Una deliciosa historia familiar
Cristina Buchara se animó a relatar su historia familiar para De Raíces y Abuelos. Su padre nació en EE.UU., pero enseguida emigró a la Argentina y su madre dejó su Francia natal para ser institutriz de los hijos del director de la Alianza Francesa.

La afamada cocinera santafesina Cristina Buchara decidió sumarse a la gran cantidad de relatores de historias de familiares inmigrantes que cada sábado se dan cita en la Revista Nosotros.

Como no podía ser de otra manera, en la casa de Cristina esperaban sobre la mesa sabrosos bocaditos, creppes y otras exquisiteces. Pero no es objeto de esta nota ahondar en sus secretos culinarios, sino en su rica historia familiar. Lo que sí nos cuenta más adelante es cómo empezó a interesarse en el arte de cocinar.

Su padre Allan Rodolfo López era hijo de una norteamericana y de un corondino (Santa Fe) llamado Rodolfo López, quien cuando era joven fue enviado por sus padres a EE.UU. (Madison, Wisconsin) con el firme propósito de que se capacitara sobre producción lechera para luego aplicar los conocimientos a los campos que poseía la familia. La intención era acompañar el proceso de auge de la industrialización del campo en esa época y desarrollar la actividad con una visión más comercial. Fue así como asistió a la universidad de Wisconsin donde se recibió de ingeniero agrónomo.

Pero en el lejano país del norte, además de estudiar encontró el amor. En 1905 conoció a una estudiante de Humanidades, Catherine Law Harms, hija de un médico, y se pusieron de novios. Al poco tiempo, la pareja se casó y tuvo a su primer hijo, Allan, el papá de Cristina.

Los campos que la familia López poseía en Coronda fue uno de los motivos que determinaron el regreso a la Argentina, que en el caso de Catherine significó la emigración. La llegada de dos nuevos hijos, James y Olga, reconfortaron el desarraigo que sintió en un primer momento.

Allan Rodolfo tuvo una amplia participación en la sociedad santafesina y, por su vasta trayectoria, lo recuerdan hoy sus seres queridos.

Fue profesor de inglés en el Colegio Nacional Simón de Iriondo, en la Escuela de Comercio Domingo Silva, en el Normal Gral. San Martín y en la Escuela Normal de Coronda.

Como tenía un espíritu inquieto y versátil, sumó diversas actividades a su función docente. Fue jefe de prensa de la gobernación, concejal de Santa Fe en 1948/49, traductor en el Ministerio de Transporte de la Nación, y ex colaborador del diario El Litoral.

En el orden gremial, presidió la Unión del Personal Civil de la Nación en el año 1950 y fue fundador de la Unión de Docentes Argentinos. En el orden político fue cofundador de los partidos Junta Renovadora Radical y Laborista y más tarde primer secretario general de la junta departamental de La Capital del Partido Peronista.

Su natural simpatía y espíritu servicial le hicieron cosechar numerosas amistades en los distintos ámbitos en que actuó, pero primordialmente en el deportivo a través de las varias disciplinas que practicó: fue nadador acompañante de Pedro Candioti, conformó el grupo de primeros jugadores de tenis en el Santa Fe Lawn Tennis Club, e introdujo, junto con Hugo Giménez, el tenis criollo en la ciudad.

Mamá Georgette

Por la otra rama, la mamá de Cristina era de origen suizo francés. Georgette Dupertuis Aubord llegó a la Argentina en el año 1929 para trabajar como institutriz de los hijos del entonces director de la Alianza Francesa. Era maestra y vivió con esa familia en la casona donde hoy funciona la Alianza. Los chicos a su cargo nunca fueron a la escuela, porque siempre estuvieron con ella: les tomaba los exámenes y luego los enviaba a Francia para que fueran corregidos.

A los dos años de haber llegado a Santa Fe, conoció a Allan Rodolfo y se casaron. Primero nació María Cristina y luego su hermano Allan Jorge.

Se desempeñó como profesora de francés en la Alianza, en el Liceo Municipal, en la Escuela Industrial y en la Facultad de Biología de la universidad.

Cristina contó que "eran una pareja muy bohemia" y relató una anécdota: "Por los años 40, cuando ella todavía era maestra, le dijo a mi papá que se iba a ir a estudiar a la universidad de Córdoba para obtener el título de profesora. A pesar de que en esa época eso no estaba muy bien visto, a mi papá le pareció bárbaro. De todos modos no se fue a vivir allá, sino que iba a rendir y volvía. Siempre rendía bien porque era francesa y maestra, así que los exámenes le resultaban fáciles.

Un viaje inolvidable

Así pasaron 20 años sin que Georgette volviera a ver a su familia en Francia. En el año 1948, decidió que ya había transcurrido mucho tiempo y decidió viajar junto a sus dos hijos para reencontrarse con todos los seres queridos que hacía tiempo no veía.

Sus ocho hermanos estaban repartidos por toda Francia: en la frontera con Suiza, con Italia, con España, en la Costa Azul, en Lyon, en Normandía y dos vivían en Suiza.

"Recorrimos Francia entera", recordó Cristina emocionada. "Fue una experiencia fabulosa, porque estuvimos en muchísimos lugares, aprendí a esquiar y conocí a mi abuela que ya estaba cercana a los 90 años. Vivía en un pueblito cerca de los Alpes", recordó.

"Para mi madre fue muy emotivo poder reencontrarse con todos sus familiares".

El viaje en barco fue otra experiencia inolvidable. Durante un mes cruzaron el océano rumbo a Europa en el barco Monte Ayala de la naviera Aznar. De regreso tomaron el Río Santa Cruz, una embarcación argentina. "El viaje a Francia fue fascinante. Eramos sólo 16 pasajeros porque como era época de posguerra nadie iba para allá, todos huían", contó Cristina.

Los sabores franceses cautivaron su paladar de inmediato y de cada lugar que visitaba se traía alguna receta especial. El único hermano varón de su madre le regaló una agenda para que escribiera las recetas que recolectaba. Todavía la conserva como un tesoro de ese viaje inolvidable y por ser el puntapié inicial de la profesión que la acompañó siempre.

En la Argentina pasó su infancia en barrio Candioti. Fue socia activa del Club Regatas donde practicó deportes de todo tipo. Se casó con Jorge Buchara y tuvo tres hijos maravillosos: Jorge, Sergio y Georgina, quienes le dieron 11 nietos adorables.

Cuando Georgette falleció, Allan se volvió a casar con Beatriz Suárez, una asistente social corondina. De ese matrimonio nació Beatriz, a quien cariñosamente llaman Bichi. Actualmente vive en Rosario junto a su marido Esteban Mestre y sus cinco hijos "que son la continuación de la familia", relató Cristina.

Por su parte, su hermano Allan se casó con Isabel Rodríguez Espinosa y tienen tres hijos: Esteban, Patricio y Guillermina.

Lía Masjoan