La iniciación al arpa en una experiencia local

"El Arpa Mágica" es un espacio de aprendizaje musical.. 

Se realizará una muestra en el Rosa Galisteo. Muestra de alumnos del taller de Marcela Méndez.

El proyecto comenzó en mayo, y este domingo a las 20 será posible apreciar los primeros resultados. En el Rosa Galisteo, se apreciará una muestra de "El Arpa Mágica", el taller de arpa e iniciación musical creado por Marcela Méndez, que el fin de semana será reforzado por clases magistrales de Oscar Rodríguez Docampo, consagrado arpista argentino que fue uno de los maestros de la impulsora de la iniciativa. En la oportunidad, tocarán los alumnos y luego se escucharán dúos y tríos formados con la profesora Marcela Méndez.

"Suele decirse que la música de arpa es muy especial por la sonoridad del instrumento", señala la arpista, una entrerriana de Concepción del Uruguay radicada en Santa Fe desde hace unos tres años, previa escala en Paraná, cuando ganó el concurso de la sinfónica de la otra orilla, antes de convertirse en arpista de la sinfónica santafesina.

También cita la sabiduría tibetana: "La verticalidad de las cuerdas, al sonar, une lo supremo con lo terrenal y por eso da paz a quien lo escucha". A pesar de semejante poderío espiritual, el arpa no es un instrumento muy divulgado, y por motivos bien terrenales: su precio es muy elevado y el aprendizaje se dificulta porque no es común que el alumno tenga un arpa en su casa para estudiar. "Las orquestas y conservatorios del país tienen arpas que llegaron a principios del siglo XX, y más bien son objetos de museo". Y es una lástima, ya que existe abundante y atractivo repertorio original para arpa, poco difundido, e inclusive escrito para dúos y tríos.

Arpistas para el país

En Santa Fe, la enseñanza del arpa ha sido discontinua, y aún se recuerda la cátedra del Instituto Superior de Música que dictaba la gran arpista argentina María Ester Moro. "Nuestra idea consiste en formar arpistas para el país, con fundamento, desde la base misma", observa la emprendedora Marcela Méndez, cuyo proyecto es único en la Argentina.

Además de la enseñanza para adolescentes y adultos, su taller atiende niños desde los cuatro años, donde la formación prescinde de los tradicionales piano y guitarra, para convertir al arpa en el instrumento principal de trabajo de sensibilización musical de los pequeños. Interesada en el proyecto, la firma francesa Camac donó un arpa céltica que, por sus dimensiones, se adapta a la iniciación infantil.

En su trabajo con niños, se trata de lograr una apropiación natural del lenguaje de la música. "Con los chicos aplico el método Suzuki, que aprendí en Francia con la arpista italiana que lo adaptó a Occidente. Se basa en la socialización, ya que el niño se introduce en un grupo a través de la música y que, además, exige la participación de la familia. En mi caso, utilizo tanto la versión occidental como la oriental", consigna Marcela Méndez.