Hoy se transitaba por el Valle de Calamuchita. Por la mañana se circulaba por una zona muy rápida; los cuatro especiales de Amboy, Santa Rosa de Calamuchita, San Agustín y las Bajadas-Villa del Dique eran extremadamente veloces. A eso, hay que sumarle que por la tarde transitaban por los clásicos y difíciles caminos de Carlos Paz-Cabalango, el Tanti-Cosquín y el Cosquín-Villa Allende. Ello más el agregado de la finalización en el Complejo Pro Racing (donde ayer hubo mucho menos público que el primer día), eran promesa de espectáculo de jerarquía y nivel.
Mañana vuelven al carrereado Punilla con el Pan de Azúcar incluido, para después en horario vespertino partir hacia el Valle de Traslasierra. Allí, en el lugar que lo vio nacer a Jorge Raúl Recalde -el extinto piloto que es ícono de la actividad de Rally- se concretará el legendario especial Mina Clavero-Giulio Césare, y el no menos tradicional y competitivo El Cóndor-Copina, uno de los más célebres primes que tiene la carrera.
Posteriormente y en la modalidad Enlace -se deben respetar las normas de tránsito por el país donde transcurre una fecha mundialista- llegará a partir de las 16.38, el esperado final. Quienes logren terminar accederán a la ansiada rampa enclavada en pleno estadio Córdoba.
Ayer concluyó una primera etapa desgastante y terrible para los protagonistas. 68 binomios largaron a las 8.44 e ingresaron al Parque de Servicio, ubicado a orillas del lago San Roque de Carlos Paz (lugar donde quedan los vehículos por la noche), pasadas las 19.30 -al menos los primeros arribados.
Hubo varios abandonos. Entre los "pesos pesados" se destacaron Markko Martín con el Focus, después de un importante accidente (ver aparte) y el noruego Petter Solberg. El campeón actual entró muy fuerte a un vado y se rompió el Subaru Impreza. En ambos casos fue en el tramo Villa Giardino-La Falda.
Desde el puntero provisional (hasta el cierre de este envío), el finés Marcus Grnholm con el Peugeot 307, los Citron Xsara de Carlos Sainz y de Sebastien Lob, sumado al Ford Focus de Francois Duval, entre tantos, todos pusieron el máximo en la exigente jornada inicial.
En verdad es que los pilotos, navegantes y equipos hacen valer el esfuerzo que miles de personas realizan al levantarse muy temprano por la mañana, soportar temperaturas bajo cero en plena sierra, aguantar kilométricas colas de vehículos (para recorrer una distancia de 10 km demanda entre 4 y 5 horas, viéndose "maniobras" que meten miedo). Ayer fue tal el caos que se suscitó con el tránsito, que los concesionarios del peaje ubicado en las cercanías de La Falda tuvieron que levantar las barreras y no cobrar el respectivo importe por cruzar.
En los primeros tramos, Solberg y Martin estaban muy rápidos. Tanto el noruego como el estonio se sacaban apenas décimas. Luego vendría la debacle para estos dos "driver", y tomaba el mando el espectacular Peugeot 307 rojo de Grnholm. Pero el "Matador" Sainz con el Citron acechaba al defensor de la marca del "León" . En el último ingreso al Parque de Servicio antes de partir hacia el Pro Racing, Grnholm estaba a pleno, mientras que Sainz miraba con detenimiento el deterioro de sus neumáticos (cruciales en estos caminos) para recorrer el tramo final. "No creo que pueda descontarle mucho a Grnholm en el súper especial. Ustedes saben que es muy corto (3.200 metros) y que solamente sirve para que el público disfrute. Sobre el recorrido opinó: "Es cierto, en realidad me ha llamado mucho la atención lo rotos que están los tramos", le confió el español a este enviado.
A propósito, 8 segundos 4 décimas separaron al término de la etapa al madrileño con referencia al puntero; 33.6 segundos con respecto a Lob (Citron). Un poco más atrás (a 2' 50") se posicionaba Francois Duval con el Focus oficial, y el menos famoso de los Solberg con el Mitsubishi Lancer WRC quedaba quinto. Este piloto alemán no tiene nada que ver con Petter Solberg, el titular del cetro 2003. Suenan igual, pero los apellidos son diferentes. Por su parte, no le fue bien al francés Gilles Panizzi con el Mitsubishi oficial; a duras penas pudo efectuar los súper especiales.
Luego se clasificaban Mikko Hirvonen con un Subaru WRC, y el argentino mejor clasificado hasta aquí en la general (séptimo) era Luis Pérez Companc, con el Peugeot 206 del Bozian Racing, navegado por el idóneo José María Volta. Detrás venían el finés Rovanpera con el otro Peugeot 307 oficial.
El santafesino (de Los Quirquinchos) Martín Gallusser, con un Mitsubishi Lancer Evo. VI, anotado en el Grupo A-8, estaba en la undécima colocación.
Estos autos con menores libertades reglamentarias que los World Rally Car (WRC) o Grupo A-8, están brindando una carrera formidable. El cordobés Gabriel Pozzo, con el Subaru Impreza de los hermanos Barattero y su coterráneo Marcos Ligato, con máquina similar -pero propiedad de la poderosa escuadra Top Run de los italianos Agnello- se "prestaban" la punta de la competencia una y otra vez. A pesar de que Ligato perdió algo de tiempo con la rotura de un brazo de suspensión. Pero también están el austríaco Manfred Sthl, el italiano Gianluigi Galli en su primera intervención en Argentina, el español Daniel Solá, el finés Paasonen y el peruano Ramón Ferreyros, entre varios, que luchan por los puestos de privilegio.
Ya es historia y deberán esperar hasta el año próximo, el cordobés Federico Villagra. "Luego de darle fuerte en un vado, empecé a tener problemas de temperatura", contó. Ni bien salió al especial La Cumbre-Agua de Oro, el "Coyote" debió abandonar con el motor roto del Mitsubishi. El japonés Toshiiro Arai (su auto estaba herido desde el jueves) desertó. Lo mismo ocurrió con su compatriota, Fumio Nutahara con un Lancer Evo. VIII.
En lo más alto del clasificador, había que ver si Ligato podía descontar los casi 42 segundos que lo distanciaba del líder Pozzo, aunque según dijo ésa no era meta. El rosarino Daniel Marrocchi, con otro Mitsubishi Lancer, estaba ubicado decimosexto al final de la etapa 1.
Por su parte, el piloto de nuestra ciudad, Benjamín "Kuki" Álvarez con el SEAT Ibiza del Grupo N-3, lograba concluir la etapa, navegado por el experimentado Luis Oyola quien afirmó: "Fue una etapa durísima, nunca vi los caminos tan rotos".
Con la premura del caso, los encargados de Sanidad de la organización, comandados por el Dr. Marcelo Lamón y el médico santafesino Dr. Eduardo Wagner, director de Defensa Civil de nuestra provincia, quien fue convocado a colaborar por su alta experiencia en accidentología, arribaron al lugar del hecho en helicóptero en forma inmediata. Una vez allí, estabilizaron al piloto y lo trasladaron al nosocomio Dean Funes, para luego derivarlo, para mayor precaución, al Hospital Municipal de Urgencias de la capital cordobesa.
Posteriormente, un parte sobre el estado de salud del corredor indicaba: "El piloto Markko Martin, de 28 años, ingresó lúcido para una evaluación, por un probable traumatismo craneano-cervical. Los exámenes evidenciaron que se encontraba con signos vitales normales. Un examen físico efectuado por el médico de emergencias no mostró alteraciones y solamente visión borrosa leve de ojo izquierdo. Neurológicamente, no mostró alteraciones. Un diagnóstico del oftalmólogo determinó que no había lesiones en globo ocular, ni en el examen de fondo de ojos", se informaba.
Por último, el comunicado firmado por la Dra. Laura Ortiz, subdirectora del hospital, indicaba: "Se decidió dejar al paciente en observación por precaución, al menos por 24 horas", finalizó.
Según testigos, los cascos del piloto y navegante (quien se negó a ser atendido) sufrieron roturas. También se "dobló" uno de los caños de la jaula protectora de vuelcos.
Daniel Monticelli