fundado lo que hoy se conoce como AMIA".
Por último, comentó que "Santa Fe recibió familias de un pequeño poblado denominado Moisés Ville, ubicado a unos 100 kilómetros. Fue fundado en 1889 por los remanentes de 800 inmigrantes que llegaron a nuestro país en el primer vapor que llegó con judíos. Habían comprado tierras cerca de La Plata, pero cuando llegaron ya estaban revendidas tres o cuatro veces, le devolvieron las señas pero le descontaron los gastos. Posteriormente, esa pobre gente compró las tierras que Pedro Palacios tenía en los alrededores de la estación Palacios, donde ya había inmigrantes italianos".
Al respecto, agregó: "Por una serie de cuestiones, llegaron ahí pero quedaron abandonados, sin idioma, sin dinero ni alimentación. Ésa fue la causa de que murieran 61 niños, motivo por el cual ya no quisieron dejar esas tierras porque tenían sus chicos enterrados. Pero por presiones de viajeros, pedidos internacionales y quejas a los ministros, Palacios decidió entregarles las tierras, los llevó a 30 kilómetros de ahí y fundaron Moisés Ville, donde se asentaron. Pero, posteriormente, por problemas con Palacios llegaron hasta Santa Fe, adonde se asentaron y desarrollaron instituciones propias".
La Asociación de Genealogía Judía de Argentina es una sociedad sin fines de lucro que nació en 1996, por iniciativa del Ing. Paul Armony, quien -luego de jubilarse como ingeniero civil y profesor universitario- comenzó a indagar sobre sus raíces. Al advertir que no existía en nuestro país una sociedad de genealogía, fue a la AMIA y preguntó si podía crearla.
"Invité a siete u ocho argentinos que `veía' por Internet y fundamos en julio de 1996 la sociedad, con sede en Buenos Aires. En seguida fuimos unas 50 personas y actualmente somos unos 150 argentinos que vivimos en todo el mundo", nos contó.
La institución edita su revista Toldot (Historia) y también se encarga de la preservación de los archivos de la historia judía en la Argentina. En este sentido, Armony explicó que "a raíz de la destrucción de la AMIA y por desidia del interior del país por no haberlos cuidado se perdieron muchos archivos. Por eso, hemos recopilado datos de casi 60 cementerios judíos (algunos desaparecidos de los cuales sólo quedaron los libros) y formamos una base de datos con 210.000 fallecidos con 280.000 apellidos, que estamos procesando. También conseguimos listas de inmigrantes que vinieron como colonos a la Argentina, directorios de comunidades israelitas y todo papel que conseguimos con apellidos israelitas, que informatizamos".
La Asociación está adherida a una asociación internacional de sociedades de genealogía, que se reúne todos los años en un seminario internacional. En el mes de julio será la reunión N° 24 y se realizará en Jerusalén. Un socio argentino hablará sobre la idiosincrasia de adaptación de la inmigración judeo-alemana en nuestro país.
En todo el mundo funcionan 85 sociedades de genealogía, 60 de las cuales se encuentran en Estados Unidos y Canadá. Todas -aseguró el presidente de la entidad argentina- tratamos de llevar viva esta antorcha de la genealogía judía.
Mariana Rivera