Alfonsín revivió el debate sobre aborto
Durante la Convención se discutió -fuera de temario- la posibilidad de que la propia Carta Magna deje sentada una prohibición. Diez años después, el ex presidente lo rechazó en términos generales, pero admite excepciones.

La improvisada exposición que brindó ayer Raúl Alfonsín en la Casa del Foro resultó, básicamente, una excursión en tono campechano por la cocina de la reforma de 1994, con la guía de un baqueano experto de quien se puede obtener muchísimo provecho; sobre todo si se toma la saludable precaución de desconfiarle un tanto.

Tras justificar, pero también reivindicar, el famoso Pacto de Olivos -denominación a la que el tiempo y el uso han despojado de su carga peyorativa-, Alfonsín hizo un recorrido por las principales discusiones y polémicas desatadas en aquellos días, matizada con anécdotas y reflexiones en las que alternaba sus habituales momentos de brillo oratorio, con otros que los años (y acaso la emoción) volvían vacilantes.

El tono afable no le impidió usarlo, no obstante, para machacar con dureza en algunos puntos y disparar críticas, irónicas o directas, hacia otros protagonistas de la historia o la actualidad política.

Sin embargo, la expresión de Alfonsín asumió gravedad cuando abordó la discusión sobre el aborto, a tono con cierto clima de tensión que se generó en el auditorio y que apenas logró atenuar con algún otro chiste.

El debate

Mirando a "mi querido arzobispo" José María Arancedo -a la sazón, primo suyo, por lo cual se ocupó de aclarar que "en mi familia no todos pensamos igual"-, aludió a la dura puja que se dio en el marco de la convención en torno de la protección de la vida. El texto aprobado habla de los Derechos del Niño "desde el embarazo", imponiéndose al criterio de fijarlo "desde la concepción", como impulsaba el justicialismo a través de Rodolfo Barra. En aquel momento, la pulseada -resultante de que la cuestión no estaba prevista en el temario- produjo fuertes discusiones políticas y masivas movilizaciones populares.

"Aquí pasó algo raro. Yo había estado con un obispo inteligente, muy considerado, de la provincia de Buenos Aires, que me preguntó: -�Qué van a hacer con este tema? Y yo le dije -Lo que dice el Pacto de San José de Costa Rica. -Ah, bueno, está bien -me contestó. Pero después aparecieron otros obispos y, sobre todo, laicos, que nos exigían mucho más", relató Alfonsín. "Nunca recibí tantos silbidos como cuando dije que esto no tenía nada que ver con el aborto", completó.

En el aspecto jurídico, recordó que el argumento de Barra era que la protección de la vida "desde la concepción" figuraba así en los términos en que la Argentina firmó el Pacto de San José de Costa Rica. Alfonsín advirtió que el texto del tratado no usa esa expresión y que el país ni siquiera la hizo incluir como reserva, sino solamente como "una opinión".

La postura de Alfonsín

Deslindado este aspecto del debate, el ex presidente no vaciló, sin embargo, en abordar de lleno la cuestión del aborto y fundamentar su posición.

"Yo soy católico, por lo menos, culturalmente católico. Y cuando me las veo mal, rezo. Ustedes saben que estuve más cerca del arpa que de la guitarra, pero San Pedro me echó para atrás, porque alguna travesura me faltaba hacer", bromeó, tratando de distender el clima.

Pero, sin empacho, afrontó la discusión planteando determinado tipo de casos: "Yo me pregunto si un marido, de una familia que tiene dos o tres hijos, va a correr el riesgo de que esos chicos queden sin madre, por proteger a una persona por nacer. Y si una mujer va a estar durante nueve meses llevando en su vientre un hijo anancefálico, sólo para atravesar el parto sabiendo que no va a vivir más que tres o cuatro horas", ejemplificó, añadiendo también al menú de "excepciones" los casos de violación.

Dicho esto, Alfonsín se negó a considerar al aborto como algo aceptable en términos generales -"es una tragedia", definió-, "pero no puedo admitir que una mujer, por tratar de hacerse un aborto con una aguja porque no tiene dinero para pagarlo, vaya desangrándose al hospital y después la metan presa".

Como cierre de su argumentación, volvió a acudir al factor religioso. "Yo a veces me siento con un poco de culpa, pero hay cosas que no puedo aceptar. Y no me parece que Dios quiera eso".