Opinión: OPIN-04 Vida y obra del ingeniero Dante Porta


En esta época en que los medios de comunicación, especialmente los de carácter sensacionalista, resaltan a diario figuras mediáticas y frívolas para el consumo popular, es bueno desde la prensa formal, orientadora y didáctica, dar a conocer los méritos reales de aquellos que aportaron con su sabiduría, al mejoramiento humano y científico de la sociedad.

Livio Dante Porta nació en Rosario el 21 de marzo de 1922. Recibido de ingeniero se especializó en la rama ferroviaria completando sus estudios en Buenos Aires en 1946. Ya la locomoción a vapor iba disminuyendo su importancia en el mundo. Sin entrar en detalles técnicos exhaustivos -que no es la finalidad de esta nota- por aquellos años Paul Kiefer en el Nueva York Central, había producido locomotoras a vapor de alto rendimiento, bajo costo y de mayor potencia que las diesel. Por su parte, André Chapelón, amigo y maestro de Porta, había creado en Francia una locomotora a vapor tan poderosa en 1950, que hizo perder las pruebas de eficacia a las afamadas diesel eléctricas, adoptando incluso métodos que las hacían libres de humo.

Lógicamente, la tracción diesel eléctrica con el tiempo se impuso por múltiples motivos, atrayendo la limpieza que acompañaba el fluir de la energía eléctrica a través de motores e incluso podían sus locomotoras ser conducidas por un solo hombre. Sin embargo, en la Argentina y en el resto de Latinoamérica, entre la década de 1960 a 1970, coexistían los dos sistemas y se prolongó el uso del vapor en países como la India y China, sobrepasando los años '90, cuando todo hacía suponer agotada su existencia.

FIRMEZA INCLAUDICABLE


El ingeniero Porta no se amilanó y luchó por lo que él consideraba el advenimiento de una nueva tecnología en la locomoción a vapor en diversos lugares del mundo, especialmente en los países en desarrollo. En su teoría científica sostenía que, aparte de un eficaz funcionamiento interno, debía acrecentarse la función ecológica, social y económica que sustentaría una locomotora a vapor. Diseñó en 1949 la considerada primera locomotora a vapor que se fabricó en el país y que fuera vista en Santa Fe con el nombre de "Argentina", según la recuerda Humberto Flamini, ex maquinista e instructor, caracterizándose, dice, "por sus líneas aerodinámicas envueltas en una especie de carcaza". Su fin primordial era obtener un mejoramiento sustancial en su capacidad y potencia. La misma se encuentra preservada en los talleres de Tucumán y perteneció a la red del F.C. Belgrano.

En 1957, se traslada a Santa Cruz comprobando que el carbón mineral de Río Turbio era apto en la locomoción a vapor, pese a los altos intereses que se movilizaban para impedir su objetivo. No olvidemos que la Argentina importó tradicionalmente y por muchas décadas el renombrado carbón de Cardiff traído desde el principal puerto hullero de Gran Bretaña. En 1958, es nombrado gerente del ramal Ferro Industrial de Yacimientos Carboníferos Fiscales, desarrollando un mecanismo que dio comienzo en quemar combustible con más eficacia y poder, reduciendo el consumo de energía de locomotoras en distintos años de fabricación y tamaño. Allí experimentó con las primeras Mitsubishi (japonesas) y en 1964 llegaron otras 10, construidas por la misma empresa pero mejoradas en su totalidad por el ingeniero Porta. Años más tarde, reconocida su capacidad, intervino en el asesoramiento para tecnificar las locomotoras del Ferrocarril Austral Fueguino, en donde una de ellas en mérito a su labor le fue impuesto su nombre.

APLICACIÓN DE SU TEORÍA EN SANTA FE


De acuerdo al testimonio del ex maquinista Antonio Frau, que fuera colaborador de Porta, se realizaron entre 1943/45, las primeras pruebas de modificación en calderas de locomotoras en nuestra ciudad. Dieron comienzo en el domicilio en barrio Oser del señor Gino Margutti, experimentado foguista y estudioso de la locomoción a vapor. Las mismas consistían en el armado de una caldera en escala, aplicando Porta sus teorías -aún no recibido de ingeniero- para el mejorado de la combustión en las locomotoras. Digamos, fue el génesis de sus posteriores trabajos, que luego con los años tuvieron repercusión mundial.

Promediando 1961 y con renovadas experiencias, en los ex talleres Santa Fe su personal técnico realiza reformas significativas a través de la locomotora "americana" número 4674 del antiguo ferrocarril francés, que van desde la caldera, su hogar, tubos y grilla. Se utiliza, obviamente, el carbón de aquel lejano yacimiento de nuestro sur, por el cual Porta demostraba que su combustión era la más adecuada y económica. Por eso, fue rebautizada con el simbólico nombre de Río Turbio. Personalmente, tuve oportunidad de apreciarla, en Laguna Paiva, cuando se realizaban los primeros viajes de prueba.

MUNDIALMENTE RECONOCIDO


Haciendo honor a aquello de que nadie es profeta en su tierra, Porta luego de aplicar sus conocimientos en las locomotoras a vapor para los ferrocarriles argentinos, fue requerido en Sudáfrica y la India. Germán Sopeña, el malogrado periodista del diario La Nación, en su libro "La libertad es un tren", nos narra que hallándose de visita en Kimberley, la ciudad sudafricana de los grandes talleres de locomotoras, divisó una "Henschel" alemana de color naranja, con la sorpresa que la misma ostentaba el nombre L.D. Porta, que es considerado en esta nación como "una de las eminencias mundiales en el vapor". Se afirmaba que era la más estupenda entre todas las máquinas del South African Railways.

A su vez, Oscar Boichetta, su amigo y colega residente en Río Gallegos, nos dice que Porta participó en el grupo técnico que en los Estados Unidos, en la época de la crisis del petróleo del Medio Oriente, diseñó la locomotora a vapor de última generación, que por la falta de combustible líquido trabajaría con carbón, mostrando gran rendimiento térmico, potencia y sin contaminar el ambiente.

En los últimos años, trabajó en Cuba en un proyecto de mejoramiento y fabricación de locomotoras a vapor. En 1999 reconstruyó un modelo cubano para quemar una variedad de combustibles baratos a base de desechos de caña de azúcar, comprobándose en amplios recorridos su eficacia a tal punto que fue considerada por los técnicos cubanos exitosa la aplicación del sistema ideado por el ingeniero argentino. Hay que estar atentos, Suiza en la actualidad está realizando nuevos proyectos para la tracción a vapor tomando básicamente las teorías de Porta.

Angel Maestro, estudioso del tema, manifiesta que uno de los discípulos de Porta, David Wardale, muy conocido en el mundo por sus trabajos en la nueva generación de locomotoras había afirmado: "Los trabajos de Porta han conducido a una revolución silenciosa de la locomotora a vapor, en tanto que el precio de la electrificación y el combustible no han hecho más que subir".

El ingeniero Livio Dante Porta falleció en Buenos Aires el 10 de junio de 2003, a los 81 años. Esta nota es un homenaje a este distinguido ingeniero argentino, reconocido en el mundo, quizás mucho más que en su propia tierra, que aún lleva el lastre de la poca memoria y gratitud hacia sus auténticos valores.

Andrés AndreisPresidente del Museo Ferroviario - Santa Fe