Punto muerto
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Pero como en el fútbol también gobiernan las matemáticas, nadie podrá discutir la importancia del resultado. "Dame empates en todos los partidos de visitante y te los firmo ya", le decía Marcelo Yorno al enviado de El Litoral, antes de subirse al micro en las penumbras de la peligrosa noche bonaerense. Y es verdad, hay que reconocerlo. Por eso, el análisis del resultado es simple y claro. Para Unión, haber empatado es provechoso y hasta podrán decir, aquellos que priorizan los números, que el análisis futbolístico queda relegado.
Pero para descubrir las pretensiones es necesario mostrar algo más que números.
Y lo de Unión fue casi nulo en San Martín. Sólo la firmeza de una defensa que fue de menor a mayor, que terminó cerrando sin ningún tipo de obstáculos el partido y dejó en claro que el cero en su arco no era patrimonio exclusivo del equipo que terminó jugando el torneo anterior, con Nereo en el arco, sino que puede mantenerse ahora que se cambió el titular.
Ausente el "Pitu" García en el manejo y administración de la pelota; sin tomar preponderancia Donnet y Urresti por los costados, más la imprecisión con la que distribuyó el juego Sartor, sólo César Pereyra se encargó de demostrar que es el jugador más desequilibrante y peligroso que tiene Unión.
Pero así, solo y arreglándoselas como pueda, es muy difícil que un jugador logre ganar un partido. Sin embargo, Pereyra se las ingenió para encontrarse con la pelota y armar, por ejemplo, una gran jugada en el primer tiempo que le tapó Vivaldo o para estrellar un remate en el palo sobre el final, cuando capitalizó uno de los tantos rechazos largos de Vera y una pifia de Forchetti, para generar angustia y desesperación en la hinchada local.
La soledad en la que jugó Pereyra no se atribuye a cuestiones tácticas o estratégicas. No es que Oyeras se haya ido a defender, dejándolo allí arriba a la pesca de algún pelotazo. Todo lo contrario. La idea fue rodearlo y acompañarlo siempre. Lo que pasa es que se jugó mal, no se administró correctamente la pelota, no hubo claridad ni creatividad. Como consecuencia de ello, Pereyra no siempre la recibió bien, pero reaccionó favorablemente ante esta adversidad y supo complicar en base a su capacidad para provocar un desequilibrio que, hoy por hoy, sólo él se muestra en condiciones de hacerlo.
Hay algo que no se puede pasar por alto: Oyeras trabajó durante tres semanas en base a que Trotta iba a ser titular desde el primer partido y en la posición de volante central. Llegó el momento de jugar y Trotta no estuvo en la cancha. Sin embargo, el técnico echó mano a Battión y el pibe cumplió. Más todavía, fue más trascendente en la marca y en el juego que Sartor, uno de los titulares indiscutidos que tiene este equipo. Y a partir de ellos, sumado a la concentración de Donnet y Urresti para cerrar por los laterales, se rodeó bien a una línea de tres que fue de menor a mayor.
Unión tiene una formación en la que hay ocho jugadores, entre el arquero, los tres de atrás y cuatro del medio, que tienen funciones defensivas ineludibles que cumplir. Mientras el "Perro" Donnet y Urresti se concienticen de la necesidad de estar bien atentos para cerrar a las espaldas de los dos stopper, desbaratando cualquier intento de complicar la estructura de una línea de tres con pelotazos cruzados -como quiso hacerlo Mastrángelo, sobre todo en el primer
tiempo-, Unión gozará de esa solidez que empezó a ganarse en la última parte de la temporada anterior y que supo mantener en el arranque de la actual.
Muchos hinchas tatengues se harán la típica pregunta de todo comienzo: �para que está el equipo? No está nada mal que se haya empatado, de visitante y ante uno que vuelve de la máxima categoría. Pero como se dijo al comienzo, es muy difícil sacar conclusiones con tan pocos argumentos de análisis. Fue tan malo el partido, aburrieron tanto, que el análisis futbolístico no pasó a segundo plano, es directamente nulo. Y por ende, habrá que esperar.
Enrique Cruz (h)